Capítulo 387
—¡No, no, no es necesario! —Jacob le dijo a ella de inmediato y educadamente chocaron las copas.

Yolanda era tan formal, que él aún no se había acostumbrado.

Prefería a esa Yolanda que solía ser indiferente y le discutía, pues le resultaba más natural.

—Bueno, pues damos por zanjado este asunto —Ana aplaudió—. Muchas gracias, señor Díaz, de verdad se lo agradecemos.

—Si surge cualquier otro tema, haremos todo lo posible por ayudar al señor Díaz.

Ana, como buena representante, su discurso estaba muy pulido y humilde, que dejó satisfecho a quien lo escuchaba.

Mariana iba a beber agua cuando le sonó el móvil.

Era un mensaje de Sandra: [Mariana, Augusto está grave, vuelve rápido.]

Ella se levantó de inmediato y dijo: —Hay una emergencia en el hospital, me tengo que ir.

Sin dar tiempo a que los demás dijeran nada, Mariana se marchó.

Yolanda se quedó perpleja, ¿se iba así sin más?

Hospital.

Cuando Mariana llegó, Milena también estaba allí.

—¿Qué ocurre? —Mariana se apresuró a ponerse la bata
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