Tic tac Tic tacEl sonido del reloj y su respiración agitada acompañaba a Kyra en la habitación. Giró al otro lado de la cama y volvió a mirar la pantalla de su teléfono. Esperaba la llegada de su hermana, su única aliada en la manada. Necesitaba distraer su mente. Sus pensamientos estaban sumergidos en aquel beso prohibido en las aguas termales.Su corazón no podía parar de latir con fuerza solo de pensar en el sensual beso. El escenario se prestó para que el momento fuera perfecto y que sus cuerpos no pudieran evitar tal acción.Pasó el dedo por sus labios y esbozó una sonrisa. Ese beso había sido magnífico.¡No! Se negó y se dio una cachetada mental. No podía enamorarse de él. Era un amor prohibido, él un hombre lobo y ella una humana. Mientras sus pensamientos divagan en el beso, se dio cuenta que no había analizado lo que sucedería después del nacimiento del pequeño cachorro. ¿Podría criar a su hijo? ¿Se quedaría por siempre en la manada? ¿Qué pasaría entre ella y Daniel?
Kyra despertó alegre, feliz y desconocía la razón. Se levantó muy temprano y tomó una ducha. Su rostro irradiaba alegría. Si sonrisa comparada a la de gato Cheshire. Peinó su cabello negro, maquilló su rostro y tomó la caja de terciopelo que recibió por Daniel.Sacó el collar y lo puso en su cuello. El brillante dije iluminó su rostro. Era hermoso y lucía muy bien colgando desde su garganta. Salió de su habitación, justo en el momento que el Alfa salía de la suya. Volvieron a encontrarse y los recuerdos fueron inevitables para ambos. Ese apasionado beso. Sus miradas podían decir más que mil palabras, el deseo entre ambos era evidente. Después aquella caricia bajo las aguas, algo se transformó, algo cambio dentro. Sus corazones empezaban a latir al mismo ritmo, una complicidad se originó. Daniel desvió su mirada hacia el cuello de Kyra y observó su regalo. Lucía perfecto en ella. Cuando fue a la joyería, y vio el dije en forma de luna, supo que era el ideal. —Buenos días. —Kyra
El auto de Daniel se estacionó frente a la mansión. Regresaba junto a Agatha después de un largo día de trabajo. Hoy más que nunca necesitaba descansar. —Puedo darte un masaje si lo deseas. —sugirió Aghata, a lo que Daniel se negó.—Realmente solo necesito mi cama y esperar que amanezca.—Nos vemos mañana. —Agatha se acercó a su Alfa y besó en comisura de sus labios. Aprovechaba cada momento para acercarse a Daniel de manera sugestiva.Ella se alejó y él aprovechó para avanzar a su habitación. Estaba cansado de su vida rutinaria, extrañaba cuando simplemente salía al bosque a correr, moverse entre los árboles, mientras los destellos de la luna plateada guiaban su camino.Salió de la habitación y subió a la parte más alta de la mansión. Desde allí podía ver la enorme luna, radiante e imponente.Aprovechando la soledad, se convirtió en su forma animal. Un majestuoso lobo con pelaje gris, sus ojos dorados fijos en el horizonte donde la luna ascendía majestuosamente. Daniel subió a los
Sus labios gruesos sabor a chocolate, su fragancia a tierra fresca, sus enormes manos. Todo eso recordaba Kyra después de aquel apasionado beso.Ninguno de los dos huyo, ambos disfrutaron del momento y después de separarse se despidieron con un simple buenas noches.Kyra daba vueltas en la cama y la sonrisa en su rostro no podía eliminarla. Ese beso, ese momento había sido mágico.Toc, tocEscuchó pequeños toques en su puerta. Se levantó de prisa y abrió sin esperar.―Buenos días, señorita. ―Saludó una de las chicas del servicio―. El señor Storm la espera en el comedor para que lo pueda acompañar a desayunar.Kyra se asombró ante tal anunció. Desayunaba sola después de Daniel se iba de la casa una de las chicas le llevaba el desayudo o incluso ella bajaba a la cocina para prepararse su propia comida.―Gracias, bajo enseguida.Corrió hacia el armario y tomó las primeras prendas de vestir que encontró. Lavó su cara y arregló su cabello. Incluso uso su colonia favorita, no se preocupó po
―Gracias por el paseo, Felix. ―Kyra agradeció al conductor y bajó del auto. ―Si necesita algo más estaré en el estacionamiento. Kyra extendió su mano, como gesto de agradecimiento. Pero él se negó. ―No puedo, usted es una mujer Alfa, la prometida de mi Alfa. No se vería bien. Risa soltó una carcajada, el gesto del hombre le parecía a las viejas tradiciones europeas, cuando la realeza tenía un papel importante en la sociedad y se consideraba a las clases bajas como insuficientes para ser vistos o tocados por la alta corona. ―Esto me parece inaudito, es decir, que si no te pidiera ser mi amigo no aceptarías. Él se negó. ―Es la ley de las mandas, usted debe saberlo en Inglaterra, son más estrictos que nosotros. ―Pero si alguna vez escuchaste de la princesa Diana, rompió todos los protocolos de la corona Inglesa y es recordada por su valentía, bondad y amabilidad. Felix soltó silenciosa sonrisa. A pesar de que Kyra insistía en que querer ser más amable, él solo quería respetar la
Una hora después Benjamin llevó la poción para Kyra. Feliz fue rápido para encontrar los ingredientes que el doctor le solicitó y los llevó incluso en menos del tiempo indicado.—Esto va ayudarte a calmar el dolor y el día de mañana a estas horas estarás completamente recuperada. —le explicó Benjamin a Kyra.—¿Mañana? Pero si dijiste que estaba roto, mínimo necesitaré dos semanas de reposo. —Con esto no será necesario. En veinticuatro horas tu tobillo estará normal.Kyra dudaba de la veracidad de las palabras de Benjamín. Pero en el mundo sobrenatural en el que habitaba cualquier milagro podía suceder.—La tomaré si consideras que es seguro para mi y el bebé.—No tienes de qué preocuparte, pero si puedes tener efectos secundarios como dolor de cabeza, delirios, náuseas y vómitos. Es normal puesto que el cuerpo humano es más débil que el de un hombre lobo. Todo estará bien. Solo debes resistir esta noche. “Es más fácil ponerme un inmovilizador.” Pensó Kyra —Me quedaré toda la noche
Con la luz tenue del amanecer filtrándose por las cortinas, Kyra abrió los ojos lentamente, sintiendo la calidez de las sábanas a su alrededor. Ya no sentía dolor en el tobillo, después de todo Benjamín indicó que con la poción estaría mejor. Al girar la cabeza, descubrió a un hombre, cuyos rasgos se suavizaban en el sueño, compartiendo el espacio de la cama. Daniel Storm. Trozos de recuerdos vinieron a su mente, besos, caricias, respiración entrecortada. Observándolo dormir, sintió una mezcla de ternura y gratitud por la presencia reconfortante que compartía su lecho. Estuvo cuidando de ella toda la noche. Miró su cuerpo, estaba solo en sostén. Su cara se llenó de vergüenza. «¿Ya no soy Virgen» se preguntó a ella misma. «Deje de ser Virgen y no recuerdo nada» se lamentó. «Si no recuerdo, no pasó»Pero tenía sus pantaloncillos puestos. Eso era una buena señal. Se permitió quedarse un momento más, disfrutando de la serenidad de la mañana y la presencia tranquila de Daniel a su l
—¿Cómo te sientes? —preguntó Amelie a Kyra, quien tan solo a llegar a la mansión fue en búsqueda de su hermana.—Increíblemente, estoy recuperada, Benjamín tenía razón, esa poción es increíble. En veinticuatro horas sanó por completo mi tobillo. —Nunca puse en duda el trabajo de Benjamín, es un gran médico y además de eso tiene un gran corazón.—¿Te gusta Benjamín? —inquirió Kyra. —Es guapo, es imposible que no me guste. He descubierto que todos los hombres lobos son guapos. —En eso tienes razón. —Kyra había llegado a la misma conclusión. —Tienes que saber algo más —ambas hermanos pronunciaron la misma frase. Así que solo rieron por tal coincidencia. —Dime tú. —Amelie le cedió la palabra a su hermana. —Resulta que Daniel va a dar el anuncio a la manada sobre su hijo y quiere que este presente. —¿En serio? Eso es grandioso, al fin vas a recibir el respeto que mereces sobre todo de esa tal Agatha. Hoy la llevamos al auto y fue un real martirio comprar el mismo sitio con ella. Se