Capítulo 391
Walter aun así fue al hospital.

Milena le dijo que Augusto probablemente había sido herido mientras estuvo en prisión, y que su estado de salud era muy delicado.

Walter entró a paso ligero en la habitación, y todas las máquinas que monitoreaban a Augusto habían sido retiradas.

La mano de Augusto descansaba en el borde de la cama, y su mirada suplicante hacia Walter era evidente.

Tenía algo que decirle a Walter, pero en su estado actual no podía pronunciar palabra alguna.

Walter estaba consciente de que Augusto ya no tenía ningún valor, ¡y que había sido una verdadera bendición que la dejara con vida!

Walter se inclinó sobre él, mirándolo con ojos fríos y un tono imperativo, —Augusto, te lo preguntaré por última vez. ¿Fue Jimena quien te salvó aquel día?

Augusto miró a Walter, su mirada cada vez más nublada.

Sus labios se movieron ligeramente.

Walter no pudo escucharlo, su voz era demasiado débil.

De repente, Augusto agarró el brazo de Walter y con su dedo dibujó una letra en su mano.

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