Capítulo 388
—Pero si todavía es tan pequeño —dijo Mariana, preocupada.

Helena sonrió. —Crecerá tarde o temprano, así que es mejor que empiece a practicar desde ahora. Tú y la doctora Duarte, mejor vuelvan a descansar.

Mariana permaneció en silencio.

No dijo mucho más y se fue con Milena.

En el ascensor, Mariana miraba cómo cambiaban los números y escuchó a Milena decir: —Ella se esfuerza tanto porque quiere ascender a subdirectora.

—¿Tiene los méritos suficientes? —preguntó Mariana.

Ella sonrió con complicidad. —Los tiene.

Aparte de Mauro, ella es la más indicada.

Esas palabras de Milena hicieron que Mariana entendiera la situación.

El puesto de subdirectora era prácticamente de Helena.

De camino a casa, Mariana recibió una llamada de Yolanda.

—Mi gran estrella, ¿ya terminaron de hablar? —Bromeó Mariana.

Yolanda se lamentó. —Sí, ya terminamos, pero me secuestró mi representante, no me extrañas.

—¿Así que no podré ver a mi estrella? —preguntó Mariana.

Yolanda respondió: —Nos veremos en la fiesta de
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