Es el otoño del 2010, y en la habitación 64 hay una mujer luchando por lograr calmar a una histérica niña que intenta cortar su cabello. Lottie suspira profundo, una vez que logra arrebatar el objeto de las manos de la menor, pero ya es demasiado tarde para salvar la hermosa cabellera castaña.
—Emely… ¿lo hiciste de nuevo? —cuestiona el hombre de cabello negro, mientras ingresa en la habitación junto a un par de enfermeros.
—Señor Willy, fue mi culpa, la descuidé y tomó unas tijeras.
—Lo que significa que usted no sirve para este trabajo, Lottie. ¿Y si no fueran para cortar su cabello? ¿Y si fueran para atentar contra su integridad física? ¡Esa niña está demente, no es cuerda y usted parece no aceptarlo!
—Señor Willy…
—¡Basta! E
Emely camina a pasos apresurados por la calle de regreso a casa, preguntándose ¿qué rayos acaba de pasar? No logra explicarse siquiera el cómo terminó frente a la casa de Elliot. Su cuerpo entero tiembla por los nervios, él lo sabe, se supone que nadie debía saberlo. Su padre se pondrá furioso si se entera, de eso no tiene duda.Busca en su cabeza la manera correcta de hablar con Matt de lo que pasa. No quiere arruinar las cosas más de lo que hizo al gritarle como una desquiciada la noche anterior, cuando él sólo quería saber cómo había resultado la cena. Pero es que se sentía tan confundida, triste y abatida, no quer&iacu
Emely suspira profundo mientras permanece de pie frente a la puerta, siente su corazón latiendo en su garganta mientras se esfuerza en gran manera por no desvanecerse en ese momento. Guía su mano temblorosa hecha un puño hacia la superficie de madera y toca un par de veces; tiene la esperanza de que nadie abra, pero segundos después, escucha el cerrojo de la puerta ser removido y rápidamente da un par de pasos atrás, conteniendo las ganas de salir corriendo en ese momento.—Sabía que volverías. —comenta la persona del otro lado de la puerta, esbozando una sonrisa llena de prepotencia. Emely se encuentra frente a la ventana de su habitación, con la mirada fija en el cielo que comienza a tornarse de una hermosa gama de colores tiernos gracias al amanecer de ese día; quisiera poder salir a verlo al aire libre, pero desea evitar lo más que pueda cualquier contacto con su familia. Recién sale de la ducha, y ya ha perdido la cuenta de cuantas veces se ha duchado a lo largo del día luego de lo ocurrido. No tiene deseo de buscar ropa, por lo que sólo permanece vistiendo una bata de baño, y, aunque las gotas de agua que caen de su cabello, combinado con la fresca brisa que entra por la ventana, le provoca que sienta mucho frío, no hace ningún esfuerzo por buscar alguna fuente de calor. Matt regresa a casa luego de un largo y exhaustivo día, el cual mejoró, sólo un poco, cuando Anne lo invitó a comer luego del entrenamiento. Al cruzar el umbral de la puerta, sus ojos se amplían de manera exagerada al divisar a su madre, y amiga, en el sofá de la sala.—¿Mamá? —la llama, mientras se acerca, sorprendido de ver a Emely dormida en su regazo.No puede creer que realmente se encuentre ahí, ya que lleva un par de días intentando con todas sus fuerzas verla, pero la respuesta siempre ha sido negativa, dijeron que ella no quería ver a nadie.Capítulo 18
Capítulo 19
AMBICIÓNElla se toma el atrevimiento de sujetar la mano del chico y posarla sobre su cintura, mientras envuelve los brazos alrededor de su cuello y se estira hacia él para alcanzar sus labios. Tiembla, su cuerpo entero tiembla y su mente la bombardea con mil y un cosas a la vez, pero no quiere prestarle atención, a pesar de no sentir ninguna reacción por parte del chico. Decepcionada y triste
CULPAEso es todo lo que Matt puede sentir, mientras avanza hacia la acera, con la cabeza agachas y las manos oculta en los bolsillos de su pantalón. Cruza la calle en dirección a su casa, pero a mitad de camino se detiene, y gira la cabeza para observar la casa de sus vecinos con evidente angustia. No quería dejar las cosas así, pero tampoco puede quedarse ahí ya que se acerca la hora en que Mark vuelve a casa, y si lo encuentra invadiendo su propiedad, seguramente lo matará. DESESPERACIÓNEmely cubre sus oídos, presionando las manos con fuerza a sus orejas, en tanto permanece sentada en el suelo del baño. Su corazón late de manera acelerada, mientras intenta con todas sus fuerzas dejar de escuchar el llanto de un bebé que resuena en todo el cubículo, es tan insistente que la desespera, solo quiere que pare.—¡Por favor! —grita con angustia apartando las manos de sus oídos y permitiendo que aterricen con violencia sobre sus piernas, en un gesto desesperado.Sus ojos cristalinos viajan en derredor, a la espera de encontrar alguna manera de detenerlo todo, sólo quiere que todo se detenga. Observa fijamente el bote de sus medicamentos, este ha quedado totalmente vacío luego de que se tomara la última pastilla, y ahora siente que no tiene escapatoria de lo que su propio cerebro le haCapítulo 22
Emely se encuentra sentada frente a la ventana de su habitación, observando de manera distraída a sus pequeñas hermanas, quienes juegan felices en su casa del árbol. Suspira profundo, mantiene las manos entrelazadas sobre su regazo, y el collar con pendiente de crucifijo de Matt está enredado entre sus dedos, mientras las plantas de sus pies golpean constantemente el suelo.Se siente realmente ansiosa, ya que es consciente que en cualquier momento puede comenzar a escuchar o ver cosas, pero en ese instante no puede hacer más que ver hacia el exterior, esperanzada en que ni