Lo mínimo que podía hacer era encargarse de recoger los envases y tirarlos a la basura. —Como puedes ver, aquí dentro no hay nada que hacer. Ya todo está en orden. Pero debes cumplir con el horario, ¿no? —Sí. Le prestó suma atención, sabiendo que le diría que hiciera alguna tarea. —Por eso, te pediré que te encargues de recoger una ropa en la lavandería. ¿Podrás tomarte solo media hora? Supo que tenía que hacer eso porque la chica de los recados había sido despedida, hasta que no encontrara a una sustituta, además de limpiadora le haría de mandadera. Suspiró. De todos modos se le estaba pagando por hacer su trabajo. No tenía que quejarse o algo parecido. —Bien, puedo hacerlo. Solo me tomaré el tiempo que me pide, ¿voy en este momento? —Sí, voy a confiar en ti y te entregaré mi tarjeta personal para que efectúes el pago. Aceptó la tarjeta negra, entre sus manos. No se imaginaba cuanto dinero había en su cuenta bancaria, llena de muchos ceros. —De acuerdo, con permiso. —Ra
—¿Crees que vas a venir a retirar lo que dejaste? Ya vete olvidando de eso, porque lo tiré todo a la basura y el camión pasó esta mañana, con suerte encontrarás algo tuyo —confesó mordaz, sin el más mínimo tacto y Rachel se quedó devastada, apuñando las manos a cada costado, comenzaba a atrofiarse su respiración y sentía mucha ira contenida. El estropicio no podía ser peor. Envalentonada y lacerada al mismo tiempo. —¿¡Como rayos pudiste deshacerte de algo que no te pertenece!? No tenías ningún derecho de hacerlo. Eres un ingrato incluso te pagué todo lo que te debía, aún así te atreviste a echar todo a la basura como si nada. —¿¡Y qué demonios harás!? Es tan ridículo venir a reclamar cuando tú misma fallaste al acumular tantas deudas conmigo, ahora no pretendas venir como si nada, encima no apareciste ayer y las personas que alquilaron la pieza necesitaban el espacio libre. ¿Acaso eres tan importante como para hacer esperar a los demás porque no te dignabas en venir por tus cosas?
No recordaba ni una sola vez que alguien se inquietara por ella, no una persona además de su hermano, incluso cuando queriendo ayudarle solo le colocó un problema encima. Si bien anteriormente se había puesto muy triste al evocar el pasado, en ese momento estaba el doble de emocional, leyendo un poco sobre las mujeres embarazadas comprendía que las hormonas estaban haciendo de las suyas, así que la empezaban a dominar. —Lo siento, señor Boseman, Solo estoy un poco alterada por lo que ha sucedido y lo menos qué esperaba es que usted apareciera de pronto. No he querido hablarle de esa forma y mucho menos faltarle respeto, por eso le pido perdón. —No, no debes hacerlo. Supongo que siempre aparezco en los momentos menos oportunos. Tal vez debería irme, no quiero seguir siendo una molestia —emitió dejándola y se retiró. La joven esperó a que estuviera a una distancia de ella y cayó de rodillas sobre el suelo, llorando como una tonta. Su vida era un completo desastre, no sabía cómo arre
Habían transcurrido algunos días desde que la joven comenzó a laborar en esa compañía prestigiosa, siendo todo un desafío acoplarse a todo lo que le exigía su jefe. Pero sin ninguna posibilidad a encontrar otro empleo con rapidez y con una buena remuneración, entonces no le quedaba otra opción que quedarse ahí y resistir.Ese viernes, milagrosamente tenía el día libre. No sabía cómo era posible que Silvain le dejara tomarse un descanso. Al fin la muchacha podía tener un respiro. Estaba sentada sacando cuentas, tratando de encontrar la forma de adquirir algunas cosas y sobrevivir la siguiente semana, por mucho que calculara al final no le alcanzaría. Se desinfló. Era demasiado poquito lo que le quedaba en la cuenta, se abstrajo en la cantidad de problemas que le venían a la cabeza de solo saber que no podía manejar la situación. Descartaba la idea de pedir un préstamo, tendría que pagar después altos intereses y ahora no estaba para despilfarrar el dinero, de esa forma tenía que pe
Silvain, pensando en lo que Peter hizo, en su magnífico pase de oro, por el que no pudo conseguir ningún tipo de retribución, se sentía en deuda con él. Existiendo la única manera de cancelarla, al hacer algo por ella. Rachel no la estaba pasando nada bien, necesitaba que le ayudara, aunque no se lo dijera. —Tal vez no tengas las posibilidades de hacerlo, pero puedo darte más dinero para que consigas algo mejor. —No, agradezco mucho que quiera ayudarme, pero no deseo seguir recibiendo adelantos por mi trabajo —declaró negando con la cabeza. Silvain no sabía cómo decirle que en realidad no sería un adelanto, solo quería ser benefactor en ese momento sin recibir nada a cambio, pero ella se lo tomaría como una acción de su parte un poco extraña, inesperada, siendo así terminó por aceptar su decisión. No iba a insistir. También se puso a pensar en cómo lo había encontrado al llegar allí, lleno de ganas por preguntarle si algo le pasaba o si estaba a la espera de un bebé. —¿Está todo
El día sábado, despertó temprano, antes de ir a su cita con una doctora. Se aseguró de llevar consigo el dinero para pagarle a la especialista. Con todo en su lugar, se fue a la consulta. —Un gusto conocerte, Rachel. Yo soy la doctora Diana Streep, estoy para ayudarte en todo lo que necesites. Toma asiento y charlemos un poco antes de hacer la ecografía —la invitó amable y ella se sentó en donde se le estaba indicando.No sabía cómo comenzar y menos cuando su embarazo era inusual. —Como ya sabe quiero saber cómo se encuentra mi bebé. —¿Has estado en control o es la primera vez que vienes? —Se han atravesado muchas cosas y he tenido solo la chance de venir ahora. Me encantaría saber si todo se encuentra en orden con él? —insistió ansiosa de ponerse al corriente. Sabía de casos desafortunados de criaturas que venían con problemas.—Bien, ya lo sabremos. Necesito que llenes esta ficha de aquí, coloca tus datos personales y todo lo que se te pide —indicó amable —. ¿Has venido sola a
La mujer la miraba de forma extraña. Ella seguía inquieta por el hecho de que supo su dirección, no verla antes en su vida, la asustó más. Además de que su apariencia era de una persona que jamás aparecería por esos lares. Se veía tan distinta, grácil y de una posición social elevada a juzgar por lo que le ofrecía y la manera de extender el fajo de billetes, no era solo una mujer adinerada, ella imponía. Seguía vacilante, no sabiendo qué hacer, pese a que su otra parte no habría dudado en aceptar el dinero. Pero a ella le resultaba extremadamente complicado ceder a lo que una desconocida le estaba ofreciendo. ¿Qué motivos tenía ella para solucionar su vida? No había uno solo. Es que ni siquiera se había presentado con su nombre, lo que le daba un aire de misterio aún más poderoso, por ende no podía fiarse de ella. Es que le costaba mucho. —Lo siento mucho, preferiría que se vaya de aquí, no la conozco y...Lorena forzó una sonrisa, ni loca iba a retirarse de ese mugroso lugar sin
El día lunes durante la labor se encontró embotada en todo lo acontecido el fin de semana, seguía causando estragos y también iniciaba una especie de batalla interna. A sabiendas de su embarazo gemelar, el estómago le crecería más rápido por lo que no tendría mucho tiempo antes de poner su carta de renuncia en la compañía, no sin antes haber encontrado algún detalle que arrojara luz sobre el asunto de su hermano y esa aplicación... cada vez todo se volvía más cuesta arriba, en determinadas ocasiones se ponía a pensar si debía seguir con todo eso o parar antes de que fuera demasiado tarde. Si no se daba por vencida era pensando en Peter, tal vez encontró ese pendrive y tuvo curiosidad porque se trataba de una señal, era parte del destino ingresar a esa compañía y llegar al fondo de la verdad. —¿¡Me dices que ha surgido un nuevo problema con el software!? Claramente eso tiene que ser un saboteo, Agus. Es ridículamente absurdo que después de haberse tomado medidas sigue sucediendo. Se