Una hora después, llegamos al Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, donde una camioneta nos esperaba para llevarnos al Hilton Cartagena Hotel. Víctor fue en otro auto y al llegar, no apartó sus ojos de mí. Pidió las llaves en recepción y nos condujo al ascensor. Se detuvo en el quinto piso y entregó un par de llaves a Joel; ahí él y los cuatro varones compartirían habitaciones. Luego miró a Pilar y le entregó un par más.Emocionados, abandonaron el ascensor, y cuando estaba por salir, Víctor se interpuso.—Tú estarás en la habitación del sexto piso —me dijo, mostrándome la llave.—¿Por qué?—Porque son habitaciones asignadas a personas con más rango —mencionó, señalándome el camino al ascensor.—Supongo que usted también se hospedará en ese piso.—No, yo estoy designado en el cuarto piso —agregó, cerrando el ascensor.La incomodidad me invadió. ¿Por qué tenía que estar separada del grupo? Los privilegios no iban conmigo. Empezamos mal. Pude ver cómo el resto de mis compañeros me mira
En eso el ascensor llega y él se adelanta para ayudarme a entrar, como todo un caballero. En cuanto la puerta se cierra se acerca más y yo me hago para atrás, me pierdo en su mirada un segundo y lo veo levantar la mano para acomodar un mechón de mis cabellos.—Ya está bien— sonríe —Entonces no podremos estar juntos esta velada.—No lo sé. Me temo que no tendré tiempo para charlar con un solo invitado. Por eso no quise aceptar tu invitación, se vería extraño y… Ahora me siento estúpida…—No te preocupes, entiendo tu trabajo. Quizás podamos encontrar la oportunidad de, aunque sea estar a solas unos minutos, como en este instante. ¿Y a quién estás representando?—Al club Lady Night. Es el único que por ahora tengo… —se me salió decir que no tenía otro empleo.—¿Qué sucedió con los otros puestos?—No quise decir que tenga nada más ese empleo— respondo sonriendo nerviosa — solo que, es el único que podría traerme a estos eventos.—Claro— sonríe él.Al llegar al primer piso, Carlos me ofrec
Después de ese cruce de miradas, Milena se despide para ir a buscar a Esteban, como si me interesara saber qué harán en esa fiesta. Carlos cumple su promesa y me lleva hasta Víctor, quien no duda en soltar sus halagos innecesarios y hacer lo que mejor le conviene.—Esta noche se ven tan bien juntos que no podría apartarlos —dice Víctor con su sonrisa falsa—. Pero, el trabajo.—Pilar se ocupará de todo, tú disfruta la velada, te lo mereces, has trabajado tanto, Jenny —dice el muy cretino.—Debo insistir —digo, evitando caer en la trampa que me lanza el infeliz.—Ya estás lista para la fiesta de gala, ve y diviértete, ambos merecen estar un tiempo a solas —interviene Carlos.—Es un jefe bastante flexible, me ha sorprendido su manera de tratar a sus empleados, he recibido algunos comentarios de su club al respecto —dice Carlos, lanzándome una mirada que me hace estremecer.—Espero que buenos —interrumpe Víctor sin dejar su sonrisa estúpida.—Por supuesto —responde Carlos, manteniendo la
EstebanPoco después, camino de regreso al hotel para descansar, cuando veo a una chica hablando por teléfono mientras camina por el muelle. La noche es oscura, pero puedo distinguirla claramente; era ella, Jenny. Aunque luce completamente diferente y radiante con ese vestido rojo ajustado que resaltaba su figura, mi corazón no me engaña. Nunca imaginé verla así, tan provocativa a los ojos de cualquier hombre.Entonces, si estaba ahí sin que mi hermano lo supiera, puede que la mano de mi madre se haya posado sobre ella o llegó por su cuenta para sorprenderlo.Presuroso me acerco, sin percatarme de que alguien estuviese viéndome. Al estar tan entretenida hablando por teléfono, no me ve llegar. Esa chica sí que es intensa; quien sea la otra persona del otro lado, estaba pasando un mal rato con sus berrinches. Creo que vive todo el tiempo amargada.No es mi intención escuchar su amena charla, pero no puedo evitarlo. "¡No, no Amelia! He tenido que salir porque ya no puedo estar cerca de
JennyQué noche tan complicada. Por un lado, mi corazón está a punto de salirse del pecho de solo pensar en encontrarme con ese individuo, pero al mismo tiempo, me veo inundada por un deseo irracional hacia él. ¿Por qué tiene que tener este efecto en mí? ¡Ay! Y encima, esa absurda idea de que debo ser yo quien pida el beso. ¡Ja, ja! Se nota que es todo un cretino.No debería estar tan confundida. ¿Por qué yo de todas las personas?Es lo que me pregunto antes de buscar refugio en el baño. Pensé que estaría tranquila un momento a solas, pero parece que me equivoqué. Minutos después, entra Milena. Estoy concentrada en retocar mi maquillaje, o más bien intentando seguir los consejos de Pilar. Milena se acerca con una sonrisa, quizás porque me ve como una novata intentando dominar una brocha. Abre el grifo y comienza a lavarse las manos, mientras yo apresuro mis movimientos para guardar todo en la cartera antes de salir.—Eres muy afortunada —dice deteniéndome.—No veo por qué —respondo, m
EstebanLa noche se acorta y las ganas de ver a Jenny pueden más. Ingreso a la fiesta y, a prudente distancia, localizo a Carlos y a mi madre hablando muy felices con unos socios. Un poco más allá, veo a los abogados De Ángeles y Fusco entre los invitados; sin duda, mamá estaba preparada para hacer nuevos negocios. Tomo una bandeja con copas de champán y recorro el lugar buscándola, pero no la encuentro. En cambio, veo a Milena, quien parece un poco enfadada. Nunca antes la había visto beber tan rápido una copa de licor; espero que no sea por mi ausencia.Unos minutos después, recorriendo la estancia, la veo. Se esconde de un hombre de prensa con habilidad y, antes de que este pueda notarlo, ya ha salido de la reunión. Llegar a ella no será fácil, pero lo intentaré. Me abro paso entre los invitados, quienes solo me retienen cuando buscan una copa. Después de sortear a tres impertinentes, le entrego la bandeja a otro servidor y me apresuro hacia la salida. Jenny no está por ningún lado
Sonriendo me acerco y la veo retroceder muy lento.—Pues, yo soy dichoso, porque ella corresponde a mis sentimientos.—No quiero saber detalles de tu romance — Se detiene, un poco enojada— pero si compadezco a la pobre mujer.—Tú la conoces muy bien — observo abrir los ojos, mientras me acerco un poco más—hoy luce un hermoso vestido rojo, tan deslumbrante que no puedo evitar sentir que mi corazón se descontrola al contemplarla. Aunque debo admitir que me enamoré de ella desde el primer instante en que la vi con ese atuendo de gitana tan encantador—. Sus ojos bailan y sus labios tiemblan mientras me acerco sin que se resista a que vuelva a tenerla entre mis brazos.—No hables de lo que no sientes— balbucea en tanto acerco mi nariz a la suya.—Desde que besé sus labios no he dejado de pensarla ni un solo instante— rozo sus labios con mi aliento.—Prometiste no volver a besarme— expresa casi con un hilo de voz.—Cada segundo del día pienso en volver a mirar esos ojos marrones cautivadore
Esos gestos lindos de desesperación y miedo me excitan. Antes de que termine la oración, vuelvo a besarla y pegarla a mi pecho envolviéndola con mi calor. Esta vez siento que es ella la que me abraza liberando sus miedos. A mitad de las escaleras para llegar al segundo piso, desatamos ese fuego de la pasión que nos consume en un gran deseo. La llevo contra la pared sin dejar de besarla, dejando que nuestros cuerpos lleguen al límite de lo inminente. Ya no quiero detenerme, ninguno de los dos quiere poner freno a lo que gritan nuestros corazones. Nos deseábamos, compartimos este mismo sentimiento puro y a decir verdad me llena de miedo. Mi hermano ha puesto los ojos en esta mujer, la desea, ansia tenerla y hoy, soy yo la que se la roba, su propia sangre, la persona que él más quiere después de su hija. ¿Debería sentirme culpable?Deslizo mis manos bajo su vestido largo, abriéndome paso por esa gran abertura del lado izquierdo, aparto la pequeña prenda de encaje de su sexo húmedo e Intr