Mi boca se abrió asombrada, intentaba procesar en qué momento dije o hice algo que le diera esa información errónea sobre mí. Pero, realmente no lo había hecho. Era él quien se cree demasiado. está tan acostumbrado, que cree que las cosas giran a su alrededor siempre. — Señor Delacroix — le llamo — ¿Dime?— ¿Usted en sus estudios de post grado o universitarios, cursó alguna vez algo relacionado a las alturas? — pregunto curiosa y él me observa confundido.— No, ¿por qué?— Entonces, bájese de esa nube, porque puede herirse al estar en un lugar tan alto, sin la debida protección. — respondo caminando hacia él para empujarlo, tener está conversación en toalla no es agradable.— ¿De qué hablas? — pregunta Alessandro en la puerta de mi habitación. — Creer que usted me gusta o siento algo para usted, al punto de sentir celos si alguien se acuesta con usted, es una idea tan ilógica, que me hace pensar que usted es el que sube y esponja las nubes del cielo, y para eso, ni siquiera ha hecho
Una semana despuésMi mente estaba vuelta un caos, habían pasado siete días desde que Alessandro me dio los papeles para que escribiera las condiciones y se había marchado de mi vida. Era extraño, ni él ni su madre, habían intentado comunicarse conmigo y si no fuera por las noticias sobre mí que aún circulaban y que me había dejado una de sus casas para vivir, pensaría que todo fue producto de mi imaginación.— Deja de darle tantas vueltas a eso y escribe lo que quieres — dice Lu bebiendo su malteada.Durante estos días, mi vida se ha arreglado un poco, desgraciadamente, no puedo ir a trabajar a la firma de abogados porque los periodistas aún buscan mi entrevista, pero desde la distancia, he hecho como ha sido posible mis prácticas mientras el mundo sigue igual para los demás — Lu, por más que lo piense, no me resulta agradable esto. ¡Es ilógico! — ¿Por qué? — pregunta Lu comiendo su hamburguesa vegana.— Estamos comiendo hamburguesas en esta fortaleza, porque no puedo salir, ¿no te
La sensación no era incomoda, no éramos exjefe y exempleado, ni mucho menos era Alessandro el demandante y Kim indomable. Solo éramos dos personas que, aunque no habían llegado a este tipo de intimidad, lo estábamos experimentando de la manera más cómoda. Su respiración comenzó a ser pausada y su cuerpo empezó a relajarse, mientras yo estaba nerviosa por lo que podría pasar y no era porque quisiera que pasara algo, sino, el hecho que estuviera tan cerca. Estaba ansiosa y más cuando él no hablaba ni se separaba de mí, por lo que, aclarando mi garganta, intenté reunir el valor para hablarle.— ¿Deseas hacer esto todas las noches? — pregunto en un hilo de voz y yo no escucho alguna respuesta.Lentamente, comienzo a moverme para alejarme de él y ello, consume tanto mi energía que cuando logro girar mi cuerpo, ya no tengo energía para regañarlo por haberse dormido, cuando solo le iba a permitir que estuviera cinco minutos aquí.Pero, su rostro se muestra tan relajado, que terminó aceptand
Algo me decía que no debía tomar esto a la ligera. La mente me repetía todas las veces que había decidido precipitadamente y eso me había llevado a más problemas. Pero, mi mano no dejaba de escribir sobre la hoja en blanco que comenzaba a tener letras sobre ella.Con tantas cosas en mente, solo pude escribir la primero condición que me resultó importante:— No debes secuestrar, dejar en una prisión costosa o imponer cualquier situación en la que la libertad de Kim Morgan sea vulnerada.Alessandro se levanta mientras termino de escribir la primera condición, lo observó como lee y espero su respuesta. — Me parece bien. No lo pensaba volver a hacer, pero es bueno, que este escrito. — comenta Alessandro — Es bueno que lo tengas claro. Porque no quiero seguir haciendo el papel de princesa prisionera. — comento molesta y él me sonríe.— Bueno, en esos casos, era el villano quien secuestraba a la princesa. Por lo que, no podía ser el príncipe. — comenta Alessandro sonriente y yo suspiro ant
Sabía que estaba entrando a un terreno peligroso. Muchas personas fuertes, eran doblegadas por un buen sexo. Y ese era mi mayor peligro con Alessandro. Él sabía dónde tocar y yo solo podía disfrutar de cada sensación que él me hacía sentir.Sus manos, se aferran a mi muslo y trasero mientras su boca devora con maestría mi botón de placer. No hay juego previo, el ataque es directo e intenso, tanto que no puedo parar de gemir, aunque no quiero parecer una mujer en celo. Alessandro se aleja de mí entrepierna y sonríe mientras nos observamos. Su mirada es oscura, como si todas las sensaciones que experimenta ahora junto con sus sentimientos, hicieran parte de un color y que, al mezclarse toda esa gama de colores, nos diera el color negro, ese que veo en sus ojos cuando el deseo lo consume. Deseaba con todas mis fuerzas, no verlo sexy. Pero su cabello desordenado, su mirada cargada de deseo y sabiendo que su boca estaba dándome placer, me resulta imposible no verlo hermoso. Jodidamente he
El orgasmo que nos arrolló, nos robó tanta energía, que mis piernas perdieron fuerza y yo me vi en el suelo agotada. Pero, Alessandro anticipó mi caída y tomándome en sus brazos, para salir por primera vez de mí, me tomó en sus brazos y me acostó en el sillón, donde se alejó y volviendo con toallas húmedas, sonriéndome.No sabía que tenía pensado y menos pude pensar, cuando él me dio un beso post sexo que me encantó y solo pude salir de la ensoñación, cuando con una toalla húmeda, se abrió paso por mis labios mayores. Me tensé ante su movimiento y de inmediato, me alejo de sus labios mientras llevaba mis manos allí para alejarlo de mi sensible zona. Sin embargo, él no se alejó de mí ni se sintió incómodo por lo que quería hacer, ya que, me sonrió dulcemente mientras me miraba con algo más que simple deseo.— Déjame limpiar lo que he ensuciado — dice Alessandro tan casual que me resulta sorprendente que no se sonroje ante sus palabras.— Yo puedo hacerlo.— Sé que puedes. Pero, me gust
Quería disfrutar de está atención. Nunca alguien se había preocupado por mí al punto de querer ducharse conmigo, si no era tener sexo. Y era una sensación agradable. Extraña por no estar acostumbrada a ello, pero agradable de cierta forma.¿El problema? El único problema era que no debía acostumbrarme a ello y mucho menos, permitir que sea Alessandro quien haga esto para mí, por primera vez.No debía permitirlo, porque era como dejar que alguien pasajero, marcara en lo más profundo de mí y ello, ahora puede ser cómodo, pero cuando todo esto se acabe, será doloroso. Por lo que, debo cortar todo de raíz y poner los límites que son necesarios para este tipo de relación.Por ello, no solo me alejo, sino que, me levanto de la tina para no estar en su rango de vulnerabilidad. Porque si algo he entendido es que sentirlo tan cerca, nubla mi juicio.— ¿Sucede algo? — pregunta Alessandro confundido y yo salgo de la tina, rumbo a la ducha— No quiero esto. Agradezco que quieras que nos relacionam
Como ninguno se marcha y el consultorio es bastante grande para todos, los dos se quedan allí, mientras yo me coloco en la camilla donde me harán la ecografía. Mientras Alessandro y Lu discuten sobre sus responsabilidades con el bebé, yo intento recordar cada momento de esta cita médica. Lo que creí que experimentaría solo con Lu, terminé experimentándolo con mi jefe o más bien, mi exjefe. Algo que no espere vivir, pero, ahora que lo vivo, solo puedo sonreír. Después de todo, no es tan malo como creí.— Bueno, ¿estamos listos? — pregunta la ginecóloga y yo asiento.La disputa entre Lu y Alessandro cesan por ahora cuando, la doctora coloca el gel frío sobre mí vientre. Pero, cuando está por colocar el ecógrafo en mi vientre, tocan a la puerta. — Lamentamos llegar tarde. Pero, ¿podemos pasar? — escuchamos decir después de los toques.— Es mi madre — murmura Alessandro — Abre la puerta. Si vino, es porque quieres estar aquí. — murmuro y él asiente caminado hacia la puerta donde entra s