Capítulo 95
En cuanto Mariana levantó la vista, el coche de Serafín apareció en su campo de visión, mientras él, sentado en el asiento del conductor, los observaba intensamente. Pero al instante siguiente, salió del vehículo y se dirigió hacia ellos.

Al ver eso, ella se apartó rápidamente de Walter, poniendo distancia entre ellos. Sin embargo, esa retirada sutil hizo que el corazón de Walter se apretara, como si algo lo hubiera pinchado.

Serafín llegó a su lado y, en tono de broma, preguntó: —Mari, ¿llegué tarde?

—No.

Llegó en el momento justo, ni temprano ni tarde. Fue Walter quien apareció inesperadamente.

—Entonces, ¿te llevo al hospital para la revisión? —volvió a preguntar, con una cautelosa esperanza en su tono.

Mariana asintió ligeramente, respondiendo con sencillez: —Claro.

Tras eso, se dispuso a irse con Serafín, pero Walter volvió a sujetarla de la muñeca, esta vez con más fuerza que nunca.

La luz de la mañana se filtraba a través de las hojas del sicomoro, creando sombras irregulares s
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