Abigail.
La molestia y el dolor se mezclan en mi ser, molestia por ser la ultima en enterarme que quien yo queria como mi familia estaba unido a mi hija, y dolor porque el silencio de Baltazar solo significaba que rechazaba tal cosa. No espere a que nadie me explicara nada, porque no queria una explicación de otra persona que no sea Baltazar.
Después de mucho tiempo deje salir a mi loba, sorprendiéndome de que pudiera manejar tal cosa, pues la única vez que la deje libre fue cuando mi padre queria matara Baltazar.
La tierra enterrándose en mis uñas no producía una sensación rara, las almohadillas de mis patas amortiguaban el ruido que debía provocar cada una de ellas, al correr por el bosque, mi olfato se agudizo a medidas que nunca lo había creído posible, ya que aquella vez que tome mi forma de loba, solo pude oler a Risto, pero ahora mi objetivo era otro y fui por &eacu
La llegada de Prieto no solo había sido oportuna, para salvar la vida de las cachorras y de la misma Abigail, también le había dado la certeza a la joven loba, que su idea no era descabellada, ni mucho menos ridícula, pues, así como ella le concedería paz y esperanza a aquello que habían perdido a sus parejas, Risto, Dima y Barak, se encargarían de que la justicia llegara, o al menos eso queria la loba.— No tenemos nada que discutir, ellos morirán. — sentencio Risto y Abigail rezo a la diosa por paciencia.— No, no mataremos a nadie, y por supuesto que Víctor y Red no serán la excepción, para eso hicieron una prisión, para que cada uno cumpla con su pena. — la loba necesitaba solucionar aquel detalle antes que la manada de sus padres llegara junto con la manada colmillo de plata, pues eso daría reconocimiento a su pueblo, y poco a poc
Abigail:Es la primera vez desde que pise este bosque, que me separo de Risto, no solo mi loba esta ansiosa, mis cachorras no están de lo más tranquilas que digamos.— ¿En verdad es seguro esto? — Barak tiene los ojos tan rojos, que resalta en la oscuridad.— Por supuesto que lo es, jamás pondría en peligro a la santa luna, mucho menos a sus cachorras. — Prieto se nota ofendido, y es cuando me toca intervenir, llevar un pueblo adelante no es lo mismo que manejar una manada.— Tengo fe en ti Prieto, al igual que todos, solo comprende que Barak ha esperado demasiado por su compañera. — el mayor asiente y una pequeña sonrisa aparece en su rostro.— Vamos niño, debes reconocer que, de mi raza, soy el mejor, te libere a ti ¿no? — Barak asiente resignado, aunque su nerviosismo no disminuye y lo comprendo, Risto pidi&o
Risto estaba en su forma lobuna, el animal se había apoderado de su ser, no era fácil manejar su furia, después de todo era un maldito Alpha y la que se estaba poniendo en riesgo era su compañera.El animal gruñía mientras sus garras dejaban surcos en el suelo boscoso, su mente se llenaba de recuerdos del rostro de su luna, como sus ojos opacos fueron brillando cada día más, así como su vientre fue creciendo, el dolor de su luna fue menguando y el amor por él floreciendo, debía cuidarla, protegerla, pero el lado humano poco hacía, el animal aulló a la luna, pidiendo un poco de ayuda, era fácil para el animal el pensar en imponerse y someter a su compañera, encarcelarla de ser necesario para resguardar su ser, pero también estaba esa maldita conciencia que compartía, ese lado humano que le decía que tuviera un poco de fe en su compañera, que la dejara ser, que debía acompañarla y apoyarla, que ya en un principio la habían lastimado y debían pasar toda la eternidad reparando aquel error
A nadie le quedo dudas de que Abigail era la enviada de la diosa luna, ya que la noche en la que se conecto mentalmente con la familia de Risto y la propia, también lo hizo con cada ser mágico que habitaba este planeta. Fueron muchos los que llegaron al pueblo Ministerio de Luna, para rendirle el respeto que ella se merecía, y fueron esos mismos los que dieron fe a los demás de lo que allí sucedía. — El pueblo Ministerio de Luna no será solo dirigido por un Alpha y una Luna, este lugar no es una manada, aquí, reinara la justicia para quienes clamen por ella, será el refugio para las víctimas y la prisión para los culpables, cada pena tendrá una condena justa, será corta en algunos casos y en otros podría llegar a ser eterna, eso depende de cada culpable y su conciencia, y para ello el Alpha Risto y la santa Luna Abigail, tendrán a sus ayudantes, Prieto representara a los brujos y Barak a los vampiros. — anuncio con voz grave Baltazar, apenas y la audie
Las manos de Risto desvestían con premura a su luna, 15 años con Abigail y la pasión solo incrementaba, aunque en esta ocasión fue su compañera el que lo sorprendió al empujarlo sobre la alfombra del gran dormitorio que compartían.— ¿Mi luna? — indago con curiosidad al ver como Abigail dejaba besos húmedos por su torso y continuaba descendiendo.— Quiero probarte mi Alpha, ya no soporto imaginar tu sabor.Un gruñido involuntario salió de Risto, tantas veces había soñado con algo como esto, pero nunca en todos los años que llevaban juntos, se atrevió a pedirle algo que su luna no estuviera dispuesta a dar, ahora, era ella quien le suplicaba dejarla saborear su miembro y por supuesto que el Alpha no pensaba negarse, aunque debía reconocer que se sintió como un maldito, cuando de manera involuntaria tomo el cabello castaño de su luna y acelero los movimientos de su cabeza, mientras las caderas de Risto se alzaban para penetrar su boca aún más profundo, provocando que a la loba los ojos
Laura:A veces creo que mi vida es como un cuento, pero sin la suerte que siempre tiene la protagonista, incluso Cenicienta ha tenido una mejor vida que la mía, a ella en algún momento su padre la amo, y su madre si no hubiera muerto estoy segura que la amaría y cuidaría, me pregunto si tendré un final feliz, soy una bruja, aunque no me dejen usar la magia, algo que no entiendo, tal vez es por ser mujer, ya no pregunto, a decir verdad, a esta altura no hablo a no ser que me lo pidan, sé muy bien cuales son las consecuencias de hablar sin permiso.Parece un mal chiste que aun en un mundo donde los seres sobre naturales existen, también exista el maltrato, si fuera una humana buscaría ayuda, es lo que se debe hacer, sin importar quien sea que ejerza el maltrato o de que tipo sea, pero ¿A dónde podría buscar ayuda un ser como yo? Aquí no existe un rey a dónde acudir, una corte donde quejarse, para mi gente eso no existe, el único que podría ayudarme seria mi ANCLA, así se les llama a las
Laura:Los minutos pasan, cada asalto da la sensación de que es más largo que el anterior, pero sé que se debe a que estoy cansada, herida en demasía, diablos debo reconocer que estoy al límite, es la lucha más larga que eh tenido y eso que lucho desde los 18 años, cualquiera diría que con 23 años ya tendría que estar más que acostumbrada, pero no es así, no puedo acostumbrarme al continuo maltrato, nadie puede acostumbrarse a ser golpeado.Recibo un golpe más, donde sentí como mi labio se abría y la sangre brotaba de el, apenas podía ver, el corte en la ceja derecha que me había provocado un rato antes era grande y la sangre cubría mi ojo derecho, el izquierdo estaba totalmente cerrado de lo hinchado que lo dejo con el gancho que me dio, estaba jodida, sé que la persona con la que estoy luchando no es un simple lobo, no, él es algo más, al igual que yo, pero ¿qué? ¿Un guerrero? ¿Un rastreador? ¿Un beta?— Ríndete belleza, estas acabada, no me gustaría seguir desfigurando ese bello ro
Laura.Baltazar se encarga de cargarme, ya que mis padres se largaron apenas termino la lucha.— Resiste Laura, ¡Dima!, es hora. — de repente un torbellino aparece frente a nosotros, provocando que quede aturdida, un brujo de aire.— Bebe esto, tu sangre está contaminada, es el primer paso para que el hechizo de localización de los Lumber se rompa. — quisiera preguntar tantas cosas, ¿a qué se refiere con que estoy contaminada? ¿esa es la razón por la que mis padres no me quieren? ¿no soy una bruja completa? pero lo único que viene a mi mente es que quizás fuera mi propia familia la que me envenenara y si ese fuera el caso, Baltazar lo sabía.Luego de beber la pócima, mi cuerpo es levantado en el aire, no es magia son los brazos de Dima que me observa maravillado, mientras aspira fuerte el aroma que desprende mi cuerpo.— ¿Qué rayos haces con mi hermana? — Baltazar se nota molesto.— Huele muy bien, huele delicioso. — me ve de igual manera que Víctor lo hizo durante todos estos años y