Al día siguiente La ansiedad estaba presente, mientras las parejas se preparaban para el enfrentamiento. Se encontraban listos, se sentía tan listos que no tenían dudas de que ganarían. Después de todo, se preparaban para ganar o morir y ninguno, deseaba lo segundo. Alguien toco a la puerta mientras Kim se peinaba y Alessandro, se colocaba sus zapatos. Los dos estaban tan atentos a todo que Alessandro ya tenía sus armas, dispuesto a disparar a la persona que no se identificara hoy.— ¿Quién es? — pregunta Alessandro apuntando con el arma. — Soy yo, señor. Marcus. — Entra. — dice Alessandro guardando el arma.— Señor, ya está aquí el robot y también, los cascos antibalas.— ¿Crees que no podrán ser vistos?— Serás escondidos bajo sombreros para el sol. Por lo que, no va a llamar la atención. Los demás, estaremos vestido de civil. Ya hemos buscado chicas, para fingir lo de ir a citas e incluso los que están a cargo de los juegos, son nuestra gente. está todo listo.— Espero que así s
Los hombres de Alessandro, intentan levantarse y recuperarse de la explosión, cuando Dante comienza a disparar, en compañía de Yocelyn, mostrando que ansiaban el triunfo.De inmediato, las mujeres, comenzaron a correr lejos del parque de atracciones, mientras los guardaespaldas disfrazados de civiles, comienzan a disparar. — ¡Son muchos! — grita Yocelyn y es allí cuando una bala atraviesa su cabeza. Dante, observa sorprendido cómo todos continúan disparando. Aun sabiendo que era una emboscada, corre hacia la habitación de espejos, al tener está más cerca que la salida misma.Ansioso por matarlos antes de él ser asesinado, avanza por la habitación extraña donde Alessandro y Kim esperan a sus enemigos. El caos era evidente afuera de la habitación blindada, donde Alessandro abrazó a su esposa, deseando protegerla de todo. Las llamas, tomaban todo a su paso, mientras los muertos que sólo habían sido alcanzados levemente por el explosivo, yacían en el suelo sin partes de su cuerpo. — Se
El temor se apodero de Alessandro al ver los dos puntos tan cerca uno del otro, cuando quiso caminar hacia el lugar, el disparo se escuchó y él sudó frío al pensar que la herida había sido su esposa. Angustiado, caminó hacia el lugar, donde su esposa sonreía con malicia.— Que buena puntería, señor — se burla Kim alejándose del espejo que recién había cambiado de lugar, para no ser alcanzada por la bala. — ¡Maldita perra, me las vas a pagar! — grita Dante molesto. — Yo no he hecho algo, fuiste tú quien te disparaste. — comenta Kim sonriente. — Me la vas a pagar. — ¿Cuánto te debo? Aunque no creo que deba pagar por no hacer algo. Sin embargo, podría pagarte por tu dolor. Me encanta escucharte sufrir. — dice Kim sonriente, mientras su esposo la observa molesto.— Te voy a matar. Los mataré a los tres, la gran familia Delacroix morirá en mis manos. No habrá más bastardos. Mataré al hijo por el que tanto me imploraste ir al hospital de fertilidad y no podrás hacer algo para impedirlo.
Narra KimCon una carga menos, nos marchamos hacia el auto, mientras los cuerpos sin vida, yacen en el suelo, donde un grupo de forenses, hace los respectivos levantamientos de los cuerpos. El parque de diversiones, parece un campo de batalla del que por fortuna, sobreviví sin algún rasguño.Alessandro, toma mi mano y la besa, cuando abren la puerta del auto para que subamos al mismo. Intento mirar más sobre las personas muertas, sintiéndome culpable por no haberlo evitado, pero el hombre fuerte, me cubre mi vista.— Sube, no hay algo agradable que ver.— Por eso quiero verlo. Pedir disculpa por sus muertes. — Murieron mis hombres. Los que estando alerta fallaron al no ver las granadas hasta que explotaron. Fue su error los que los mató y casi nos mata. Así que, no pienses en ellos. Morir fue el castigo que tuvieron por su negligencia.— Pero…— Sube, Kim. Si no quieres un segundo castigo, Sube. — me ordena Alessandro y yo entro al auto, sabiendo que no bromea.— Está bien — murmuro
Narrador Omnipresente Alessandro, observa a su mujer, molesto, mientras ella se mueve en la cama intentando prolongar más los espasmos que el orgasmo le había dejado, mientras ella gemía levemente ante dichas sensaciones.‘No lo puedo correr ¡No sintió ningún dolor, ni siquiera un poco!” dice la mente de Alessandro sorprendido. ‘Esto es demasiado.’— Kimberly Delacroix — dice Alessandro molesto.— No me culpes por esto. Fue tu culpa. — En ningún momento dije que podías sentir placer.— No necesito su permiso para eso, señor mío — murmura Kim y ello, hace que la mandíbula de Alessandro se tensione.Verla moviéndose en la cama mientras gime y ella hable con voz ronca, era demasiado excitante. Era la vista perfecta de la mismísima tentación. Una a la que no podía interrumpir o siquiera alejarse. — ¿Qué voy a hacer contigo, Kim? No me haces caso y te expones a un peligro innecesario cuando prometiste que ibas a hacer lo que yo te dijera.— Lo siento, cariño. Yo… quería enfrentarlo. — m
La angustia lo invadió por completo y usando solo una toalla, abrió la puesta asustando, buscando alguna ayuda al no poder despertar a Kim. Varios estaban dormidos, los únicos que se encontraban despiertos, eran las personas que vigilaban a Dante y fue a ellos donde se dirigió.— ¿Hay médicos aquí? — pregunta Alessandro angustiado.— Bueno…— Cualquier persona que tenga conocimientos de primeros auxilios, necesito que me ayuden.— Iré a buscar a alguien.— Rápido, que vaya a la habitación y que los demás, no quiten su mirada del maldito. No quiero que esto sirva para que pueda escaparse.— Ojalá sea Kim quien esté muriendo.— Sueña, Dante. Sueña todo lo que quieras, pero, nunca creas que vas a poder ponerle una mano encima a mi esposa. — responde Alessandro para después dirigirse hacia sus hombres — muévase rápido. Alessandro se marcha y rápidamente, coloca la cabeza de Kim sobre una almohada, mientras se asegura de estar cubierta y no parezca que durante el sexo, perdió el conocimie
Narra KimLa angustia invade a Alessandro quien aunque me dice que descanse, no me deja hacerlo, al sentir como mueve sus pies, mostrando su angustia. Por lo que, me giro y ello, sobresalta a mi esposo y prometido a la vez. — ¿Estas bien, cariño? ¿Te duele algo? ¿Sientes nauseas? — pregunta Alessandro angustiado.‘No debiste mencionar la posibilidad de un embarazo. Eso lo puso más angustiado de lo que ya estaba’ me regañó mentalmente.— Cariño, por favor, necesito que te calmes un poco. Estoy bien. No es el fin del mundo y yo no estoy muriendo. — digo seria. — Lo sé. Pero…— Déjalo ir. Deja ir tus preocupaciones. Todo está bien, incluso si no es lo que creemos, todo estará bien. — murmuro y él asiente.— De acuerdo.El piloto anuncia el aterrizaje y Alessandro suspira aliviado, para después, levantarse de la cama y extender su mano hacia mí.— Vamos a tomar nuestros asientos. Es mejor aterrizar sentados. — dice Alessandro y yo asiento, sabiendo que ahora está bastante angustiado.Si
De inmediato, todos se mueven y en menos de diez minutos, la jefa del piso de obstetricia, está colocado el gel para poder realizarme la ecografía. La angustia me invade y sé que por como Alessandro toma mi mano, él está igual de ansioso. — Bien, señores Delacroix, vamos a ver cómo está todo dentro. ¿Están listos? — pregunta la doctora y ambos asentimiento sin poder decir una palabra.La mujer, comienza a mover el aparato mientras mira la pantalla atentamente. Su silencio, me da malas noticias y angustiada, miro a Alessandro quien observa a la doctora, con mucha esperanza en su mirada. — ¿Qué sucede?— Lo siento, pero no hay señales de un embarazo. — informa la doctora — No es posible.— Bueno…— ¿Puede hacerle una ecografía más profunda? En el anterior embarazo, le hicieron una por su vagina porque era muy pronto para verlo por el abdomen. — murmura Alessandro y yo aprieto su mano, para que se enfoque en mí.— No hay bebé, cariño. No aún. Pero, eso no quiere decir que nunca lo hab