—Hombre ya deja de moverte —August regaña por décima vez a Ilhan en un rato. Y es que el pobre está bastante nervioso, ha planeado esa sorpresa por meses y desde que llegó a Francia comenzó a echar a correr todo el plan que tenía. —Entiéndeme, no puedo evitarlo, esto es algo que yo no hice antes. —¿Cómo que no? —le pregunta August burlón—. Tengo entendido que en plena calle te arrodillaste y le pediste a Sylvie que se casará contigo. —Nooooo… lo que yo le pedí fue algo muy diferente… yo a esa mujer le pedí que se casara conmigo de mentira por tres años, para después divorciarnos y ser felices por el resto de nuestras vidas. —Es decir, que ¿le pediste matrimonio para después divorciarte? —Ilhan asiente y August rueda los ojos—. Estás enfermo, Ilhan Moreau. Solo espero que esta propuesta sea mucho más linda que la de esa vez. —Definitivamente lo es —le dice con orgullo. —No me refiero a todo esto, tarado. Me refiero a que lo que le digas debe ser bonito. —Por favor, no me pongas
Así, entre medio de arrumacos, abrazos y besos los días de Sylvie y Ilhan se van pasando. Han regresado a la ciudad otra vez y mientras Ilhan se preocupa de sus negocios, Sylvie se ha encargado de apoyar a Renée en su negocio, ayudándola a mejorar el invernadero en donde las plantas y las flores se están cultivando. Varias de las plantas medicinales que Renée plantó hace ya varios meses están listos para comenzar a sacar esquejes y poder expandir un poco más las plantaciones que tiene de ellas. Sylvie la está ayudando a separar las mejores para poder sacar nuevas macetas con romero, sábila, orégano, menta, ruda y varias plantas más que son medicinales y también aromáticas. —Este perejil está precioso —le dice Sylvie a su suegra mientras acerca la nariz para oler aquella planta. —Fue uno de los primeros que planté. Ahora tengo una maceta en la cocina porque el aroma que desprende es completamente delicioso. —Cuando apartes una maceta, por favor avísame para poder comprártela. —¿Có
Después de buscar y buscar por toda la ciudad, al fin lograron dar con un doctor que pudiese controlar el embarazo de Sylvie como corresponde. El principal obstáculo en cada uno de los profesionales que encontraron era que todos eran hombres. Y por supuesto que Ilhan no quería que un hombre controlase a su mujer. Así que de milagro y por recomendación de Coraline, llegaron a una mujer gineco-obstetra que se haría cargo de hacerle seguimiento al embarazo de Sylvie. —No puedo creer que me convencieras de esto, tener que buscar tanto por una mujer… —¿Qué querías que hiciera? No voy a dejar que cualquiera manosee mi mujer. —No es precisamente eso lo que iba a hacer, solo era comprobar cómo están nuestros hijos, conocer el sexo y después de eso, darme las recomendaciones para seguir cuidándome. —Sí, pero muchas de esas cosas involucran tocarte, por ejemplo cuando te mida el vientre tendrá que poner su mano en una parte y la otra… —Ilhan Moreau, nunca me imaginé que fueras tan celoso
Ilhan y Claude van saliendo del gimnasio, ambos riendo a carcajadas por uno de los percances que le ha ocurrido a su amigo.—Eso te pasa por usar siempre la ropa tan ajustada —Le dice Ilhan Doblándose de la risa mientras intentan abrir el auto de éste.—El pantalón no estaba tan ajustado, lo que pasa es que hice demasiada fuerza y por eso se rompió.—Bueno, pues creo que hoy día aprendiste dos lecciones bastante importantes. La primera es que debes usar el pantalón un poco más suelto de lo que sueles usarlo… Y la segunda es que debes ponerte ropa interior debajo de él para hacer ejercicio.—Ja, ja, muy gracioso… —le dice molesto a Ilhan, mientras este llora de risa.—Aunque estoy casi seguro de que la chica que estaba frente a ti. Buscará la manera de contactar contigo para salir.—Solo apresúrate, tú y tu sistema doble de seguridad.Ilhan sigue riéndose mientras Claude le hace una cara de desagrado por completo. Ilhan sigue intentando abrir la puerta del auto, pero se da cuenta de qu
Luego del atentado que sufriera Claude hace unos días, se iba algo preocupado, sin embargo ya su amigo había dispuesto personal de seguridad para ambos y eran los mejores.Ilhan llega a casa después de trabajar todo el día afuera, le da un beso en la frente a su esposa y luego se sienta al lado de ella mientras ve la televisión.—¿Que ves ahora esposa?—Una serie latina que se me hizo bastante interesante, Se llama «Yo soy Betty, la fea».—No te creo, no se puede llamar así.—Sí, así justamente se llama. La comencé hoy y está bastante interesante, la pobre, además de fea, es como medio lenta y todos la tratan mal. Pero lo cierto es de que ella es la verdadera jefa en todo esto.Ilhan se ríe y se sienta con ella a seguir viendo la televisión. Luego se pone de pie y se va a la cocina para preparar la cena. Allí comienza a pensar en lo mucho que ama a su esposa y en qué le gustaría darle una sorpresa, pero no sabe cuál exactamente.—Tal vez podría comenzar a planificar la boda sin que el
El avión aterriza en París y al momento de bajar las escaleras los cuatro amigos están realmente felices. Han pasado un vuelo tranquilo y bastante alegre. Al pie de la escalera hay un hombre esperándolos con una enorme sonrisa, Claude abre los ojos y se sorprende al reconocer al hombre. —¡Johann, ¿qué haces aquí?! —Esa es la manera de saludar a tu guardaespaldas favorito —los hombres se dan un gran abrazo y luego caminan hacia el auto—. Tu padre me ha dicho que venías a París y he decidido venir personalmente a cuidar de ti. —Vaya, qué sorpresa, pensé que estabas retirado. Por favor, déjame presentarte a mis amigos, las personas más importantes en mi vida. Claude le presenta a cada uno a Johan y este les explica que antes fue su principal cuidador, pero que se retiró cuando Claude decidió separarse de su familia e irse a Metz. Ya en el auto hacen el trayecto hacia el hotel en donde creen que van a quedarse, sin embargo, el vehículo toma un rumbo bastante diferente y se dan cuenta
Tras separarse de las chicas en la casa, Ilhan y Claude van rumbo hacia la tienda en donde ellos elegirán los trajes para la ceremonia. Aunque han planeado hacerlo en la viña, Ilhan quiere verse mucho mejor de lo que se vio en el día de su boda hace más de dos años. —Quiero elegir un buen traje porque este es el mismo que voy a usar después para casarme —bromea Claude. —Sí, sí, como no… tú ríete, pero ya verás que después vas a usar uno mucho mejor que el que vayas a elegir ahora. Ese día querrás verte único porque te casarás con una mujer única. —¿Lo dices por experiencia? —Por supuesto, solo mírame. Esta es la segunda vez que me caso y lo haré con la misma mujer. —En teoría no te vas a casar otra vez, solo vas a renovar tus votos. —Sí… que es como volver a casarte con tu esposa porque estás seguro que quieres estar con ella. Ambos amigos se miran y terminan riéndose de sus ocurrencias. Pocos minutos después el auto se estaciona frente a la tienda que han elegido y se bajan co
—¡Ilhan! —Sylvie se desespera al escucha el estruendo, segundos después los gritos de la gente alrededor y después la voz de Ilhan hablándole a Claude.—¿Qué pasa, Sylvie? —le dice Coraline acercándose a ella con el ceño fruncido.—Algo pasó, se oyó como una exposición y después gente gritando… tenemos que irnos ahora —sin esperar a nada, Sylvie se sube al auto que las espera fuera de la tienda con bastante urgencia—. Llévenos a donde están mi esposo y Claude.—Sí señora… —pero antes de partir, el hombre recibe un llamado que lo hace cambiar su expresión amable por una más fría. Cuando cuelga, las mira por el retrovisor y les dice con seriedad—. Me temo que debo llevarlas a la casa, son órdenes de Johann…—Mire, usted a mí no me conoce, así que lo voy a ilustrar —le dice Sylvie acercándose a él entre los asientos y mirándolo directamente a los ojos—. O usted me lleva ahora mismo donde está mi esposo o yo me bajo ahora y me voy caminando, en taxi o lo que sea.—Pero…—Pero nada, sé per