—Lo hice porque estaba asustada, y no podía caminar —digo, tratando de mantener la calma.—Esa es la excusa más estúpida que has podido decir —replica Milena, con su voz cargada de desprecio.—Es la verdad —insisto, mi voz temblando ligeramente.—Ahora dirás que sonreírle era para calmar a esa zarrapastrosa —grita mostrando su rostro rojo de ira.—Solo le hablaba con amabilidad. Pero tú que vas a saber de eso, si solo tratas como basura a todo el mundo —respondo.—Es que… —veo la duda en sus ojos, un atisbo de vulnerabilidad. Estoy yendo por buen camino, mientras no compruebe nada estamos a salvo.—Es que nada, nunca vas a dejar de ser la misma niña aterrada que usa armas mortales únicamente porque tiene miedo de perder —escupo las palabras con un veneno que atraviesa.—Te amo, maldita sea —eleva el tono de voz—. Y no soporto la idea de verte con otra.—Pensé que ya te habías acostumbrado a ello, Milena. Entre nosotros no existe nada —respondo de manera fría y distante.—Y eso no te d
EstebanLa noche se alarga y Milena sigue bebiendo como si no hubiera un mañana. Agradezco internamente que Carlos no haya vuelto a aparecer por la fiesta, y mi madre también parece haberse mantenido alejada de nosotros. Quizás no se haya dado cuenta de mi presencia, o tal vez ha preferido dejar que me encargue de la situación con la loca de Milena.Por otro lado, observo a Roger disfrutando de la velada, entretenido en una conversación con una mesera escultural. Su despreocupación me hace recordar que tengo que obtener el número de Jenny. Localizo al camarero del club Lady Night y me acerco a él, con Milena a mi lado, quien desde hace un buen rato no me da tregua.—¿A dónde vamos? — pregunta Milena.—Necesito un trago. Roger dice que los de Lady Night son los mejores y no me iré a dormir sin probarlos —respondo.—Espero que te refieras a los tragos y no a las estúpidas zorritas con cara de angelito que los sirven.Nos acercamos a una de las meseras, una chica alegre y muy bonita, una
Después de un breve paso por el baño, me encuentro cargando a Milena en mis brazos. Su cuerpo, ligero pero tenso, descansa contra mi pecho mientras la llevo hacia el ascensor. Ella, mareada y visiblemente agotada, se aferra a mí con fuerza, como si fuera el único punto de apoyo en el que puede confiar.—Se siente tan rico tenerte solo para mí —balbucea, sus ojos cerrados, sus palabras apenas audibles.—Necesitas descansar —le digo, mi voz suave pero firme, intentando calmarla.—Quédate conmigo, Esteban —murmura con deseo—. Quiero que me hagas el amor como nunca antes lo has hecho. Una noche inolvidable.Roger, que ha estado observando la escena con una sonrisa irónica, se ríe suavemente y comenta:—Con las copas que trae encima, ni siquiera recordará cómo es que llegó a su habitación.—Silencia esa boca, estúpido —le responde Milena, su tono cansado pero aún lleno de frustración—. No sé qué haces aquí en primer lugar. Tú no perteneces a este lugar.Finalmente, después de unos minutos
JennyCuando la puerta se cierra, dejo un gran suspiro y una sonrisa inmensa se pinta en mi rostro, me siento feliz, demasiado feliz como para pensar en algo más, que no sea en ese momento tan mágico. Nunca creí que podría tener sexo fuera de una habitación y disfrutarlo tanto. Ese hombre me hace volar con una mirada. Es único y.… siento que lo amo. ¡Si! Ahora estoy escuchando a mi corazón y ya tengo claro mis sentimientos. Tenía miedo de admitirlo, pero ya no más, amo a Roger.luego de di variar en emociones fuertes, estoy por tirarme a la cama, cuando llaman a la puerta, emocionada me apresuro abrir. La tentación de meterlo bajo mis sabanas toda la noche me excita. Y mi cara de perversa se congela cuando veo a Carlos.—Hola, ¿Estás bien? —Se ve muy preocupado.—Sí.—Como te desapareciste de la fiesta, me inquieté. Pero, ya… estoy más tranquilo.—No estoy acostumbrada a asistir a una fiesta. Disculpa por no despedirme.—Aceptaré tu disculpa, solo si me acompañas a desayunar.—Es que…
Antes de que conteste su mensaje, me hace una llamada.Por supuesto que mi corazón se agita y la sonrisa no se aparta de mi rostro, mi cuerpo tiembla y tengo que tirarme la cama para no sentir que me desmayo.“¿Cómo amaneció la mujer más divina del mundo?” dice con esa voz dulce que me eriza la piel.“¿Te refieres a mí?” digo con una sonrisa“¿A quién más? Mi bella princesa. Dime, ¿pudiste descansar?”“De maravilla. ¿Por qué no lo haría?” bromeo.“Porque yo no he podido pegar los ojos en toda la noche, ¿sabes por qué? Porque cada vez que lo hacía te veía estremecer entre mis brazos, mi cuerpo temblaba mientras me perdía en ese fuego de nuestros cuerpos haciendo el amor. Quiero acariciar cada centímetro de tu cuerpo, con mi lengua, con mis dedos, con sus labios, abrazarte hasta que la fragancia de mí, te inunde y reconozcas que soy tuyo en cuerpo y alma.”“Cuando te lo propones puedes ser muy romántico” — expreso con mi entrepierna palpitante, cada maldita palabra que pronuncia me exci
En eso escucho que tocan la puerta.—Bueno, te llamo más tarde, Carlos ya llego por mí, deséame suerte. Adiós.—Suerte amiga.Me apresuro a abrir la puerta. Carlos se veía muy encantador con su traje playero. Me saluda con un beso en la mejilla y me lleva de su brazo hasta la salida.—¿Adónde Vamos, creí que desayunaríamos en el hotel? — interrogo nerviosa.—Es una bonita sorpresa, estoy seguro de que te encantará.—Es que… —balbuceo nerviosa.—No tienes por qué temer, confía en mí— me mira de manera tierna —Este lugar te va a fascinar, es un verdadero paraíso.—No es que quiera ser aguafiestas, pero no estoy preparada para un paseo.—Estás perfecta, además lo mejor de la vida, es hacer las cosas sin planearlas y disfrutar.—Estoy aterrándome.—De vez en cuando es bueno salir de la monotonía, mi bella señorita— me muestra el muelle — caminar con usted bajo este sol a las primeras horas del día, alegra mi corazón.—Harás que me ruborice.—Es lo que te hace más hermosa— me guiña un ojo.
Disfrutando de la vista, llegamos al muelle. El yate a simple vista se veía impresionante, jamás en mi vida creí que llegaría el día en que pusiera un pie en uno de esos. Al subir, lo primero que veo es a su madre, hablaba con un hombre joven de manera muy amena. ¿Quién podría ser?—Qué bueno que te animaras a acompañarnos, querida. Luces divina —dice con amabilidad, dejando un beso en la mejilla, cosa que no me creo mucho después de que insinuara que soy una arribista por acompañar a su hijo. Lástima que Carlos tenga una madre como ella. ¿Será posible que él también guarde un lado malo?Me presentó a su acompañante, resulta que es su hermano. Un hombre agradable a simple vista, pero esas miradas despectivas me hicieron poner una muralla enfrente. Debo andarme con cuidado.—¿Esteban llegó? —pregunta Carlos.—Sí, está en la parte de atrás con Milena.Carlos se emociona al escuchar eso y me lleva hacia allá, como si no pudiéramos esperar hasta cuando estemos juntos en la mesa o quizás q
JennyCon mucho sufrimiento me senté a la mesa y la maldita oxigenada me colocó frente a Esteban. En cada momento nos miraba, como queriendo comprobar algo. Antes podría pensar que sería una locura, pero me temo que ella sospecha lo que pasó entre nosotros. O quizás es solo molesta y es mi conciencia la que me condena.—¿Volverás a sorprendernos con un nuevo vestido el día de mañana? — pregunta Milena.—No lo creo posible, debo regresar a Bogotá esta noche, tengo clases mañana— le informo, mientras Esteban me observa.—Es una pena que te pierdas de lo mejor del evento — dice ella—, pero sin duda Carlos se encargará de que no te olviden.—Eso tampoco será posible, yo viajaré con ella— responde él. Haciendo que mi corazón se acelere, nunca mencionó que viajaría conmigo.—Y no habrá problema en ello—. Agrega su madre con agrado, antes que Milena hablara— no es necesario que asista a todos los eventos. Y me gusta la idea de que acompañe a su prometida.Termina de hablar y Esteban se ahoga