Capítulo 249
Jimena apenas terminó de hablar cuando el coche se detuvo bruscamente. Jadeó de susto y su rostro palideció como una estatua de yeso bajo la luz de la luna.

La mirada de Walter, afilada como una cuchilla, la atravesó mientras apretaba los dientes y decía: —Bájate.

Jimena se mordió el labio inferior, intentando salvar la situación: —Walter, de verdad sé que me equivoqué...

—¡Te dije que te bajes del coche! —la interrumpió fríamente. Sólo unas pocas palabras, pero sonaban como una orden inapelable.

—¡Pero estamos en las afueras! ¿En serio me vas a dejar aquí? —preguntó Jimena, incrédula, con los ojos comenzando a llenarse de lágrimas.

—¿Qué pasa? ¿La señorita López no es muy capaz? ¿Unas simples afueras te van a detener? —Walter se rio con desdén y le respondió.

Señalándola con el dedo, su tono se endureció mientras le advertía: —Jimena, escucha bien. Puedes usarme y meter a la familia Guzmán en problemas, pero si a mi abuela le pasa algo, ¡no te lo perdonaré, aunque me salvaste la vida!
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