Kyra se lanzó hacia los brazos de Daniel. No le importó que esté se encontrara mojado. Solo quería sentir el calor de su cuerpo. Sé sintió angustiada al ver la tempestuosa lluvia. —¿Estás bien? —le preguntó Kyra al mismo tiempo que tomaba su rostro con sus manos. —Todo está bien. —respondió, las manos de su rostro. Su tono de voz era frío y distante. —Gracias Señor. —Le agradecieron las madres de los cachorros que fueron rescatados.Les brindó una sonrisa y caminó en dirección a la casa. Kyra siguió sus pasos de prisa. Daniel caminaba a paso rápido como si tratara de escapar de ella.—¡Daniel! —expresó Kyra. Pero este la ignoró, subió de prisa por las escaleras e ingresó a su habitación.—¡¿Qué rayos te pasa?! —le gritó —Déjame solo, Kyra. —exclamó al mismo tiempo que tomaba una toalla y secaba su cabello mojado. —¿Qué fue lo que hice ahora? En un principio todo era romántico contigo y ahora me tratas con indiferencia.—¡Vete Kyra! —espetó con fuerza, provocando un pequeño susto
Después de tomarse una siesta larga, Kyra decidió tomarse un tiempo para relajarse. Se puso un traje de baño y vestido corto para ir a nadar un poco en las aguas termales. Acercándose al espejo en una posición lateral, se dio cuenta de algo importante. Estaba por cumplir cuatro meses de embarazo y se le notaba un pequeño bulto en su vientre. Sonrió al ver que el pequeño cachorro cada día era más inquieto. Sus movimientos eran constantes y más fuertes. Tomó una pequeña mochila y salió de la casa. Cruzó por el bosque de primavera hasta llegar a las pozas de las aguas tibias. Con lentitud se despojó del vestido quedando solo en traje de baño. Dio un suspiro y de un salto se lanzó hacia las aguas. Se sumergió en las humeantes aguas de los manantiales termales, saboreando el calor que se filtra hasta sus huesos. Cerró sus ojos contra el rocío brumoso y suspiró profundamente. Su piel empezó a sentirse más suave, como mantequilla, derritiéndose en una sartén caliente; ella sabe que p
—Daniel…—gimió Kyra. Seguía sujeta a su cuello, mientras que sus piernas rodeaban las caderas del hombre lobo. Él quitó el cabello de su rostro y lo pasó detrás de sus orejas. Besó sus dos mejillas y por último sus labios. La abrazó por la cintura y ella descendió sus pies, aún flotando en el agua.No podía creer lo que su cuerpo acababa de experimentar, una torbellino de emociones que se originó desde su columna vertebral hasta su intimidad. Lo sintió como una explosión de sentimientos entre placer, lujuria, deseo y amor. Sus ojos grises se encontraron con los negros de Daniel. Ambos habían experimentó algo distinto, sentimientos que los llevó a otra dimensión.—Cámbiate y vete para la casa. —habló Daniel, quien notó la decepción en la cara de Kyra. Tomó su rostro y besó sus labios con fuerza—. Te buscaré después.—Pero…—Cosas extrañas están ocurriendo en el territorio y no quiero que te quedes sola en el bosque, estarás segura en la mansión. Daniel se giró para nadar lejos de Ky
La suave luz del amanecer filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando el dormitorio con tonos cálidos. Daniel y Kyra están acurrucados en la cama, envueltos en sábanas suaves. Después de hacer el amor por segunda ocasión, se rindieron ante el sueño. A pesar de que Daniel era un hombre con décadas en la tierra, era la primera vez que se rendía a una mujer de esta manera. Por primera vez su cuerpo no quería apartarse de la fémina que tenía a su lado. Podía escuchar su corazón latir, su respiración profunda y sentir su aroma. Daniel se estiró perezosamente y bostezó, sintiendo la comodidad de la cama. Kyra, aún medio dormida, se acomodó más cerca de él, buscando su calor. Daniel tomó el mentón de Kyra y lo elevó a su altura para poder besar sus labios con suavidad. Ella soltó una sonrisa al sentir la suave caricia en su boca. —Buenos días. —bostezó Kyra. Se sintió feliz de encontrar a Daniel a su lado, que esta vez no se fue y la dejó sola, en esta ocasión no solo se q
¡Ah! ¡Ah! Un sonido aterrador de la madera crujiendo y las ramas rompiéndose resonaba en la quietud del bosque. Daniel, estaba atrapado en un torbellino de emociones, descargaba su furia en la naturaleza que lo rodea. Cada golpe a un árbol parece ser un intento desesperado de liberarse de los lazos emocionales que lo atan.El aire estaba cargado de tensión, como si la energía liberada por cada árbol destrozado resonara en el bosque. En su frenesí, parece luchar contra una tormenta interna, una tormenta alimentada por el dolor de un amor imposible.Las gotas de sudor caían sobre su pecho desnudó. Sus músculos perfectos de marcaban ante el esfuerzo de su cuerpo.Creyó que después de esa noche, junto a Kyra, podría deshacerse fácilmente des sus sentimientos hacia la humana. Pero fue mucho peor. Hacer el amor con ella solo provocó que esos sentimientos acrecentarán. Tomó uno de los troncos que había arrancado desde el suelo y lo lanzó varios metros. Solo trataba de sacar su frustración
—¡Daniel!… ¡Daniel! Gritó desesperada Kyra.Todo a su alrededor estaba oscuro. —Daniel…De pronto escuchó un par de risas detrás de su espalda, se giró pero no encontró a nadie. Las risas se intensificaron y Kyra no sabía que hacer.Le daba terror estar en este sitio.—¡Ayuda! —gritó.Sentía el corazón en la garganta. Sus gritos cada vez más desesperados en busca de Auxilio.—¡Ayudaaaa! —cerró sus ojos con fuerza y al abrirlos se encontró en un sitio desconocido. No tan desconocido ya que era la casa del anciano. Ella estaba recostada en sillón. Al instante recordó en donde se encontraba. Sin pensarlos dos veces se puso de pie. Al parecer nadie estaba en la casa. Era su oportunidad para escapar.Llegó hasta la puerta de salida y salió de prisa. Su sorpresa fue encontrarse con un cielo oscuro, el sol se ocultó y la noche se hizo presente.Kyra dio un fuerte suspiro y confiando en ella misma empezó a caminar tratando de alejarse de la casa y buscando una salida.El viento golpeaba con
—¿Estás seguro de tu decisión? —preguntó Benjamín. —No tengo otra opción. Daniel estaba decidido, debía enviar a Kyra a otro sitio, no podía seguir poniendo en peligro a la manada y a ella.—No le faltará nada, me encargaré de proporcionarle lo necesario y demás. Y también quiero que la acompañes, eres la única persona en quien confío.—Claro que sí amigo. Puedes contar conmigo.Benjamin conocía muy bien a su amigo y la decisión que tomó fue también dolorosa para él. A pesar de insistir Daniel no cambió de opinión, quería a Kyra fuera de la casa. Salió de la habitación y se dirigió a la de Kyra en donde ella y su hermana esperaban con ansias la respuesta. Kyra quería una pizca de esperanza a que Alfa cambiara de opinión.—Lo siento, no pude hacer nada. —les anunció—. Es mejor que empecemos a preparar maletas.—¿Empecemos? —inquirió Amelie —Voy a acompañarlas, mientras vivan en la tierra de los humanos.Los ojos de Amelie se iluminaron, Benjamin estaría con ellas, no todo estaba p
La luz del sol se filtraba a través de las cortinas de seda, bañando la estancia en un suave resplandor dorado. Kyra acarició lentamente su abultado vientre, mientras desempacaba sus cosas en la lujosa casa que ahora sería su hogar. No podía negar que extrañaba la mansión, aunque la casa no estaba nada mal. Hace mese si alguien le hubiera dicho lo que su vida cambiaría después de una rutinaria Cira con el médico, nunca hubiera creído que todo esto le pasaría. Desde un inicio su embarazo había sido una sorpresa y cambio su vida por completo. Independiente de sus sentimientos, ella estaba feliz por ese pequeño cachorro que se desarrollaba en su vientre. Se veía atrapada entre dos mundos: el humano y el sobrenatural. —¿Qué destino nos espera, pequeño? —pensó Kyra, sintiendo un ligero movimiento en su vientre. Ella sonrió ante los inquietantes movimientos. Sonrió al sentir al pequeño cachorro. Sin duda alguna era digno hijo de un Alfa. Después de desocupar su maleta y colocar sus obj