Capítulo 72

El viaje a Cartagena resultó incómodo. Milena no dejó ni un segundo solo a Esteban. Lo abrazaba, lo besaba, reían juntos, y él parecía complacido recibiendo esas muestras de amor. No puedo entenderlo, el gran desprecio que sentía por ella ahora parece una farsa. Se ven como una pareja que se ama y es infinitamente feliz, mientras que mi corazón se deshace en pedazos. Lo que él sentía por mí nunca existió; sus promesas de amor eterno se las llevó el viento, al igual que sus lágrimas falsas.

Quisiera ser tan hipócrita como él, sonreír sin remordimiento alguno, creer que puedo dar vuelta a la página de un día para otro.

Dos horas después de esa inmensa tortura, llegamos al hotel. Carlos me acompaña hasta mi habitación y se despide con un beso inesperado en los labios que no pude evitar. Tal vez sea porque mi subconsciente ya está aceptando que es mi prometido. ¡Dios! Es una locura, ¿por qué soy tan estúpida y sigo arruinando mi vida?

Al cerrarse la puerta, cierro los ojos y dejo escapar
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