Daniel condujo al pequeño grupo lejos del territorio del antiguo Storm, con el corazón lleno de tristeza pero también con un sentido de determinación. Habían perdido a muchos y sabía que llevaría tiempo reconstruir su número y su espíritu. Todos, Daniel, Kyra, el nuevo cachorro, Benjamín, Amelie, y el resto de la manada, se abrieron paso a través del bosque oscuro, sus ojos se acostumbraron a la penumbra, el olor a hojas mojadas y tierra llenaba sus fosas nasales mientras avanzaban. —Lo ideal es que busquemos refugio, amigos o en otras ciudades, mientras logramos conseguir aliados para recuperar nuestras tierras. —habló Daniel. Los pocos hombres y mujeres lobos que lo siguieron junto a sus familias estuvieron de acuerdo. —Daniel. —Amelie llamó la atención del Alfa—. ¿Tienes idea de dónde está Félix? —ante todo el alboroto, ella no pudo preguntar antes por el omega.—¿Felix? —inquirió Daniel—. Se supone que estaba con ustedes. Estaba en la casa de la ciudad contigo.—Hace unos días
Kyra entró a la habitación, un poco vacilante, y Daniel sonrió al verla. A pesar de su ropa no era la más sexi, todo lo contrario, estaba sucia debido al viaje. Para él resaltaban sus curvas y le hacía la boca agua. Caminó hacia ella y la abrazó, inhalando su dulce aroma. —Te he extrañado. —susurró, acariciando su cuello. Ella sonrió tímidamente y respondió: —Yo también te extrañé. Se besaron apasionadamente, sus lenguas bailaron juntas y luego se dirigieron al baño. Daniel abrió el agua de la bañera grande, asegurándose de que fuera cómoda para ambos.El vapor se elevó a su alrededor cuando entraron al baño, envolviéndolos en una niebla cálida y sensual. Daniel ayudó a Kyra a quitarse la ropa y Kyra hizo lo mismo con Daniel. Se metieron juntos en el agua caliente. Su piel se derritió contra la del otro y suspiraron de placer. Él pasó las manos por su espalda y ella gimió suavemente. Mientras el agua lamía sus cuerpos, comenzaron a besarse apasionadamente una vez más. Sus lenguas
Agatha y Dante saborearon la riqueza y el territorio que habían adquirido del clan Storm. Se habían convertido en amantes, pero Agatha tenía otras intenciones; quería matar al infame cazador de lobos para ser la única dueña de lo que quedaba de la manada. Con el anciano, urdieron un plan para acabar con su vida. Agatha estaba en su dormitorio, su cuerpo desnudo brillaba por el sudor de haber hecho el amor. Dante yacía a su lado, roncando suavemente. Ella se había quedado dormida, cansada de sus actividades. Su hambre mutua era insaciable. Era repugnante lo rápido que podían pasar del odio a la lujuria.El oído de Agatha se agudizó al escuchar un sonido familiar. Se levantó de la cama y caminó hasta la ventana, Marcus el anciano de la manada, la esperaba. Tomó su ropa y salió corriendo de la habitación hasta llegar al jardín, caminó junto al anciano hasta que llegaron a la casa de este. —¿Lo hiciste? —le preguntó. —Fue más fácil de lo que pensaba, los humanos son tan tontos, un par
Daniel y Benjamín preparaban una estrategia para derrotar a Dante. Según rumores, el cazador de hombres lobo caminaba por su nuevo territorio con una sonrisa engreída, sus ojos dorados fijos en la emblemática torre de la manada Storm. Su fuerte sensación de logro era abrumadora. Se había apoderado de la tierra de Storm sintiéndose invencible. Había pasado un mes desde que tomó a la fuerza las tierras. Sus cazadores y él derrochaban el dinero a manos llenas. Sin embargo, no era lo único, también se prepararon con mejores armas, platas recubiertas de plata ahora eran su herramienta para someter a los hombres y mujeres lobo que prefirieron quedarse bajo sus órdenes. —Eso tampoco va a funcionar. —habló Daniel. —Ya no tenemos opciones, tenemos que aliarnos con la manada americana, es la única que puede ayudarnos. —No podemos ir hasta allá, si nos encuentran pueden matarnos en el camino. Benjamín y Daniel se quedaban sin opciones, cada plan que elaboraban siempre encontraban una falla,
Daniel y Edón se reunieron en privado, planeando su ataque a Dante, el cazador que se había apoderado del territorio de la manada de Storm. Necesitaban abrir el portal de las cuatro estaciones para atacar a los cazadores. Pero para ello necesitaban a tres Alfas de sangre pura. Daniel y Edon estaban presentes, faltaba Bardou. Desconocían de su ubicación, puesto que después del ataque de los cazadores la manda se dispersó. —Enviaré a dos de mis hombres en su búsqueda. —habló Edon. —Llamaré a mis betas para que se preparen para la guerra. —mencionó Daniel.—Haré lo mismo con mis guerreros —indicó Edón. Esta era una guerra que no tenían pensado perder. Al abril el portal de las cuatro estaciones llegarían de manera rápida y con ventaja para atacar a los cazadores. Conocían sobre sus armas, arcos, flechas, dagas y lo más recientes pistolas con balas de plata, las más difíciles de esquivar y las más mortales. —Tendremos que utilizar las viejas estrategias de nuestros antepasados. —habl
En la noche estrellada, bajo la luna brillante,Descansa mi pequeño, en tu cuna de amante.Con ojos de lobo y sueños de bosque,Te arrullo en mis brazos, dulce niño de noche.Tus oídos agudos, captan el viento aullante,Tu piel de plata, luz de luna radiante.En tu cunita, sueñas con la manada,En el bosque mágico, tu esencia se aclara.Que las estrellas te cuenten historias de antaño,De lobos valientes y sueños en tu pañuelo.Que la luna susurre secretos a tu oído,Mientras creces, en el bosque, protegido.Luna guía tu camino, en el bosque encantado,Crecerás fuerte, en el abrazo del destino abrazado.Hombre lobo pequeño, con corazón de nobleza,Bajo esta canción de cuna, halla tu fortaleza.Que la noche te enseñe sus misterios profundos,Que la vida te brinde senderos fecundos.Pequeño lobo, en tus ojos veo la luz,Eres el lazo entre la tierra y la noche en cruz.Mientras esperan por la llegada de los Alfas, Kyra entona una canción a Darius. Quien se encuentra en los brazos de Amel
—¡Llevate a Darius a la cabaña! —Kyra le ordena a su hermana. —No puedes quedarte sola. —reclama Amelie. —Vete a la cabaña y no salgas de ahí. Quedate con Benjamin y Felix. —Kyra ¿qué piensas hacer?—Me quedaré esperando por Daniel. —¿No piensas cruzar el portal? —No lo haré Amelie, ahora obedece y lleva a Darios adentro. Amelie obedece, pero siente temor por su hermana. Tiene el presentimiento de que algo malo puede sucederle. Kyra se queda parada frente al portal esperando la llegada de Daniel, pero no esta indefensa, sus manos temblaban levemente mientras agarraba con fuerza la daga plateada escondida debajo de su abrigo. (…)Daniel corrió por la mansión, con el corazón martillando contra su pecho. Acababa de acabar con el último de los cazadores.Los tres Alfas, dieron una pelea espectacular junto a sus betas. Se quitaron las grandes armaduras y las dejaron caer al suelo. Vieron a su alrededor, cuerpos de cazadores muertos, algunos betas heridos y lamentablemente otros mu
¡Pam!Un disparo que Kyra pudo evitar. Golpeó la mano de Dante y lanzó el arma muy lejos de ellos. Ella se lanzó al suelo, se apartó en el último momento y le hundió la rodilla en el estómago. El sonido del impacto resonó en el bosque mientras Dante retrocedía tambaleándose, jadeando por respirar. Ella estuvo sobre él en un instante, clavándole el codo en la mandíbula y haciéndolo tambalearse.Estos días en la cabaña, Daniel le enseñó algunos golpes de defensa personal y ahora ella los ponía en práctica.Su pelea fue rápida y brutal, un movimiento borroso demasiado rápido. Saltaron y giraron, golpeando y bloqueando, la sangre volaba y dejaba manchas rojas en las hojas bajo sus pies.Kyra se lanzó hacia sus piernas, con el objetivo de derribarlo. En lugar de eso, la agarró por la muñeca y la giró, obligándola a caer al suelo. Su enorme forma inmovilizó la de ella, su aliento caliente en su cuello mientras susurraba: —Eres buena... pero no lo suficientemente buena. —Levantó su espada e