Matt regresa a casa luego de un largo y exhaustivo día, el cual mejoró, sólo un poco, cuando Anne lo invitó a comer luego del entrenamiento. Al cruzar el umbral de la puerta, sus ojos se amplían de manera exagerada al divisar a su madre, y amiga, en el sofá de la sala.
—¿Mamá? —la llama, mientras se acerca, sorprendido de ver a Emely dormida en su regazo.
No puede creer que realmente se encuentre ahí, ya que lleva un par de días intentando con todas sus fuerzas verla, pero la respuesta siempre ha sido negativa, dijeron que ella no quería ver a nadie.
AMBICIÓNElla se toma el atrevimiento de sujetar la mano del chico y posarla sobre su cintura, mientras envuelve los brazos alrededor de su cuello y se estira hacia él para alcanzar sus labios. Tiembla, su cuerpo entero tiembla y su mente la bombardea con mil y un cosas a la vez, pero no quiere prestarle atención, a pesar de no sentir ninguna reacción por parte del chico. Decepcionada y triste
CULPAEso es todo lo que Matt puede sentir, mientras avanza hacia la acera, con la cabeza agachas y las manos oculta en los bolsillos de su pantalón. Cruza la calle en dirección a su casa, pero a mitad de camino se detiene, y gira la cabeza para observar la casa de sus vecinos con evidente angustia. No quería dejar las cosas así, pero tampoco puede quedarse ahí ya que se acerca la hora en que Mark vuelve a casa, y si lo encuentra invadiendo su propiedad, seguramente lo matará. DESESPERACIÓNEmely cubre sus oídos, presionando las manos con fuerza a sus orejas, en tanto permanece sentada en el suelo del baño. Su corazón late de manera acelerada, mientras intenta con todas sus fuerzas dejar de escuchar el llanto de un bebé que resuena en todo el cubículo, es tan insistente que la desespera, solo quiere que pare.—¡Por favor! —grita con angustia apartando las manos de sus oídos y permitiendo que aterricen con violencia sobre sus piernas, en un gesto desesperado.Sus ojos cristalinos viajan en derredor, a la espera de encontrar alguna manera de detenerlo todo, sólo quiere que todo se detenga. Observa fijamente el bote de sus medicamentos, este ha quedado totalmente vacío luego de que se tomara la última pastilla, y ahora siente que no tiene escapatoria de lo que su propio cerebro le haCapítulo 22
Emely se encuentra sentada frente a la ventana de su habitación, observando de manera distraída a sus pequeñas hermanas, quienes juegan felices en su casa del árbol. Suspira profundo, mantiene las manos entrelazadas sobre su regazo, y el collar con pendiente de crucifijo de Matt está enredado entre sus dedos, mientras las plantas de sus pies golpean constantemente el suelo.Se siente realmente ansiosa, ya que es consciente que en cualquier momento puede comenzar a escuchar o ver cosas, pero en ese instante no puede hacer más que ver hacia el exterior, esperanzada en que ni
CONFUSIÓNMatt observa fijamente la guirnalda de luces colgadas a lo largo de la pared color melón, mientras se muerde ligeramente el labio inferior, y junta las manos, apoyando los codos sobre sus rodillas, para comenzar a entrecruzar sus dedos de manera nerviosa. El silencio en la habitación es tanto, que incluso puede escuchar los latidos de su corazón, mientras espera alguna respuesta por parte de la chica, pero esta nunca llega.Sintiendo una combinación extraña de sensaciones, se atreve a observar de reojo a Violet, quien se encuen
Nueve años y seis meses atrás Mark se encontraba sentado en esa silla de escritorio, frente al mismo hombre que lleva puesta una bata blanca. Estar ahí en ese momento le trae pésimos y dolorosos recuerdos, y podría jurar que puede verse a él mismo, con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, su cabello castaño desordenado, su ropa desastrosa y su pie derecho golpeando constantemente el suelo de manera nerviosa.El día en que regresó para buscar a su hija creyó que sería la última vez que visitaría ese lugar lleno de sueños destrozados. Y, en cambio, ahí se encuentra de nuevo, y aunque en esta ocasión su cabello está bien peinado y su ro
Miedo, eso es todo lo que siente en ese momento, en el que permanece escondida bajo la cama de la habitación de paredes blancas, manteniendo los ojos cerrados con fuerza, y sus manos temblorosas cubriendo su boca para evitar emitir algún sonido. No quiere que la escuchen, no quiere que la encuentren, quiere irse de ese lugar y volver a casa con su papá.—¡Emely, ya deja de meterte ahí!Gr
Cuando por fin llegan al campo de fútbol en donde se desarrollará el partido, Matt toma su mano con firmeza para juntos ingresar en la localidad. Emely se siente realmente maravillada, con el panorama que sus ojos aprecian. El campo verde iluminado por los enormes faroles bajo la luz de la luna, que resplandece tanto que ella puede jurar que se refleja en el pasto, es algo que le parece extremadamente hermoso, y romántico. El lugar es enorme, el campo de futbol al que asistieron con Matty no era ni la mitad de grande que ese, y a pesar de la extensión, la mayoría de las bancas de la gradería se encuentran repletas de personas que esperan con ansias el inicio del partido.