Capítulo 58

“No solo necesitaré una copa, sino toda la botella”, pienso mientras abro la puerta del ascensor. Bajo al primer piso y unos minutos interminables después, la puerta se abre y aparece Milena, la última persona que quiero ver en este momento. Se sorprende al encontrarme y luego sonríe de manera extraña, una sonrisa que me resulta inquietante, especialmente cuando está enojada. Ingresa de inmediato, impidiéndome salir.

—Pero miren a quién tenemos aquí —dice de manera maliciosa—. Al gran Esteban Martinelli. ¿Te divertiste arriba con tu amiguita de turno?

Se acerca arrinconándome. Su manera de hablar me hiela la sangre. ¿Acaso ella me vio?

—No sé de qué hablas —manifiesto, apartándola, restándole importancia a sus acusaciones.

—Deja de hacerte el idiota conmigo, eso no te queda —me toma del brazo y me obliga a mirarla—. Te vi subiendo las escaleras con esa maldita perra de Jenny. ¿Vas a negarlo?

—No sé de quién hablas —digo, apartando mi brazo de su agarre.

—De la estúpida arribista que t
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