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Elpis
Elpis
Por: Eneri anaile
Prólogo

En algún punto de la historia paso lo que tenía que pasar.

El planeta madre de los humanos no aguantó más su abuso y falleció.

La Tierra se volvió imposible de albergar vida humana.

Así que los humanos la abandonaron antes de que fuera demasiado tarde.

Apenas se dieron cuenta de la situación inevitable, dedicaron las últimas décadas a la creación de naves.

Naves lo suficientemente potentes para huir a otros planetas.

Y así un nuevo capítulo de la raza humana floreció.

Pero el espacio es tan amplio.

Ahora los humanos ya no consideraban países, consideraban planetas.

Las distancias ya no eran kilómetros, eran años luz.

Y el ser humano…..seguía siendo el ser humano

 Estábamos como en la antigüedad, cuando no teníamos nada y estábamos indefensos ante las poderosas bestias. Por ello el ser humano creó las armas, por ello se forzó a desarrollarse y evolucionar hasta ser la especie dominante.

Pero todo ese progreso era nada en el espacio.

Nuestras armas que una vez nos permitieron dominar la Tierra, eran meros juguetes ante los peligros del espacio.

Era como si nuevamente estuviéramos desnudos, esperando ser devorados por esos monstruos.

Así que el ser humano hizo lo que siempre hace.

Se adaptó.

Nadie está seguro si fue natural por el cambio alimenticio o artificial combinando a la fuerza el ADN, pero en algún momento los humanos ya no eran solo humanos.

Consiguieron habilidades.

Sus genes dejaron de ser solo humanos y se volvieron en parte las bestias que cazaban.

Esto mejoró un poco sus fuerzas y resistencias, dando un respiro a la raza humana que estaba por extinguirse en el espacio.

Luego, esos genes mejoraron aún más, y el primer Superhumano o Sentinel, como posteriormente fue llamado nació

Sus sentidos estaban sumamente desarrollados; sus ojos, oídos, nariz y tacto podían percibir las cosas 10 veces más que otras personas. Nada podía escaparse de ellos. Sus fuerzas y resistencias parecían las de los super héroes en la películas y lo más importante.

Cuando los genes de los humanos empezaron a mutar, no solo consiguieron las habilidades de las bestias en las que mutaban. Si no que también hay una especie de campo magnético al que llamaron poder mental. Este venía en forma de tentáculos invisibles que uno mismo podía ver dentro del cerebro.

Podían mover objetos y defenderse débilmente con ello, pero el desgaste era inmenso.

Pero con los Sentinels desde el nacimiento era diferente.

Si el humano promedio nacía con 1 a 10 tentáculos, los Sentinels tenían decenas, y de adultos cientos....

Cuando ese niño se volvió adulto y cazó a su primera bestia como si fuera nada, es que la humanidad recobró de verdad la esperanza.

Que la balanza se invirtiera una vez más

Y la humanidad volviera a reinar por sobre las bestias.

Pero todo poder tiene un precio.

Los sentidos súper desarrollados de los Sentinels eran una carga demasiado grande para ellos.

La tela se sentía como lija, los sonidos y los olores diarios eran como una tortura. Los sabores de la comida los abrumaban. Poco a poco, el mar mental de ellos iba deteriorándose más y más, hasta que perdían por completo la razón.

A pesar de que los científicos hacían todo lo posible para intentar aliviarlos un poco raras veces alguno podía pasar de los 50 años, y eso que con la modificación genética la esperanza humana se elevó a 200 o 300 años, y un Sentinel supuestamente debía vivir hasta los 400 años.

Pero morían en la flor de la vida.

Morían con su mente completamente rota, como animales salvajes sin sentido de la razón  que se mutilaban a sí mismos y a todo lo que tenían a su alrededor.

Pero como pasa en la naturaleza, todo veneno tiene su antídoto.

Y fue durante un ataque de locura porque un Sentinel ya no podía controlarse que lo descubrieron.

El Sentinel atacó a una niña.

Nadie pudo acercarse, nadie pudo detenerlo.

Pero no la mató como a otros, la atacó y la marcó como un animal saciando sus instintos más primitivos.

Cuando el acto acabó se durmió, y al despertarse su conciencia había regresado.

Fue el primer caso de un Sentinel caído que recuperaba la cordura.

Luego averiguaron por qué.

La niña era especial.

Su campo mental era diferente, donde los tentáculos de los demás podían mover las cosas, atacar y explorar; ella era diferente. Ella podía leer las emociones, adentrarse en la mente, explorar los recuerdos, sanarlos y con entrenamiento crear protecciones mentales.

Con esas protecciones los Sentinels podían vivir como personas normales.

Ya no eran abrumados por todo.

Pero los Guías eran raros.

Descubrieron que si de cada 100 personas nacía un Sentinel; un Guía solo nacía de cada 500 o 1000, y en comparación a los miles de millones que había cuando salieron de la Tierra en ese entonces los sobrevivientes solo llegaban a unos miles, millones como mucho.

Pero aun así no se rindieron.

Aunque en ese momento los Sentinels y Guías solo eran un puñado, lucharon con uñas y dientes, poniendo a los Sentinels como el ataque principal y a los Guías fuertemente protegidos, esperando para curarlos en la retaguardia. Fue una batalla de años y esfuerzos sin fin, pero despejaron completamente una zona galáctica, volviéndola completamente segura para los humanos.

Por primera vez desde que los humanos abandonaron su planeta natal consiguieron un lugar al cual poder llamar hogar.

Ya no estaban obligados a huir y vagar.

Por primera vez, habían ganado de verdad.

La batalla fue larga, abarcó años, y los sacrificios fueron inconmensurables.

Pero finalmente, un día terminó. La última bestia fue eliminada y el ser humano, al fin consiguió un hogar.

Y los 22 Sentinels y Guías sobrevivientes crearon un monumento en el lugar donde cayó la última bestia estelar, la más fuerte, la Reina.

La llamaron “Elpis”

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