Capítulo 245
Walter tuvo que bajar la cabeza y dijo en voz baja: —Suéltame ya.

—¡No! —Jimena, con los ojos enrojecidos, negó con la cabeza con vehemencia.

Mariana, al ver sus manos enredadas en la cintura de Walter, frunció levemente el ceño, pero fingió indiferencia al responder: —Ya traje el mensaje. Si no hay nada más, volveré al trabajo.

Dicho eso, se dio la vuelta con elegancia, lista para irse.

—¡Mariana! —Walter la llamó instintivamente.

Ella se giró, pero su mirada se posó en Jimena, quien estaba aferrada a él. Desvió la vista de manera imperceptible y preguntó con frialdad: —¿Qué pasa?

Walter abrió la boca, pero de repente no pudo encontrar las palabras adecuadas.

Tras un breve silencio, propuso: —Hablemos un rato después del trabajo.

Mariana lo miró a los ojos profundos, donde parecían contenerse innumerables historias, pero todas llenas de sospecha y reproche.

Como si entendiera algo, ella sonrió ligeramente y asintió. —Está bien.

Parecía que una vez más, le iba a tocar cargar con la cul
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