Capítulo 396
Su otra hija, Rania, aún no tenía paradero conocido, y en ese momento no podía perder también a Jimena.

¿Cómo podría vivir entonces?

¿Estaba su vida destinada a transcurrir en la tristeza?

—Mamá, lo siento. No quiero que sea así, pero realmente me siento muy mal —Jimena sacudió la cabeza entre lágrimas mientras hablaba—. Llevo días sin poder dormir bien, cada vez que cierro los ojos siento un sufrimiento interminable.

—Siento que todos quieren que yo muera. Me están perjudicando, me están atacando. Desde que me quitaron mi título académico, me siento inútil...

Su llanto era desgarrador.

Lo que conmovía a cualquiera presente.

Pero Mariana lo escuchaba con indiferencia.

¿Acaso era demasiado insensible?

Hadya se unió a ella llorando también. Fabio abrazó a Hadya y se acercó con suavidad: —Jimena, hazle caso a tu papá y a tu mamá. Haremos lo que tú quieras, ¿de acuerdo?

—Jimena, tu hermano aún no ha vuelto, y si se entera de lo que estás haciendo, se volverá loco. Por favor, baja de ahí —E
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