Algo me decía que no debía tomar esto a la ligera. La mente me repetía todas las veces que había decidido precipitadamente y eso me había llevado a más problemas. Pero, mi mano no dejaba de escribir sobre la hoja en blanco que comenzaba a tener letras sobre ella.Con tantas cosas en mente, solo pude escribir la primero condición que me resultó importante:— No debes secuestrar, dejar en una prisión costosa o imponer cualquier situación en la que la libertad de Kim Morgan sea vulnerada.Alessandro se levanta mientras termino de escribir la primera condición, lo observó como lee y espero su respuesta. — Me parece bien. No lo pensaba volver a hacer, pero es bueno, que este escrito. — comenta Alessandro — Es bueno que lo tengas claro. Porque no quiero seguir haciendo el papel de princesa prisionera. — comento molesta y él me sonríe.— Bueno, en esos casos, era el villano quien secuestraba a la princesa. Por lo que, no podía ser el príncipe. — comenta Alessandro sonriente y yo suspiro ant
Sabía que estaba entrando a un terreno peligroso. Muchas personas fuertes, eran doblegadas por un buen sexo. Y ese era mi mayor peligro con Alessandro. Él sabía dónde tocar y yo solo podía disfrutar de cada sensación que él me hacía sentir.Sus manos, se aferran a mi muslo y trasero mientras su boca devora con maestría mi botón de placer. No hay juego previo, el ataque es directo e intenso, tanto que no puedo parar de gemir, aunque no quiero parecer una mujer en celo. Alessandro se aleja de mí entrepierna y sonríe mientras nos observamos. Su mirada es oscura, como si todas las sensaciones que experimenta ahora junto con sus sentimientos, hicieran parte de un color y que, al mezclarse toda esa gama de colores, nos diera el color negro, ese que veo en sus ojos cuando el deseo lo consume. Deseaba con todas mis fuerzas, no verlo sexy. Pero su cabello desordenado, su mirada cargada de deseo y sabiendo que su boca estaba dándome placer, me resulta imposible no verlo hermoso. Jodidamente he
El orgasmo que nos arrolló, nos robó tanta energía, que mis piernas perdieron fuerza y yo me vi en el suelo agotada. Pero, Alessandro anticipó mi caída y tomándome en sus brazos, para salir por primera vez de mí, me tomó en sus brazos y me acostó en el sillón, donde se alejó y volviendo con toallas húmedas, sonriéndome.No sabía que tenía pensado y menos pude pensar, cuando él me dio un beso post sexo que me encantó y solo pude salir de la ensoñación, cuando con una toalla húmeda, se abrió paso por mis labios mayores. Me tensé ante su movimiento y de inmediato, me alejo de sus labios mientras llevaba mis manos allí para alejarlo de mi sensible zona. Sin embargo, él no se alejó de mí ni se sintió incómodo por lo que quería hacer, ya que, me sonrió dulcemente mientras me miraba con algo más que simple deseo.— Déjame limpiar lo que he ensuciado — dice Alessandro tan casual que me resulta sorprendente que no se sonroje ante sus palabras.— Yo puedo hacerlo.— Sé que puedes. Pero, me gust
Quería disfrutar de está atención. Nunca alguien se había preocupado por mí al punto de querer ducharse conmigo, si no era tener sexo. Y era una sensación agradable. Extraña por no estar acostumbrada a ello, pero agradable de cierta forma.¿El problema? El único problema era que no debía acostumbrarme a ello y mucho menos, permitir que sea Alessandro quien haga esto para mí, por primera vez.No debía permitirlo, porque era como dejar que alguien pasajero, marcara en lo más profundo de mí y ello, ahora puede ser cómodo, pero cuando todo esto se acabe, será doloroso. Por lo que, debo cortar todo de raíz y poner los límites que son necesarios para este tipo de relación.Por ello, no solo me alejo, sino que, me levanto de la tina para no estar en su rango de vulnerabilidad. Porque si algo he entendido es que sentirlo tan cerca, nubla mi juicio.— ¿Sucede algo? — pregunta Alessandro confundido y yo salgo de la tina, rumbo a la ducha— No quiero esto. Agradezco que quieras que nos relacionam
Como ninguno se marcha y el consultorio es bastante grande para todos, los dos se quedan allí, mientras yo me coloco en la camilla donde me harán la ecografía. Mientras Alessandro y Lu discuten sobre sus responsabilidades con el bebé, yo intento recordar cada momento de esta cita médica. Lo que creí que experimentaría solo con Lu, terminé experimentándolo con mi jefe o más bien, mi exjefe. Algo que no espere vivir, pero, ahora que lo vivo, solo puedo sonreír. Después de todo, no es tan malo como creí.— Bueno, ¿estamos listos? — pregunta la ginecóloga y yo asiento.La disputa entre Lu y Alessandro cesan por ahora cuando, la doctora coloca el gel frío sobre mí vientre. Pero, cuando está por colocar el ecógrafo en mi vientre, tocan a la puerta. — Lamentamos llegar tarde. Pero, ¿podemos pasar? — escuchamos decir después de los toques.— Es mi madre — murmura Alessandro — Abre la puerta. Si vino, es porque quieres estar aquí. — murmuro y él asiente caminado hacia la puerta donde entra s
Cuando ya no tuve que más que vomitar, lavo mi boca y salgo del baño camino a la mesa donde los Delacroix y Lu comen pollo mientras conversan. Cuando llegó al lugar, el olor me produce desagrado y por ello, cubro mi boca y nariz con mis manos, para no volver a vomitar.— Tendremos que irnos, el malestar no va a desaparecer si no se aleja del olor. — dice Gabriela. — Sí, aún recuerdo cuando el pescado te colocaba así mientras tenías a Alessandro en tu vientre — dice el señor Bill sonriendo a su esposa.— Fue algo desagradable. Desde ese momento, no he podido comer ciertos pescados porque me hacen sentir mal. Espero que a ti no te pase igual— Y si le pasa, será muy agradable. — dice Alessandro rodeándome con una mano que coloca sobre mi cintura — No quiero que mi mujer ni mi hijo, coman porquerías. Sus palabras me toman por sorpresa. Pero, estoy segura de que no soy la única que se siente así. Porque cuando miro a los presentes, todos están muy sorprendidos, ¿y como no estarlo si acab
Dos semanas después Respiro profundo mientras veo la mujer frente a mí. Era tan extraño y conocido, lo que veía en el espejo, que me sentía en una mezcla de sentimientos, que me sorprendía. Nunca en mi vida, me había imagino estar así, con un vestido tan elegante y costoso, acompañado de un maquillaje fino y mi cabello, ni hablar. Si antes sentía que era una locura que alguien supiera de nuestro vínculo, ahora lo confirmo más al ver en lo que me han convertido, solo para mostrarme ante el mundo como la nueva conquista de Alessandro Delacroix.— ¿Qué tal te parece? — pregunta el estilista.— Me veo extraña — murmuro — Porque no estás acostumbrada a verte así de hermosa. Pero sin duda, te ves radiante. Pareces un hada. — dice sonriente mi estilista y yo muevo levemente mi cuerpo para ver la parte trasera del vestido. Realmente, parezco un hada. Mi vestido no es ostentoso, la tela se ve delicada y tan transparente que podría decir que no es muy costosa. Pero, es justamente esa delicad
Todos me miraban entre sorprendidos y molestos. Algo que me hizo tomar rápidamente la mano de Alessandro y marcharme de una jaula donde los presentes a excepción del señor Bill, me odiaban. Cosa que no entendía, porque anteriormente me habían tratado bien hasta que apareció ese collar.‘Y eso que aún no me ven las conquistas de Alessandro. Esas que son muchas’ digo frustrada por todo lo que me toca experimentar desde hoy.Cuando salimos de mi habitación, usada para prepararme. Me encuentro con la señora Gabriela y varios fotógrafos que solo escuchan sus indicaciones. — Ustedes han sido contratados para tomar fotos de Kim y Alessandro. Si alguien que no sea uno de ellos lo llama, díganle que son fotógrafos exclusivos de los señores Delacroix. En el lugar, van a estar más fotógrafos, envíelos a ellos. >> Les aclaro esto, porque no quiero verlos distraídos cuando está noche es extremadamente importante. No quiero perderme ningún momento importante de mis chicos y por ello, son tres fotó