Abigail:— Espera Risto, si solo lo matas no sufrirá lo suficiente. — Zulo empujo al lobo de Risto y este con un esfuerzo sobre humano regreso a ser hombre o casi.Veía como Risto enviaba al suelo una y otra vez a ese hombre que tanto daño me había hecho, sus ojos no enfocaron mi rostro ni una sola vez, aunque sus alaridos, evocaron mi nombre e imploraron mi piedad en más de una ocasión, un diente cayó a escasos centímetros de mi pie, pero no pude moverme, estaba como en una nebulosa donde lo único que veía era que la vida de Ron terminaría de un momento a otro. Debería estar contenta, e incluso eufórica, pero no era el caso, trataba de disfrutar de cada golpe que mi Alpha le brindaba, porque lo hacia por mí, para que mi pena menguara un poco, pero la verdad, era que no podía, mientras más lo golpeaba mi mente más me llevaba al pasado, tantas veces que rogué, suplique e implore, incluso el ser una simple humana, y tener a quien acudir, y fue cuando todo estuvo claro en mi mente, si es
Risto se encargo de acompañar a la joven loba, no dijo palabra alguna luego de prometerle conseguir la justicia que tanto soñaba, solo la abrazo, sin importarle que la loba mojara su pecho, acaricio la delgada espalda, y respiro su aroma, para mantener a su lobo tranquilo, no le gustaba verla de ese modo, pero sabia que Abigail necesitaba llorar, gritar, y hablar, era fundamental para su recuperación y él la acompañaría, hablaría cuando fuera necesario, escucharía aunque eso lo torturara, pero sobre todo, la acompañaría por siempre, y aunque consiguiera el perdón de su compañera, conseguir el propio sabía que sería imposible.— Risto. — murmuro aun pegada en su pecho, luego de casi una hora.— Dime. — se lo oía tan complaciente, como si fuera un esclavo, un cachorro esperando la orden de su ama.— ¿Puedes quedarte conmigo? — el Alpha respiro con fuerza, mientras aferraba aún más a la joven.— Siempre mi luna, siempre que tú quieras. — prometió con solemnidad.—Gracias.— No tienes por
Abigail deseaba permanecer de esa forma con su Alpha, entre los cálidos brazos del hombre, su alma no temblaba, su mente estaba tranquila y el corazón no le dolía, pero lamentablemente los gritos furiosos de Baltazar terminaron por romper su burbuja de felicidad y la calma que había en ella.— ¿Y ahora que le sucede a ese brujo? — se quejó Risto, abrazando aun más fuerte a Aby, y hundiendo la nariz en su cuello, al parecer la loba no era la única que estaba en paz en aquella cama, Risto jamás se había sentido tan bien como desde que estaba con ella, se sentía realizado, tener una manada, ser un buen Alpha, todo había dejado de tener importancia para este hombre lobo, solo su luna era importante y lo más valioso para él.— Creo que Baltazar ya sabe que Ron esta en los calabozos. — su luna no se oía inquieta, ni nerviosa, solo preocupada, pero tampoco como que aquella preocupación ocupara todo de su ser, pues de forma natural dejo un beso en la cabeza del Alpha, quien ronroneo, provocan
Baltazar escapo de la casona del Alpha, bajo la excusa de que necesitaba tiempo para tranquilizarse, pero la verdad era que no sabía como tomar lo que acaba de sentir, una maravillosa energía que solo una vez en la vida había sentido, esa misma que él había destruido, para salvar a Abigail, no se sentía digno de tener una nueva oportunidad, menos de que esta fuera la hija de la que él consideraba su hermana, y mientras Abigail era rodeada por su familia y un vampiro caballeroso, pero sumamente tedioso a la hora de hablar de la salud de la joven loba, Risto decidió ir tras el brujo que le había salvado la vida a su compañera en más de una ocasión y de mil formas diferentes. Risto era consiente gracias a su lazo con Abigail, que tan importante fue la presencia del rubio para la loba, si Baltazar no fuera lo que es, Abigail habría muerto de pena hacía mucho tiempo y él solo sería un maldito Alpha vagando por el mundo.— Pensé que irías a matar a Ron. — el rubio giro para ver con fastidio
Abigail despertó muy temprano, el hecho de servir de criada para los Lumber había dejado en ella mucho más que daño mental y físico, también había hábitos que sabia la acompañarían de por vida y uno de ellos era el despertar cuando el sol apenas y estaba saliendo.En los días pasados, se dedicaba a deambular en su cuarto, hasta que alguien de su familia tocaba su puerta, pero ahora no estaba sola y no lo volvería a estar nunca, pues Risto estaba a su lado, ese hombre era solo suyo y hasta ahora lo estaba comprendiendo, se sentía bien el despertar entre sus brazos, el calor que emanaba de su cuerpo y chocaba con su espalda, la manera en la que una de sus manos cubría de forma protectora su vientre y a sus hijas en ella le agradaba en demasía, aunque hoy algo era distinto y eso era el sentir de algo duro chocar contra su trasero, mordiendo su labio, y disfrutando de la sensa
Cuatro meses puede parecer mucho o poco, todo depende de que lado lo veas, que es lo que buscas o de que escapas.En cuatro meses Risto, consiguió levantar el que seria su hogar, pues la construcción de una nueva casona era algo fácil de hacer, cuando tenías a lobos, brujos y un vampiro con energía suficiente como para cortar troncos con un solo zarpazo, mientras Dima y Baltazar se encargaron de hacer un nuevo claro entre el frondoso bosque, allí donde se levantaría el ministerio, no seria una manda como bien lo había dicho Abigail, pues no serian solo lobos los que habitarán aquel sector del bosque, y aunque la manda rosas y espinas al igual que la manada colmillo de plata vieron sus tierras disminuir, al ceder mitad de sus bosques a la creación del ministerio, al menos le quedaba la paz de saber que no era bosque perdido, pues allí crecerían sus nietos, la mejor representación de dos manadas que se unen.Cuatro meses le fue más que suficiente a Dima para traer a su familia, una hum
Abigail.La molestia y el dolor se mezclan en mi ser, molestia por ser la ultima en enterarme que quien yo queria como mi familia estaba unido a mi hija, y dolor porque el silencio de Baltazar solo significaba que rechazaba tal cosa. No espere a que nadie me explicara nada, porque no queria una explicación de otra persona que no sea Baltazar.Después de mucho tiempo deje salir a mi loba, sorprendiéndome de que pudiera manejar tal cosa, pues la única vez que la deje libre fue cuando mi padre queria matara Baltazar.La tierra enterrándose en mis uñas no producía una sensación rara, las almohadillas de mis patas amortiguaban el ruido que debía provocar cada una de ellas, al correr por el bosque, mi olfato se agudizo a medidas que nunca lo había creído posible, ya que aquella vez que tome mi forma de loba, solo pude oler a Risto, pero ahora mi objetivo era otro y fui por &eacu
La llegada de Prieto no solo había sido oportuna, para salvar la vida de las cachorras y de la misma Abigail, también le había dado la certeza a la joven loba, que su idea no era descabellada, ni mucho menos ridícula, pues, así como ella le concedería paz y esperanza a aquello que habían perdido a sus parejas, Risto, Dima y Barak, se encargarían de que la justicia llegara, o al menos eso queria la loba.— No tenemos nada que discutir, ellos morirán. — sentencio Risto y Abigail rezo a la diosa por paciencia.— No, no mataremos a nadie, y por supuesto que Víctor y Red no serán la excepción, para eso hicieron una prisión, para que cada uno cumpla con su pena. — la loba necesitaba solucionar aquel detalle antes que la manada de sus padres llegara junto con la manada colmillo de plata, pues eso daría reconocimiento a su pueblo, y poco a poc