Capítulo 70

Esteban

Roger me había advertido del desenlace. Pero la vida misma puso frente a mí el final. Su destino no la llevó conmigo, solo hizo un desvío para ponerme a prueba, para arriesgarme y luchar por lo que quería. Sin embargo, decidí hacerlo a mi manera y ahora la pierdo.

Después de desfallecer, me puse de pie para buscarla. Recorrí el lugar en la dirección que se fue y por varios minutos me sentí perdido, hasta que pude encontrarla, sentada bajo una palmera con la vista hacia el mar. Mi corazón se estrujó y me acerqué sigiloso, ocultándome entre los arbustos. Se ve llorosa y no es prudente que me acerque más de lo debido. Ambos necesitamos estar solos para pensar en lo ocurrido. Aunque no hay nada que justifique mi mentira. Ella tiene un buen punto y yo no puedo refutarlo. Soy culpable y las evidencias me dejan como un mal hombre.

Doy media vuelta y camino de regreso, escuchando sus palabras en mi cabeza una y otra vez, removiéndome el alma. Su mirada triste me persigue, rompiéndome
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