El mayor de mis temores se hizo presente finalmente, llegó el día que tanto había querido eliminar de la historia de nuestras vidas. Guardé la esperanza de que de todos los recuerdos de Anel, esa parte dramática, la razón de ser de su accidente quedara definitivamente en el olvido.La buena fortuna no me sonríe esta vez. En su mirada vi odio y dolor reflejado. Por primera vez en mi vida viví lo que es el dolor de perder en vida a alguien. La Anel de esta mañana de hace apenas unos minutos atrás se escapó, ya no está.Al frente de mi reposa sentada en esa silla con la mirada perdida en el horizonte y el cuerpo en una pose de total abandono una mujer destruida, una mujer que se reniega a aceptar la realidad.¿Cómo hacer para hacerle entender que lo que hemos vivido estos tres años es real?, ¿cómo hacerle ver que su amor por mi es tan genuino como el que me invade el cuerpo en este momento?El miedo es la sensación más desgarrante que he podido sentir, nunca antes de ella, sabía lo que e
Despierto desorientada, abro los ojos y todo me da vueltas, los vuelco a cerrar para pasar el efecto de esta sensación tan incomoda. Me mantengo así por largo rato. No pienso, mi mente pareciera estar en blanco por unos minutos y más por la sensación tan desagradable del vértigo sin haberme puesto de pie. El malestar me obliga a no pensar sino buscar sentirme mejor para poder abandonar la cama e ir lo más rápido que pueda al sanitario.Cuando estimo que me siento mejor, lentamente abro los ojos, y enfoco la vista, poco a poco giro la cabeza alrededor de la habitación donde me encuentro.«Ya me ubiqué», pienso mientras procuro sentarme sobre el colchón de la cama. Al hacerlo y ver que no me sentí atolondrada, me fui arrastrando en la cama hasta llegar a la orilla.En seguida los recuerdos del día anterior aparecieron en mi cabeza, dejándome la misma sensación de tristeza y desolación que estruja mi pecho al comprender mi situación.Al mismo tiempo, siento aturdimiento por no encontrar
Respiré profundo para no dejar que la ola de calor que comenzó a recorrerme por el cuerpo, como muestra de la irritación que ver una vez más a Anel huir de mí, me produjo. Apenas la vi salir corriendo de la habitación quise detenerla, tomarla entre mis brazos para transmitirle la confianza de que conmigo no corre peligro alguno, hacerle entender que solo quiero demostrarle el amor que ella, sin mayor esfuerzo, despertó en mí.¿Cómo negar lo que siento por ella? Me niego a dejarla ir de mi lado. Esa no era la idea del matrimonio que tenía pensado para ambos.Nunca consideré casarme con ninguna otra. Por lo menos, no hasta uno de esos tantos días de los que estuvo en coma postrada en esa cama de hospital. Verla día y noche, allí pálida, sin movilidad, ausente de todo discernimiento de la realidad que estaba viviendo, no solo me confirmó el deseo tremendo que sentía por ella, incluso, de manera enfermiza quise hacerla mía allí en esa cama, hacerme parte de ella de una vez. Esa necesidad
Me siento frustrada, triste y confundida. Escuchar el tono de voz con el que me habló Azael le dio paso a recuerdos que uno a uno comenzaron a emerger haciéndome revivir la pesadilla de la cual fui víctima en manos de Harrison, dos años antes de conocerlo.Harrison es el hombre que mi madre había decidido se convertiría en mi esposo, todo por su apego enfermizo al dinero y la posición que puede adquirir, cegada en pertenecer a las familias importantes de la sociedad Neoyorquina, sobre todo porque Harrison es el heredero de un imperio en el continente europeo y propietario de algunas empresas petroleras con sedes en este país. La riqueza de Harrison deslumbró a mi madre, al punto de empeñarse en hacer la voluntad del hombre que, inmediatamente nos vio a Anna y a mí, quiso tomar partido por una de las dos, y mi madre en medio de su ambición al ser yo la mayor de las hijas, como si de unas niñas se tratara, decidió que yo sería la elegida. Muy en contra de mi negativa a casarme con él y
El resto del día permanecí encerrada en la habitación donde dormí la noche anterior. Me mantuve a la expectativa de que en cualquier momento Azael apareciera exigiéndome volver a la habitación principal. Hubo un momento en el que me quedé dormida, y solo desperté cuando escuché el ruido de la puerta al cerrarse. De pronto se encendió la luz de la habitación que permanecía en penumbra. El choqué del reflejo de la luz en mis ojos me mostró que había llegado la noche. Me sobresalté pensando que pudiera ser Azael. Como estaba de espalda a la puerta, en seguida no vi si era él en realidad. El tono de la voz del ama de llaves disipó el temor que se apoderó de mi estómago y mi corazón.—Señora, aquí está su cena —Me dice esta, obligándome a girar mi cuerpo sobre el colchón. —Gr…, gracias —Le contesto.—¿Gusta darse una ducha antes? —Me inquiere dirigiéndome una mirada que me pareció de compasión. —No, lo haré luego —Le digo tomando asiento en el borde de la cama—. ¿Y…? —Intenté formular la
Han pasado dos semanas desde que Anel recordó, ye en este tiempo su actitud no ha cambiado. No he logrado convencerla de su amor hacía mí. Me siento frustrado, desesperado al ver que pareciera estarla perdiendo aun entre mis manos. No hallo qué más hacer para hacerla comprender que sí me ama, solo que está aturdida, y su renuencia a aceptar la verdad que nos une no la deja ver más allá.Llevamos un mes y unos cuantos días en la isla. En todo este tiempo no he hecho gran cosa. Me llamaron de la empresa de su padre, rechacé regresar porque no puedo hacerlo, no puedo llevarla conmigo, mucho menso dejarla aquí sola con los empleados, debo permanecer con ella aquí mientras termina de recomponerse, pero ¿Cuánto tiempo será eso? Llevarla a un centro de salud no es conveniente, no para mí. No puedo correr el riesgo de que diga lo contrario ante cualquier otra persona que no sean mis empleados. Ellos vieron el amor que ella me ha demostrado en estos tres años, ellos saben que es correspondida
Volver a la casa que he venido compartiendo con él estos últimos años, me parece extraño, me siento extraña en este espacio, y no es porque no tenga recuerdos aquí. Claros que los hay. Perfectamente puedo recordar uno a uno los momentos que hemos vivido en cada uno de los espacios que la conforman. Por doquier hay una huella de ambos, fotografías, pequeños obsequios, traídos por él, por mí, e incluso aquellos que fueron obsequiados como regalo de nuestra boda. La boda. Sí, ese momento en el que terminé de encaminar mi vida al mundo paralelo que construí sumergida en la niebla del olvido, en total ausencia del discernimiento necesario pata comprender la incidencia tan brutal que dar este paso representaría para mi vida al volver a mi mente esos recuerdos que, de estar, no me hubieran permitido darle el sí a Azael. No sé que siento ahora. Mi corazón, ahora sí que está en el limbo, totalmente confundido. Solo quiero aislarme, dejar pasar el tiempo, y que sea él el que me ayude a defin
Solo cuando lo vi pararse de la mesa, esperé unos segundos para imitarlo, caminé hacia las escaleras con la intención de ir a la habitación. Como no quería hacerlo enojar, decidí no hacer nada que le pareciera que voy en contra de sus decisiones, decidí no seguir alimentando su molestia.—Te espero en el automóvil —Escucho que dice a mi espalda con voz seca—. Tus documentos están en el despacho sobe el escritorio —Agrega con un tono de voz totalmente distinto al que ha venido usando las veces anteriores.Este Azael parece no solo molesto, sino cruel. Distante de la compasión que creo merecer después de haber pasado por todo lo que he sufrido y él es consciente de ello.En lugar de continuar subiendo las escaleras, bajé el pie del escalón y al verlo alejarse hacia el exterior, giré mi cuerpo y caminé hasta el despacho donde efectivamente conseguí no solo los documentos, tal cual él me informó. Allí estaba mi bolso, lo abrí en seguida para comprobar que estuviera todo lo que creo record