Mariana tomó el brazo de Walter y sonrió hacia él: —Señor Guzmán, estás siendo humilde. Tener el honor de acompañar a una persona tan importante como tú en la reunión anual del Grupo Guzmán es una bendición para mí, no una molestia.
Mariana era muy buena para las frases formales; solo dependía de si quería decirlas o no. Walter la miró con interés.
Jacob se acercó y preguntó: —¿Qué dicen? ¿Ha llegado Mariana? ¿Comenzamos la reunión?
—¿Qué? ¿Esperan solo por mí? —Mariana preguntó en tono de broma.
Los demás estaban listos para entrar.
—No le hagas caso a sus palabras —dijo Walter.
Pero solo Jacob sabía que no había una hora específica para comenzar la reunión esa noche. La reunión empezaría cuando Mariana llegara, y ese momento estaba en sus manos.
—Vamos adentro —dijo Jacob, intercambiando una mirada con Vicente y sin olvidar avisar a Walter y Mariana.
Ambos asintieron.
Vicente y Mariana se cruzaron, y ella lo saludó: —Hola, Vicente.
—Hablaremos más tarde —Vicente sonrió hacia Mariana.