No digo nada, pero las miradas son suficientes para que cambie su actitud.—No quise decir… —intenta excusarse.Niego con la cabeza y me pongo de pie.—¿A dónde vas? —interroga mamá.—A desayunar fuera, está visto que nunca podré ser parte de tu familia perfecta —respondo enojado, alejándome del comedor.—¡Esteban! —grita mamá—. Te prohíbo que abandones esta casa. ¡Esteban!Hago oídos sordos, alejándome, seguido por Carlos, que me detiene al salir por la puerta para hablar.—No quiero charlar de lo que pasó en el comedor, está demás intentar tapar el sol con un dedo. Me odia, detesta cada palabra que sale de mi boca, soy solo un extraño que los acompaña en la mesa. Estoy cansado de esta situación, Carlos. Haga lo que haga no mejorará mi relación con mamá —le digo.—Huir tampoco es la solución, Esteban.—¿Qué quieres que haga? —grito—. Si lo único que quiere es verme muerto.—Eso no es verdad.—Para ella, solo existe un hijo, y ese eres tú —digo con pesar—. Sería mejor que me vaya del
Bueno, mi mejor amigo no podrá acompañarme, pero tengo a algunos compañeros de universidad que darían la vida por unos días bajo el sol en la mejor casa de playa en Cartagena. Antes de llegar al apartamento, ya tengo la confirmación de Marco Antonio y la mancha.“Iremos preparados, no te preocupes” confirma.Media hora después, estoy saliendo hacia el Aeropuerto Internacional El Dorado Luis Carlos Galán Sarmiento, donde Carmen me espera para partir rumbo a la hermosa Cartagena.—Buenos días, joven— me saluda con alegría—ya estoy lista para el viaje.—Te ves más emocionada que yo.—Aquí entre nos, muero por ir a Cartagena. Tengo tan buenos recuerdos de esa playa.—Pues— coloco mi brazo por detrás de su hombro— vayamos a recordar viejos tiempos.Después de más de hora y media de vuelo, llegamos al Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, donde un taxi nos lleva a la casa de playa. Al llegar, nos instalamos y al bajar de la habitación, mi querida Carmen ya estaba sirviéndome un rico platil
Carlos — días más tardeSiguiendo el consejo de mi madre, después de arreglar el problema con la prensa, fui a buscar a Jenny. La invité a desayunar, luego fuimos al museo, recorrimos la ciudad y terminamos en un restaurante del centro, para cenar. Fue un día increíble, al principio la sentí un poco incómoda, sin embargo, la felicidad invade mi alma cuando supe que la posibilidad futura de un romance entre nosotros, no estaba del todo descartada en su cabeza.Me he mantenido en contacto estos días y si acepta mi invitación al evento anual en Cartagena, seré el hombre más feliz del mundo. Sé que es inesperado, pero mamá dice que es una gran iniciativa para que sepa lo importante que quiero que sea en mi vida. Es casi como pedirle públicamente que sea mi esposa. Así que, sin perder más tiempo, le envío un mensaje.“Buenas noches, Jenny. Tengo algo muy crucial que decirte. El 25 del próximo mes, se celebra el gran festival de la moda en Cartagena y quisiera que me acompañaras. Sería un g
Esteban — un mes mas tardeTengo que asistir al evento anual en el hotel más exclusivo de la ciudad: el Hilton Cartagena Hotel. No tendría nada de malo si no implicara llevar a Milena y posar para las páginas sociales del país. Para ella, es una gran oportunidad para presumir de nuestro noviazgo.—Tengo el atuendo perfecto para la ocasión en mi maleta — dice Milena emocionada.—Me alegra saberlo. Supongo que lo que más deseas es deslumbrar a la audiencia — le digo.—Por supuesto, no solo estarán los mejores diseñadores, sino también la prensa local e internacional. ¿Te imaginas? Tú y yo robando cámaras con nuestra belleza y estilo — se cuelga de mi brazo, emocionada—. Seremos la pareja perfecta en el evento perfecto. Nadie podrá dudar más de nuestro matrimonio y quienes se han reído de mí se retorcerán de celos al vernos.—Parece que has planeado muy bien ese día.—Cada detalle, Darling. No tienes idea de lo mucho que he esperado este día.—Pues lo seguirás esperando — la interrumpo—.
Saco de mi bolsillo las tarjetas negras con letras doradas.—En realidad, tú y yo sí asistiremos. Tengo dos pases y la llave de la habitación del hotel.—¡Maldito pendejo! —se emociona Roger.—Los desfiles de moda me dan sueño, no obstante, podemos pedir lo que queramos a la habitación.—¿Tiene piscina?—Y jacuzzi —le digo a mi buen amigo, que pega un brinco de la emoción.—¿En serio?—También podemos disfrutar de las salas de spa, masajes y sauna.—¿Y Milena?—Que vaya sola si quiere, estoy seguro de que encontrará la manera de asistir para perseguirme.—Está segura de que no irás, podemos aprovechar el momento y ver qué es lo que hace. Sabes que una infidelidad sería un buen motivo para romper sin que te critiquen.—Me gusta la idea, pero no quiero estar pendiente de ella. Quiero divertirme, y si el destino quiere echarme una manito y podamos obtener algo, bienvenido sea.—¿Y desde cuando podemos gozar de los magníficos beneficios de esas invitaciones?—Lo que dure el evento. Empiez
El evento se acerca y desde el día en que Carlos mencionó que Jenny no asistiría, lo he notado desconcentrado, preocupado, incluso diría que enojado. No sé si se debe a que ella rechazó su invitación o a lo que mencioné sobre su trabajo. Lo único de lo que estoy segura es de su felicidad. Después de tantos años, lo veo ilusionado y ansioso por empezar de nuevo. Su bienestar es lo más importante para mí, y si tengo que hacer algo para asegurarlo, lo haré.Mientras estoy sumergida en mis pensamientos, Kenneth llama.—Hola, querido. Esperaba tu llamada. ¿Averiguaste lo que te pedí?—Cada detalle, señora —responde de inmediato.—Perfecto. ¿Qué tienes para mí? —sonrío esperando un breve resumen de la exhaustiva investigación sobre Jenny.—Jenny Acosta, tiene 25 años, es originaria de Pereira y tiene 2 hermanas mayores. Su padre falleció cuando ella tenía 3 años. Actualmente está cursando su último año de Ingeniería de Sistemas e Informática en la Universidad EAN. No tiene antecedentes pena
Subo a mi auto y me pongo en marcha hacia la oficina. Antes de llegar, me comunico con Benjamín; el único que puede ayudarme en mi cometido.—Aló, Benjamín.—¿Cristina? ¿A dónde te has metido? —se escucha alterado—Olvidaste que teníamos una junta a las nueve, ¿Sabes a qué hora es? ¿Por qué no me pusiste sobre aviso en que llegarías tarde? Es una gran irresponsabilidad de tu parte.—Deja tu histeria de lado, si quisiera un sermón, hubiese llamado a mamá.—Solo eso dirás. No puedo creer…—Escucha con atención. Quiero que me esperes en mi oficina, estoy por llegar, necesito hablarte de algo muy importante.—No hay un “Gracias” por cubrirme en la junta directiva.—Hablamos luego de ello y si quieres un cheque por tus servicios, lo obtendrás. Ahora lo más importante es tratar otro asunto.—Tiene que ver con la muchachita con la que está encaprichado Carlos.—Podríamos decir que sí. Kenneth está enviando la información a mi oficina, quiero que lo revises y me des una opinión al respecto.—C
JennyLas cosas se salieron de control de un día para otro. Amanecí siendo la comidilla de los medios televisivos y tuve que encerrarme en la habitación por horas, temiendo salir a la calle de nuevo. No es que me importe mucho lo que piensen mis compañeros y el resto de la universidad sobre esto, solo que no tengo ánimos de lidiar con sus preguntas y murmullos.Gracias a Dios, Carlos se encargó de ello de inmediato y, por agradecimiento a ese gesto, acepté una nueva salida con él. No era correcto que le dijera que no después de cortar de raíz esos chismes.Aunque en ese día negro, no puedo negar que la pasé increíble a su lado. Es un hombre muy agradable, inteligente y poco divertido, pero lo compensa muy bien con su romanticismo. Amelia dice que está muerto de amor por mí, pero yo no sé qué sentir. Es demasiado pronto sacar conclusiones de unas salidas y unas largas charlas estas últimas semanas. ¡Sí! Ha estado muy pendiente de mi día a día, y debo confesar que ha despertado cierto i