Capítulo 40

Todos estamos en el comedor, y no me doy cuenta de cuánto he comido hasta que alguien me habla.

—Georgina... qué extraño verte comiendo tanto—

Tengo la boca llena. Mastico despacio y sonrío con los labios rectos.

—Oh, sí, es que estoy tomando vitaminas. Ya saben que no me he sentido muy bien estos últimos días—

El almuerzo termina, y el trabajo también.

Liliana y yo decidimos ir a un restaurante y hablamos mucho.

—¿¡Qué hizo qué!?—

—Baja la voz—le reclamo, y ella se toma un largo sorbo de su bebida.

—Solo recibí la foto y automáticamente bloqueé el número cuando aún estaba escribiendo. De verdad, no me interesa Ángel en lo más mínimo. Le reclamé a Leo, pero no me dio muchos detalles... Lo hizo por sentirse ofendido por lo que me hizo.—

—¡Necesito un jefe en mi vida, OMG! Siento que su relación es puro fuego, chispa, llama, rawr—. No puedo evitar soltar una carcajada.

Tiempo después, vuelvo a casa. A la casa que comparto con él.

Y, qué vacía se siente.

Lo llamo, pero no con
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