Capítulo 38

No digo nada, pero las miradas son suficientes para que cambie su actitud.

—No quise decir… —intenta excusarse.

Niego con la cabeza y me pongo de pie.

—¿A dónde vas? —interroga mamá.

—A desayunar fuera, está visto que nunca podré ser parte de tu familia perfecta —respondo enojado, alejándome del comedor.

—¡Esteban! —grita mamá—. Te prohíbo que abandones esta casa. ¡Esteban!

Hago oídos sordos, alejándome, seguido por Carlos, que me detiene al salir por la puerta para hablar.

—No quiero charlar de lo que pasó en el comedor, está demás intentar tapar el sol con un dedo. Me odia, detesta cada palabra que sale de mi boca, soy solo un extraño que los acompaña en la mesa. Estoy cansado de esta situación, Carlos. Haga lo que haga no mejorará mi relación con mamá —le digo.

—Huir tampoco es la solución, Esteban.

—¿Qué quieres que haga? —grito—. Si lo único que quiere es verme muerto.

—Eso no es verdad.

—Para ella, solo existe un hijo, y ese eres tú —digo con pesar—. Sería mejor que me vaya del
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo