Capítulo 102
Mientras tanto, Rubén también trajo algunos alimentos importados para que todos disfrutaran en sus ratos libres. Antes de irse, añadió: —A partir de la próxima semana, todos los lunes enviaremos alimentos.

Presenciando cómo la estación de enfermería y el consultorio se llenaban de regalos, los ojos de sus compañeros estaban tan abiertos como focos, con las bocas entreabiertas, como si cuestionaran en silencio: —¿Esto es real?

Jimena, por su parte, miró los objetos sobre la mesa y, en un arrebato de rabia, los barrió al basurero. Vania Cortés, su seguidora, estaba a punto de imitarla cuando alguien intervino: —Esta bufanda la chequeé antes. Es muy cara, vale miles de dólares.

—Este perfume también es una edición limitada, es muy difícil de conseguir.

Al escuchar eso, Vania detuvo su mano a medio camino, justo cuando iba a deshacerse de los artículos, y tragó saliva.

Tirar los bocadillos y el café no le causaba pena, pero enfrentarse a una bufanda de seda valorada en miles de dólares y p
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