Capítulo 97

Esteban — Semanas después

Carlos me pidió que fuera a la empresa para almorzar juntos. Por un momento me gana la nostalgia y me detengo afuera, observando la empresa; mi padre solía traerme cuando era pequeño y hasta hace unos años cruzaba esas puertas de su mano, prometiéndole que el día que volviera sería ejerciendo un puesto importante en ella. ¿Qué soy ahora? Un fracaso, una gran decepción para la familia.

Espero un momento hasta que los recuerdos se evaporan y entonces ingreso, sintiendo un poco de alivio. Saludo a los presentes y al estar cerca de la oficina de Carlos, siento mucha nostalgia. El sentir que estoy robándole a su prometida me destroza.

—Buenas tardes, joven Esteban— me saluda la secretaria.

—Buenas tardes, Katty, ¿está ocupado mi hermano?

—No, he hecho, te está esperando.

—Gracias.

Toco la puerta e ingreso. Ver a Carlos en la silla que ocupaba mi padre es grato.

—Qué bueno que llegaste, hermano— se pone de pie— creí que tenías algo planeado para excusarte a venir.
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