Ellos nos drogaron

Después de otros veinte minutos, Alexandros regresa a la habitación, toma su lugar en la cama y apaga la luz de su lado, sin embargo, después de varios minutos en los cuales parece que no podrá dormir debido a que se mueve de un lado al otro, me levanto de la cama.

—Pensé que estabas dormida. ¿A dónde vas?

—Voy a bajarle un poco a la calefacción, creo que hace demasiado calor o tal vez sean mis bochornos.

Bajo la calefacción a tal extremo que casi al instante comienza a sentirse frío.

—Le bajaste demasiado Reyyan, esos cambios de temperatura te pueden hacer daño.

—Pero tengo demasiado calor, además, si llego a sentir mucho frío simplemente me tapo y listo.

Regreso a la cama y después de unos minutos me tapo hasta la barbilla, Alexandros también se cubre, momento que aprovecho para torturarlo un poco.

—Tengo frío Alexandros.

—Te dije que le bajaste demasiado a la calefacción —está por levantarse de la cama, cuando sostengo su mano y lo jalo hacia mí.

—Mejor abrázanos, ya sabes que más
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