Un cachorro necesita a su manada para existir, pues de ella es que obtiene su fuerza, los lobos no sobreviven solos, Risto lo comprendía muy bien, él había nacido en una gran manada y sus padres lo habían guiado en el camino para preparase para la vida, no podía imaginar lo difícil que era todo para Abigail, Máximo y Zahara especulaban conque su hija había podido sobrevivir a la soledad y el maltrato gracias al apego que tenia con Baltazar, ahora en la inconciencia de los sueños, el Alpha se dispuso a saber la verdad; pues la marca que se hacían los compañeros no solo era para demostrar su unión, claro que no, si fuera ese el caso simplemente llevarían una argolla en el dedo como lo hacían los humanos, la marca que se efectuaba cuando los lobos consumaban su amor, tenía una razón de ser, conocer el pasado de su pareja, saber cuales eran sus gustos y disgustos, que lo podía herir y sobre todo como hacerlo feliz; bien, Risto al fin había marcado a su luna, probo lo dulce de su sangre y
Baltazar regreso a la casona de la manada, para informar que Abigail estaba más calma, aunque sabía que eso duraría poco, Abigail apenas se estaba adaptando a su vida, sumado a que todavía no perdonaba, a su mate, como para ahora sumare todo lo que conllevaba ser la Alpha de la manada. — No será fácil para ella. — reconoció con un suspiro pesado Zahara. — Será poner en peligro la manada entera. — refuto Ciro y Zulo gruño por lo bajo. — Ella lo hará bien. — aseguro Zulo cuando pudo controlar a su lobo. — Pero ¿cuánto tiempo le llevara lograr ser un Alpha funcional? — cuestiono nuevamente Ciro, pero ahora fue Baltazar el que hablo. — ¿Tu preocupación es por la manada? ¿o porque Aby lo pueda hacer mejor que tú? — Ciro sabía que había actuado mal, y no tenía como justificarlo, pero el hecho de que todos cuestionaran sus palabras alegando o insinuando que eran por celos hacia su hermana lo estaban sacando de quicio. — Sabes una cosa Baltazar, puede que tu criaras a mi hermana, pero es
Jonás rodo por el piso logrando apagar las llamas que aun quemaban su ropa, de un rápido movimiento se colocó en posición de ataque, pero el rugido de Risto lo detuvo, y de forma involuntaria el viejo Alpha dejo su cuello expuesto, dejando en claro su sumisión, aun sin ser realizada la ceremonia de paso de mandos, Risto se había hecho con la manada colmillo de plata y todo era porque ya había marcado a su luna.— Maldición. — murmuro Jonás al reconocer la posición de sumisión que tenía frente a su hijo.— Lo siento, definitivamente no queria hacer eso. — los labios de Risto se movían rápidamente, pero sus ojos dejaban en claro que no estaba arrepentido. — Pero, no puedo permitir que nadie trate de intimidar a mi luna. — había tanta devoción en las palabras del maldito Alpha que incluso Abigail las supo reconocer.— Pues tu luna me ataco. — refuto no solo viendo a su hijo, los ojos de Jonás viajaron rápidamente a Maximiliano, esperando así sea una disculpa de parte de su viejo amigo, p
Abigail.Mi corazón se aceleró, mi loba gimoteo en mi mente y de forma inconsciente busque en Risto el consuelo que me faltaba, mis ojos estaban clavados en Baltazar, me sentía incapaz de decir o hacer algo ante su confesión.— No me veas de esa forma Aby. — suplico el brujo al que consideraba mi hermano, sin importarle que todos aquí querían acabar con él. — Lo pensé como una salida. — mi cabeza instintivamente se fue a un lado, con la clara confusión gravada en mi rostro. — No podía decirte que eras una loba y que los Zorte eran tu familia, no podía ayudarte a escapar porque tenias el hechizo de rastreo, aunque lograra sacarte de la mansión no tardarían nada en emboscarnos y estaba seguro de que si eso sucedía Ismael te entregaría a Víctor sin importar que aun eras una niña. — la desesperación en la voz de Baltazar se hacia mas notable con cada palabra, al tiempo que sus ojos se convertían en cascadas de agua salada. — Veía tu espalda marcada por los latigazos, tu dolor, y el mío, s
Abigail.Mi vista solo enfocaba a Risto, puede que me interesara la reacción de mi familia, pero es Risto es quien más debe demostrar su apoyo ante lo que estoy segura a nadie le gustara, no solo por mezclar razas, pues aún recuerdo la reacción de mi padre al creer que estaba preñada de Víctor, un vampiro, sino todo lo que conllevaría que mi cachorra se uniera a Barak, que no solo es un vampiro, sino por lo que acaban de explicar lleva en él el alma del único y verdadero Rey vampiro.— De ninguna manera. — la voz de Jonás suena molesta, ahora al menos se de donde saco lo idiota Risto.— Seria poner a mi nieta en peligro, claro que no puede ser factible esa unión. — mi padre lamentablemente le da la razón a mis pensamientos.— Es una lástima. — al fin Risto sale de su asombro. — Esa es una decisión que no depende de ustedes, tampoco de nosotros. — mis ojos siguen cada uno de sus movimientos, no se me pasa por alto que toma el anillo que Barak me dio, por un segundo creo que lo lanzara
Abigail se aparto de todos, la verdad había salido a la luz, al menos casi todo, ya no queria recordarlo más, mucho menos deseaba ver la forma en la que su familia la veía.— Aby. — Laura la detuvo en su huida, no deseaba ser grosera con la bruja, no solo por ser hermana de Baltazar, también era el hecho de que ahora si esa bruja sin poderes seria la nueva luna de la manada rosas y espinas.— ¿Sí? — indago tratando de parecer calma, algo que por supuesto no estaba.— Hice carne asada, sé que te encantara y de guarnición unas riquísimas legumbres, son buenas para la cachorra. — la sonrisa de la rubia era muy similar a la de Baltazar, pero no era lo único, Abigail podía distinguir el esfuerzo que Laura hacia para hacerla sentir bien.— Gracias Laura, pero…— No, no aceptare un no por respuesta, ahora serás madre Abigail, si tu no tienes hambre, recuerda que tu cachorra sí. — en eso también se parecía a Baltazar y Aby no pudo evitar decirlo.— Te pareces a tu hermano. — murmuro pasando a
Abigail:— Espera Risto, si solo lo matas no sufrirá lo suficiente. — Zulo empujo al lobo de Risto y este con un esfuerzo sobre humano regreso a ser hombre o casi.Veía como Risto enviaba al suelo una y otra vez a ese hombre que tanto daño me había hecho, sus ojos no enfocaron mi rostro ni una sola vez, aunque sus alaridos, evocaron mi nombre e imploraron mi piedad en más de una ocasión, un diente cayó a escasos centímetros de mi pie, pero no pude moverme, estaba como en una nebulosa donde lo único que veía era que la vida de Ron terminaría de un momento a otro. Debería estar contenta, e incluso eufórica, pero no era el caso, trataba de disfrutar de cada golpe que mi Alpha le brindaba, porque lo hacia por mí, para que mi pena menguara un poco, pero la verdad, era que no podía, mientras más lo golpeaba mi mente más me llevaba al pasado, tantas veces que rogué, suplique e implore, incluso el ser una simple humana, y tener a quien acudir, y fue cuando todo estuvo claro en mi mente, si es
Risto se encargo de acompañar a la joven loba, no dijo palabra alguna luego de prometerle conseguir la justicia que tanto soñaba, solo la abrazo, sin importarle que la loba mojara su pecho, acaricio la delgada espalda, y respiro su aroma, para mantener a su lobo tranquilo, no le gustaba verla de ese modo, pero sabia que Abigail necesitaba llorar, gritar, y hablar, era fundamental para su recuperación y él la acompañaría, hablaría cuando fuera necesario, escucharía aunque eso lo torturara, pero sobre todo, la acompañaría por siempre, y aunque consiguiera el perdón de su compañera, conseguir el propio sabía que sería imposible.— Risto. — murmuro aun pegada en su pecho, luego de casi una hora.— Dime. — se lo oía tan complaciente, como si fuera un esclavo, un cachorro esperando la orden de su ama.— ¿Puedes quedarte conmigo? — el Alpha respiro con fuerza, mientras aferraba aún más a la joven.— Siempre mi luna, siempre que tú quieras. — prometió con solemnidad.—Gracias.— No tienes por