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James.

Salgo de la ducha, feliz por amanecer con Alison, tal y como ha sido mi deseo desde que nos conocimos, pero en cuanto noto que ella no me está observando con la cara de lujuria que hace que me sienta orgulloso por ir al gimnasio, muy por el contrario, porque ni siquiera me mira, sé que hay un problema.

Así que me acerco a su lado para darle un beso fugaz en el cuello y así animarla, pero ella me esquiva, lo cual me hace temer y mucho, después de todo, no ha habido nada por lo cual ella me pueda reprochar.

O de eso me he encargado con los muchachos, pues he dejado todas mis operaciones fuera de la casa, es más, les he advertido a todos que no quiero que me llamen, cuando saben que debo estar en casa.

Nada que ninguna sombra de lo que soy, lo que hago o cómo se llama mi organización provoquen que Alison se vuelva a obsesionar con todo lo que hago a nivel internacional.

Hasta que pueda contarle todo y que ella comprenda.

Y cuando estoy a punto de decirle algo y que cambie la c