—¿Eso significa que fue usted la última persona que vió con vida a Verónica Berlín?—¿Qué? No. No lo sé. Pero yo le juro que cuando deje de hablar con ella en ese salón, estaba viva.— Contestó Ariadne, sintiendo su corazón acelerado. Era primera vez que estaba bajo una situación como esa.—Pero con esa explicación me está dando entender que lo hizo.— Esteban Morales golpeó el escritorio con la palma de su mano, —¿O es qué me estoy equivocando?—Te estás equivocando. Ahora te pido que me dejes hacer una llamada telefónica.— Dijo ella más calmada que hace segundos, —Es un derecho que me corresponde.Esteban Morales asintió y la dejo sola para que hiciera su respectiva llamada telefónica. Pero con la condición de no tardarse más de tres minutos o sino le quitaría el celular de las manos.Ariadne una vez que el detective se retiró de la sala de interrogatorios. Tomó su celular que estaba en una cajita y marcó rápidamente el número telefónico de la persona que la podía ayudar.Su hermana Y
—Ignacio... Te lo súplico. No me lleves a ese lugar.Malak estaba llorando. Estaba nerviosa. Ignacio por su parte la levantó con brusquedad y la tiró sobre la cama y grito lleno de rabia.—¿Por qué tienes que ser tan inútil?— Él desconecto la plancha. Tenía el arma de fuego en sus manos, —¿Sabes qué es está arma de fuego?—Yo no sabía que esa arma estaba escondida en ese agujero. Pero te juro que nadie va a saberlo.— Malak se sentó a orillas de la cama.—¿Qué tal si fuera sido la policía que la fuera descubierto? Estarías de camino a la cárcel ¡Bruta!—Solamente fue un accidente. Pero te prometo que me voy a quedar callada y nadie más sabrá de la existencia de esa arma de fuego.—¡Cállate! ¡Cállate! No te quiero seguir escuchando. No te tolero.— Él la señaló en repetidas ocasiones y comenzó a guardar el arma de fuego de regreso en su escondite, —¡Vamos! ¡El Castigo Oscuro te espera!Malak sentía que el mundo se le caería encima. No quería asistir a ese lugar. Era una pesadilla todo lo
—¿Tienes idea de quién es esa mujer?Clarisse no respondió a la pregunta de Ariadne. Solamente se puso nerviosa y cargo a su pequeño niña junto a su muñeca en brazos. —Es una larga historia. Pero vamos... Tenemos que irnos de acá.— Clarisse tenía la voz entrecortada.Ariadne la siguió y subieron a un taxi. Dentro del vehículo todo se volvió a poner más calmado para su amigo, no obstante, estaba abrazando a su pequeña hija y con la otra estaba escribiendo en su celular.—¿Ya tú sabes quién es esa mujer?— Ariadne le preguntó a Camila en voz baja.Camila tomó su nueva muñeca y se la mostró. Clarisse terminó de escribir y guardo su celular.—¿Cuántas veces te tengo que repetir que no quiero que le aceptes juguetes a desconocidos?— Clarisse regaño a Camila.Camila se quedó en silencio. Pero al mismo tiempo estaba asustada y en unos segundos estaba comenzando a llorar.—Es una niña. Ella no sabe la gravedad de estas cosas, ¿Por qué no hablas con ella en casa con mucha más calma? Clarisse
Rodrigo al principio formó una sonrisa de labios cerrados. Pero después de notar que Yesenia lo miraba de brazos cruzados, esperando una respuesta, se confundió.—¿De qué estás hablando?—Contesta la pregunta. No es nada del otro mundo.—¿Enserio crees que yo te engañaría con otra mujer? —Solamente es una pregunta. No estoy diciendo ni creyendo nada.— Dijo Yesenia, usando su mano para rascar el lateral derecho de su cabeza en el área de cabello, —¿Por qué te pones así?—Es que esa pregunta me hace sentir que no confías en mí. Nos acabamos de casar Yesenia y ya vas a empezar con tus inseguridades.Yesenia Lizbrook se quedó en silencio. No podía creer el descaro de su actual marido y del cómo era capaz de mentirle en su propia cara. Tenía ganas de gritarle que sabía toda la verdad. Pero prefería seguir fingiendo hasta ver hasta donde son capaz de llegar.—¿Me puedes responder la pregunta? Solamente es eso una pregunta y ya.—No. Yo nunca en mi vida soy capaz de engañarte... Te amo. Yes
—¿Estás segura que esa camioneta es propiedad de Ignacio Longwoth?Clarisse ayudó a Ariadne a sentarse en una banca que estaba en una acera. Ella estaba con una expresión incredula por lo que recién había sucedido y el cómo se había salvado de manera milagrosa.—Yo ese tipo de camionetas se las he visto a él.— Contestó Ariadne, —Solamente él tiene acceso a marcas de camionetas tan costosas.—¿Quieres poner la denuncia? Podemos ir ahora mismo a la comisaría.—No, ¿Para qué? Ignacio Longwoth es demasiado poderoso y seguramente esos policías dirán que no hubo nada grave y que la denuncia es innecesaria.—Yo puedo hablarle a Esteban para que...—No te preocupes. Todo va a estar bien.Ariadne comenzó a caminar para retomar su camino directo a sus clases de enfermería. Ya se había retrasado cinco minutos y eso no la ayudaba en nada. Clarisse iba a su lado en silencio, tampoco la quería forzar a hacer algo que no quería.—¿Te encuentras bien? Ariadne te noto preocupada.—Siento que todo el m
Ariadne se sentía confundida después de salir de ese restaurante. En parte, le resultaba extraño que Ignacio la haya invitado a ese lugar a solas y sobretodo cuando él la odiaba con todo su ser.Le gustaría saber porqué la odiaba. Pero al parecer eso quedaría en un misterio que quizás nunca seria descubierto.Al llegar a la casa. Su hermana Yesenia estaba en la mesa con su marido Rodrigo Longwoth. Estaban comiendo y al verla, su hermana sonrió y la invitó a acompañarlos.—¿Vienes de clases?— Rodrigo la miró lleno de curiosidad.—Salí hace rato. Pero paso algo sumamente extraño.—¿Qué?— Yesenia amplió la mirada, dándole a Ariadne un plato llano lleno de papas fritas y carne de cerdo, —¿Te paso algo malo?—No.— Ariadne meneo la cabeza, —Al salir Ignacio me invitó a un restaurante.—¿Qué?— Rodrigo ladeó la cabeza, esbozando una sonrisa, —¿Mi padre te invito a un restaurante? Eso quiere decir que ya no te...—Me sigue odiando de eso estoy seguro. Pero me resultó extraño que me haya invita
—Yo tendría que meterte un balazo en tu maldito vientre.— Yesenia observaba a su hermana desmayada sobre el suelo. La estaba apuntando con el arma de fuego con un brazo tembloroso, —¿Por qué fuiste capaz de hacerme esto? Tantos hombres en el mundo y vienes a meterte con el que yo más amo, ¿Por qué?Yesenia apretó sus labios y con una expresión de frustración regresó el arma de fuego a su lugar. Después se volvió a poner de cuclillas y comenzó a darle leves palmadas en las mejillas a su hermana menor.—¿Qué pasó?— Ariadne comenzó a abrir los ojos de manera lenta. Su tono de voz dejaba en evidencia que estaba llena de confusión y con malestar.—Te desmayaste.— Contestó Yesenia con dulzura y disimulada preocupación, —No me gusta para nada eso de tus desmayos contínuos.—Eso de seguro es el estrés y la falta de buena alimentación.— Agregó Ariadne, colocándose de pie con la ayuda de su hermana.—Cada vez que te desmayas me das un argumento diferente.— Dijo Yesenia, ayudándola a sentarse en
—¿Se puede saber qué clase de broma es está?— Ignacio estaba enojado, mirando a cada uno de los agentes policiales que estaban a su alrededor.—No es ninguna broma. solamente estamos cumpliendo con un procedimiento policial.— Contestó el detective Esteban Morales.—¡Esto es un completo atropello! ¡Esto es una injusticia! ¿Ustedes no saben quién soy yo? ¿Ustedes no saben la gravedad y las consecuencias que pueden tener por estar haciendo esto?— Ignacio daba gritos, alterado.—Tienes que calmarte.— Le dijo Rodrigo con calma, —No tienes que temer si no has hecho nada malo, ¿De acuerdo?—Es que yo no he hecho nada.— Ignacio se volvió a quejar, haciendo un movimiento exasperado con sus brazos, —Tengo una reunión sumamente importante en la ciudad de Colorado. No puedo perder esa oportunidad por algo tan absurdo.—Me temo que ese viaje de negocios se va a tener que cancelar porque usted tiene que venir conmigo a la comisaria.— Estaban Morales se estaba acercando a él.—¿Por qué?— Ignacio lev