Laura:
No entiendo como no puedo mantener mi boca cerrada, sé que este loco vampiro tiene un tipo de obsesión conmigo, pero simplemente no me sale más que sentir repulsión por él , no es feo si vamos al caso, es bien parecido, pero aun así, sus manos frías me provocan querer alejarme, como si un instinto primitivo dentro mío me avisara que él representa el peligro, algo que tampoco entiendo, los brujos y vampiros se llevan bien, siempre tienen alianzas, confianza y demás, pero yo no siento eso, cada vez que estoy cerca de Víctor u otro vampiro solo quiero arrancarle la cabeza, ¡como si eso fuera posible!, quizás si supiera más conjuros podría hacerlo, pero no así, no ahora, lo único especial que ahí en mi es mi rápida sanción, pero nada más.
A pesar de que hice todo lo posible por alejarme de sus manos, él finalmente me paralizo con su mirada, hubiera preferido que me dejara inconsciente con algún golpe, pero no paso, solo se aseguró de que no pudiera mover ninguna parte de mi cuerpo, pero que si sea consiente de todo lo que me hacía, durante toda la noche fui prisionera de mi propio cuerpo, mientras él lo tomaba una y otra vez a su gusto y antojo, no sé qué me causo más asco, si tenerlo dentro mío o que me mordiera y bebiera mi sangre, aunque si debo ser honesta, lo que siento en este momento es asco, y lo que sentí en el callejón fue dolor, aunque ambos monstruos hicieron lo mismo, tomaron mi cuerpo, rompieron mi alma, solo queda mi corazón latiendo, como si sobre mi pesara una maldición que me impidiera morir, como es mi deseo.
Cuando por fin me deja y me quita la m*****a parálisis a la que me había inducido, quise irme, pero mi infierno estaba lejos de terminar.
— Laura, mi dulce niña, ¿a dónde crees que vas? — Su rostro mostraba lo divertido que le resultaba mi dolor y yo solo queria ducharme, quitarme la sangre seca de mi lucha y limpiar la evidencia que hay entre mis piernas de que hoy mi inocencia fue masacrada sin piedad, estoy segura de que, si fuera una humana, ya estaría muerta.
— A mi casa, ¿a dónde más? — sabía que no era bueno hacerlo enojar, pero ya no me importaba, solo quería salir de este maldito lugar, prefería mil veces los golpes de mis padres y hermanos antes que dejar que me volviera a tocar.
— ¿Y tú crees que dejare que te marches ahora que probé que tan exquisita eres? Ahora que sé que solo has sido mía — Sus ojos resplandecían de deseo y por muy retorcido que suene, estoy tentada a decirle que gracias a él y su estúpido poder de congelar mi cuerpo, otro tomo lo que él tanto deseaba, pero eso sería solo humillarme aún más, maldito vampiro loco, esta tan cegado con su obsesión por mí que ni siquiera se dio cuenta de ello.
— Mis padres vendrán por mí, este no era el trato y lo sabes. — Mis nervios eran reflejados en mi voz, ellos vendrían ¿verdad? Les hago ganar mucho dinero, me necesitan por lo menos para eso.
— Pequeña, solo te iras de aquí si tu familia puede derrotarme en la jaula, ahora eres mía.
Estaba perdida, esto era todo, ellos jamás enfrentarían a Víctor, no por mí, yo no significaba nada. Estoy sola.
Con el paso de los días, descubrí que algo podía dejar cicatrices en mi cuerpo, y ese algo eran las marcas de los colmillos de Víctor, mis muñecas ya no volverían a ser las mismas, pero ¿a quién engaño? Yo tampoco volvería a ser la misma, mi cuerpo se curaba rápido, si, era verdad, aun con las cicatrices que cubrían mi espalda por los latigazos que me dieron de niña mis progenitores, pero mi alma estaba peor, esa estaba dañada, ahora y para siempre y todo por el deseo de diversión de un maldito lobo, Ciro, Ciro, Ciro, es lo único que mi mente repite, cada vez que Víctor me toca, la cara del maldito Alpha viene a mi mente, todo es por su culpa, creí que no podía odiar a nadie más que a mis padres y Víctor, pero me equivoque, Ciro es el culpable de mi desgracia, gracias a él quede a merced del otro Alpha… Risto, si, él también está en mi lista, un día, lo juro, un día, me vengare de todos ellos.
Una semana paso y con ella las esperanzas de que mi familia me saque de este lugar, tampoco tenía posibilidad de escapar, a pesar de que nadie cuidaba este lugar, y es que el dueño es ¡Víctor!, él no necesita que lo cuiden, solo me inducia a un estado de inmovilidad cada vez que salía, y con eso se aseguraba de que no hiciera nada estúpido, como acabar con mi vida, pero también me dejaba a merced de cualquiera que viniera a este lugar, como en este momento, alguien entro en la gran casa, a pesar de no poder verlo u oírlo, lo sentía, cada nervio de mi cuerpo sentía una presencia y eso me altera aún más, solo me había sentido así cuando escuche la voz de Risto, pero no era él quien ingreso, mi corazón se aceleraba a cada segundo, mientras al fin un olor dulce a algodón de azúcar y goma de mascar llena mis fosas nasales.
— ¿Quién eres? — pregunto con voz profunda haciendo temblar cada uno de mis huesos.
Ante mí se dejó ver un hombre, no aparentaba más de 25 años, alto de cabello corto y negro como la misma noche, sus ojos de un color café y su piel pálida me hacían saber que era un vampiro, pero por alguna extraña razón, no sentía miedo o repulsión, sino… tranquilidad, su presencia aliviaba mi pena, calmaba mi corazón y eso me confundía.
— Estas bajo la parálisis de Víctor.
Dijo lo obvio mientras caminaba a mí alrededor, como quien observa una obra de arte, quería seguirlo con la mirada, pero no podía, mi corazón latía cada vez más rápido, casi causando dolor, hasta que se colocó en frente de mí, a escasos centímetros, entonces coloco su mano en mi vientre.
— ¿Loba? — ¿He? ¿Dónde hay una loba?, de qué demonios hablaba.
— Es imposible… ¡MALDICION!
Si no hubiera estado inmóvil estoy segura de que hubiera brincado, me miraba con sorpresa y de pronto sus ojos se dirigieron a mis muñecas, se lo que veía, las marcas de los colmillos de Víctor, esos que le hacían saber a los demás que yo le pertenecía, aunque era claro que yo no sentía lo mismo, sentí vergüenza, me sentía sucia.
Cuando el joven y apuesto vampiro levanto sus ojos y conecto con los míos, estos ya no eran color café, eran rojos escarlata, podría jurar que veía fuego en ellos, y de pronto tuve de nuevo el control de mi cuerpo, lo que provocó que me tambaleara hacia adelante, ya que hacía varias horas que estaba inmóvil. Cuando él me sujeto sentí una corriente recorrer mi vientre, esto era imposible, tenía vergüenza de mirar sus ojos, me sentía sucia, no quería que me viera, aunque no debería importarme lo que un vampiro piense de mí, aun así, quería correr, desaparecer y nunca más volver a verlo.
— Mírame. — Su voz sonaba calmada y dulce, pero aun así no quería hacerlo, sentía vergüenza y mis ojos comenzaron a derramar lágrimas silenciosas. — Dije que me mires… no te juzgare. — y esas palabras las sentí tan honestas, fue como si acariciara mi alma, entonces lentamente levante mi rostro hasta que fije mis ojos en esos iris rojos que poco a poco se fueron volviendo café oscuro. — Todo estará bien, confía en mí. Te daré este anillo, nunca, escucha bien, nunca, jamás te lo quites, solo así podre protegerte, mientras lo tengas, nadie, ni brujo, ni vampiro, ni ningún otro ser místico podrá jugar con tu mente, no tendrán poderes sobre ti, ahora eres libre, vete, yo te encontrare. — sé que debería estar corriendo lo más rápido que pudiera, pero no podía dejar de mirarlo, no quería dejar de verlo.
— ¿Quién eres? ¿Por qué me ayudas? — Como estúpida repetí su pregunta, la primera que hizo cuando me vio.
— Seremos familia, llevas a mi pareja en tu vientre. — mi piel se eriza, el aire se queda estancado en mis pulmones, estoy a punto de perder la conciencia, es lo que más deseo.
— No. — su voz cargada de autoridad me obliga a regresar y no caer en esa cómoda y maravillosa oscuridad que deseo que me abrace y me lleve, para nunca regresar. — Se lo que piensas, no es de Víctor. — informa como si eso quitara el pesar que siento al saber que estoy embarazada. — Veo que nunca tuviste intención de gestar, aun así, no te desharás de mi pareja, la he esperado por mil años.
— Pero… — su pareja, ¡su pareja! ¿y la mía? ¿me querrá después de esto? ¿Quién piensa en mí?
— Juro protegerte, seré tu aliado, nadie volverá a herirte, pero debes cuidar a mi pareja… por favor. — solo su suplica trae un poco de cordura a mi mente, no puedo deshacerme de este bebé, no es solo porque es mío, es porque yo no seré como los monstruos que tengo de padres, no desquitare mi frustración y dolor en un hijo que nada tiene que ver con la atrocidad que me han hecho, además, ella ya tiene un compañero, ella vivirá la felicidad que yo no pude tener.
— Lo haré, la cuidare. — susurro, pero él me escucha, tanto, como para dejar ver una bella sonrisa.
— Sobrino, veo que conociste a tu futura tía.
Y eso fue todo, mi corazón se comprimió con miedo y repulsión y no entendía porque dolía tanto, ni siquiera sabía el nombre de este vampiro, pero saber que era el príncipe de su raza y peor aún, que era familia del bastardo que tanto me daño, basto para que saliera corriendo lejos de aquel lugar, y si bien Víctor quiso detenerme, no pudo. Solo fui testigo de cómo ese joven emitía un ruido espeluznante desde lo profundo de su pecho, mientras sus colmillos quedaban expuestos, no me quede a ver qué era lo que sucedería a continuación, mientras corría por las calles como jamás lo había hecho, fui consiente que mi olor era distinto, olía a bosque, coco, manzana y vainilla, era un aroma diferente al que tenía antes que solo era manzana, vainilla y coco, ahora se sumaba el olor a bosque, y me gustaría pensar que eso se debe a que gracias al anillo que ese vampiro me coloco por fin el hechizo de localización que mis padres tenían sobre mí se había roto, él dijo que este anillo me protegería de los poderes de los brujos y vampiros ¿verdad?. Eso quería decir que por fin podría ser libre, pero ¿podía confiar en él? Mi corazón y alma decían que sí, mi mente… que era una idiota, ¿Qué destino le esperaba a mi hija a su lado? Mi hija, mi mente procesa eso, ¿será bruja o loba? ese vampiro la cuidará ¿verdad? mi bebé si podrá tener la felicidad que yo no, ¿o solo es un truco? ¿estoy embarazada o ese vampiro me engaño? Tantas preguntas de las cuales sé que tardare en saber las respuestas.
Esa noche corrí, corrí como nunca antes lo había hecho, creyendo que podría huir de todos, mi familia, Víctor, el dolor, la vergüenza… pero era imposible, porque uno no puede escapar de sus recuerdos, no puedes huir de tu dolor, sin importar cuanto corras, cada paso que daba, mi mente me mostraba como Víctor había mancillado mi cuerpo, como sus colmillos habían marcado mis muñecas, y eso llevaba a que recordara los golpes de Ciro, y como el maldito de Risto había tomado lo que tanto guarde para mi compañero, como sonrió con satisfacción al verme tirada, lo peor fue recordar como Dima y Baltazar caían una y otra vez, tratando de salvarme ¿y ahora? ni siquiera sé si están vivos, Diosa Luna ¿por qué has abandonado a tu hija?
El futuro Alpha de la manada rosas y espina ya se encontraba en los límites de su bosque, acompañado de su hermano y amigos, no les llevo mucho tiempo volver a su hogar, ya quela ciudad donde habían llevado a cabo su pequeña aventura quedaba cerca, hacia el sur.— ¡Esto es nuevo Ciro! Esa pequeña bruja sí que te golpeo. — su hermano menor se burlaba sin poder dar crédito realmente a lo que vio, nunca nadie había herido a su hermano, era la primera vez que Ciro sangraba.— Realmente llego un momento donde creí que perdería, lo confieso Umar, temí que esa pequeña pateara mi trasero. — dijo recordando el momento donde la patada de la delgada muchacha lo llevo a la lona por quinta vez en la noche.— Sí, todo muy divertido, pero ya pensaron que le dirán al Alpha o a nuestra Luna si tu cara no mejora antes de que lle
De un momento a otro, las manos de la dulceZahara se trasformaron en garras, estaba a mitad del cambio y su loba estaba furiosa, tomo a su primogénito del cuello y lo lanzo a la pared, era la primera vez que atacaba a su sangre, su esposo se interpuso y tornando sus ojos del avellana al rojo la sometió, con la mirada que solo el Alpha tiene, Zahara volvió en sí, mirando con culpa a su hijo.— ¡Ciro, hijo, perdón!Ciro no podía hablar de lo sorprendido que estaba, al igual que el resto de sus hermanos, su madre jamás había sido una persona violenta, ella siempre destaco por su amor, paciencia y comprensión.— Zahara, él sabe que no lohiciste apropósito, ahora dime ¿qué te paso cariño? — Maximiliano tomo el rostro de su esposa con cariño y amor que solo los amantes pueden tener.
Un total de 150 hombres lobo marcharon a la ciudad Mancher, ya que el resto quedo al cuidado de la reserva, estos guerreros recorrieron cada calle de la ciudad, en busca de algún indicio de donde podría estar la hija del Alpha, todos tenían su aroma grabado en sus mentes, también sabían que podía estar mezclado con otros componentes, productos de algún hechizo que los Lumber le daban para ocultar lo que ella era, una mujer lobo, un Alpha al igual que sus hermanos, a pesar de la insistencia de su Luna de acompañarlos en la búsqueda de su hija, el Alpha la pudo convencer, con el pretexto de que el resto de la manada quedaba al cuidado de ella.Paso una semana de búsqueda, pero aún no tenían ningún rastro de Abigail, la familia de Lara parecía a ver desaparecido, no pudieron dar con ellos, pero si con su última vivienda, de donde pa
Abigail.Permito que me lleven a una de las camionetas,quedando sentada en medio de ellos dos en la parte trasera, al mirar por la ventana, soy consciente que todas las demás camionetas van detrás nuestro, la pregunta es a ¿dónde nos dirigimos?— No tienes nada que temer mi pequeña, te hemos buscado por tanto tiempo y al fin te encontramos. — dice la mujer mientras acaricia mi rostro, no me muevo, se siente… bien.— No llores mi luna, no ves que la haces sentir más nerviosa. — el hombre habla, pero sus ojos también están húmedos.— Son, lágrimas de felicidad mi Alpha, no lo puedo evitar.La forma en la que se miran es tan íntima que me siento fuera de lugar, esta debe ser la conexión que tienen los mates, las parejas destinadas, ni siquiera se sus nombres, por lo que creo justo preg
En el calabozo elambiente era deuna tención total, en un lado se encontraba Lara y Ciro y del otro un muy golpeado Baltazar, a este último algunos de los guardias le habían dado un trato especial por pedido del Alpha, por lo que se encontraba tirado en el frio y duro suelo de la celda, con el rostro ensangrentado.— Disfrutare cuando mi padre corte cada parte de tu cuerpo. — el cinismo estaba presente en cada palabra de Ciro.— Solo espera a que me recupere y seré yo quien te despedace por lo que le has hecho a mi hermana inmundo animal. — Baltazar dejo salir cada palabra con verdadero rencor y odio.— Él no me ha hecho nada, somos culpables de amarnos, nada más. — intervino Lara tomando la mano de su pareja para que se quedara quieto. Mientras una sonrisa curvó los labios del brujo, que poco a poco se sentó apoyando su espalda contra la pared de
— ¿Qué te sucede?, ¿Por qué tus ojos cambiaron? — cuestiono Umar, aun sujetando a Risto.— Ese sucio brujo toco a mi Aby. — la forma posesiva en la que Risto hablaba no fue lo que provocó el enfado de Umar, su furia corrió al ver sus colmillos aparecer.— Escucha bien pedazo de mierda, ni se te ocurra marcar a mi hermana sin su consentimiento, o yo te arrancare la cabeza, ella es un Alpha, podrá seguir viviendo sin ti. — Aquello logro que el lobo de Risto se tranquilizara, era verdad, los Alphas podían vivir sin su pareja, solo que la mayoría terminaba con su vida al perderla, pero eso era decisión de cada uno.— Lo lamento, no es mi intención… estoy demasiado ansioso, llevo tanto tiempo buscándola y ahora no sé cómo abordarla. — claro que no lo sabía, no tenia ni idea de cómo pedir el perdó
La joven Alpha cayó en un profundo sueño, el cansancio de haber sacado a su loba por primera vez le estaba pasando factura, mientras el brujo camino a la sala, donde sentía que la familia Zorte se encontraba. Debía hablar con ellos y el MATE de su hermana.Baltazar bajo las escaleras, y siguió el sonido de las voces que se escuchaban, las cuales lo dirigieron al salón principal, en ella se encontraba toda la familia Zorte y el tal Risto, el cual lo veía con odio, el mago trato de tranquilizarse, ya que sabía porque lo observaba así, apenas ingreso se vio atacado por las preguntas de la luna Zahara.— ¿Cómo está mi hija? — dijo Zahara desbordando preocupación por cada poro.— Se durmió en mis brazos… — antes que Baltazar dijera algo más Risto lo tomo del cuello y lo lanzo contra la pared, sus ojos esta
Una serie de rugidos se dejaron oír, antes que el lobo negro de Maximiliano Alpha de la manada rosa y espina se mostrara, su hocico lleno de espuma dejaba ver lo furioso que estaba.Abigail estaba en un sueño horrible, corriendo en medio de la noche, con solo la diosa alumbrando su camino, pero aun así, era tenebroso, no era miedo a la oscuridad, era miedo a ser atrapada por Víctor y regresar a esa pesadilla que vivió por una semana y que sin embargó le pareció una eternidad, se despertó asustada, no solo por el sueño, también por los fuertes golpes que se oían, esos mismos que le indicaban que algo malo sucedía, por lo que se apresuró a bajar las escaleras, solo para ver a tres lobos pelear entre ellos, su corazón dolió cuando el lobo de su padre lanzo a uno color cobrizo contra la pared, y no pudo evitar caer de rodillas mientras las lágrimas sal&iac