—Ay, nena, pero vas a poder ir al lanzamiento, no es el fin del mundo, solo fue un desmayo, seguramente para ese tiempo ya estarás trabajando ¿no? Tú nunca haces caso a los médicos —Alejandra quedó confundida con la reacción de su amiga.
—Sí, tienes razón —Keidys respiró hondo para poder calmarse.
Alejandra salió del cuarto bastante intranquila, al estar caminando por el pasillo recibió una llamada.
—¿Sí? —contestó.
—Amor, ¿cómo está Keidys? —era Gabriel.
—Está bien, fue solo estrés, el doctor dijo que debía retirarse un tiempo de su trabajo o de lo contrario su estado podría empeorar, conociéndola, me imagino que lo hará por un mes o menos. ¿Por qué no viniste a verla?
—Estoy ocupado en una sesión de fo
Todos estaban desayunando, Claudia apartó el plato y los ojos de los presentes se concentraron en ella.—Es que… no me siento bien —se levantó y puso sus manos en la boca.—¿Vas a vomitar? —preguntó Gabriel.—Si lo vas a hacer, ve al baño —sugirió Tomás que era el más asquiento de todos.—¿Te sientes muy mal? —inquirió Gera.Claudia se agarró de una silla, Mateo la tomó de un brazo con miedo de que fuera a perder el equilibrio.—¿Te encuentras bien? —preguntó Alejandra levantándose de su silla, así como los demás.—Solo es un mareo, es el embarazo —explicó Mateo.—Pero no se ve bien, vamos a ver al médico o algo —dijo Gera un poco preocupada.—No… es normal en los primeros tres meses &mda
Cuando Claudia, Gera y Alejandra quedaron solas, empezó el debate:—¿Creen que Josef sea capaz de una cosa como esa? —preguntó Claudia.—No lo sé, él ha cambiado mucho últimamente, muy poco habla con nosotros y siempre está de viaje —explicó Alejandra.—Pero hay un bebé de por medio, si él se entera, tal vez cambie —dijo Gera.—Keidys no quiere que nosotros le contemos, es un tema de ellos dos, no debemos meternos allí —Alejandra se levantó de su sillón y se adentró a la casa.Keidys soltó el llanto cuando estuvo acostada en su cama, después escuchó el sonido de la puerta abriéndose, Alejandra pasó y se sentó al lado de su amiga, una de sus manos le hizo masajes circulares en su espalda:—Ay, amiga, creo que tal vez estás exageran
Gera estaba despertándose, escuchó el sonido del agua en el baño, caminó hasta allí y entró.—¿Ya te tienes que ir a trabajar? —le preguntó a Tomás.—Sí, yo no tengo el privilegio de llegar a la hora que quiera al trabajo como tú —terminó de quitarse el jabón en todo su cuerpo.En ese momento Gera entró y lo abrazó por la espalda.—Me gustaría quedarme más tiempo contigo, así, los dos arrunchados dejando que pasen las horas, solo tú y yo —Gera dejó salir una pequeña risa traviesa.—Pero no se puede, tengo cosas que hacer —Tomás hizo que Gera lo dejara de abrazar.—Hoy voy a preparar una cena, te espero a las ocho, no vayas a faltar —informó. Tomás volteó a verla—. Estoy hablando en serio, prepararé
Santiago estaba sentado en frente de su hermana Keidys, ella hablaba por teléfono sobre el escándalo que hubo por su desmayo, al parecer ya todo lo estaban arreglando y la prensa poco a poco apagaba el fuego.Santiago dejó salir un suspiro, entró a la casa en busca de algo para comer.—Alejandra… Que no lo he visto, lo más seguro es que está en su estúpido restaurante que acabó de abrir. A todas estas ¿para qué quieres hablar con él? —se escuchó la voz de Gera.—Tengo un asunto pendiente con él, no vayas a pensar cosas malas ahora —esa era la voz de Alejandra.—Claro que no, ni que fuera celosa —replicó Gera.Las muchachas se sorprendieron cuando entraron en la cocina y encontraron a Santiago allí comiendo un pedazo de sandía.—¿Qué? —inquirió el muchacho—, ¿quieren un pedazo?—Cada vez que llego a esta casa te encuentro comiendo, ¿es que no sabes hacer otra cosa? —Gera hizo un gesto de desagrado.—Es la casa de mi hermana, pue
Gera, Keidys, Alejandra y Claudia empezaron a organizar el apartamento, decoraron el comedor, el cuarto y cuando el reloj marcaba las seis de la tarde todo estaba terminado.—Ahora debes arreglarte, ah… y no se te olvide poner la música que te descargué, será perfecta para la noche —Alejandra le guiñó un ojo a Gera.Cuando las muchachas se fueron, Gera entró al baño para darse un buen baño muy alegre, después maquilló su rostro y arregló su cabello para verse muy bella y vaya que quedó hermosísima. En ese momento escuchó el timbre de la puerta, su corazón se estremeció, seguramente era Tomás quien llegó más temprano de lo habitual.Se puso los tacones altos y quitó algunas arrugas de su vestido, abrió la puerta con una gran sonrisa desplegada, pero la borró al ver que se trataba de Santiago q
Cuando Santiago salió del edificio se encontró con Tomás que estaba saliendo del parqueadero.—¿Qué pasó?, ¿está muy enojada? —le preguntó Tomás. Santiago respiró hondo y después le dio un puñetazo en la cara que envió a Tomás al suelo.—Por ser tan imbécil —Santiago se alejó rumbo al parqueadero.Tomás comenzó a levantarse del piso, con su lengua tocaba la herida en el labio superior, para que Santiago reaccionara de esa manera significaba que las cosas estaban bastante mal. Sintió que el tiempo que duró en el ascensor fue eterno.Abrió la puerta del apartamento y sus ojos se abrieron en gran manera al ver aquella decoración, solo pudo dar dos pasos cuando Gera salió del cuarto.—¿Qué haces aquí? —inquirió con bastante
—No es hora de echarme sermones —Tomás empezó a reincorporarse, estaba sudado y con moretones en todo su cuerpo, tragó saliva para poder aguantar la sed que tenía en ese momento—. Josef viene para acá y está enojado, vio la película de Keidys y dijo que allí ella sale en una parte totalmente desnuda y eso lo enfadó bastante, va a terminar todo con ella, pero conociendo a Josef y Keidys sé que va a ser de la peor manera posible, de seguro eso será una discusión horrible, sabes que ella está embarazada y eso es muy peligroso.Alejandra tapó su boca con las manos mientras empezaba a asustarse.—¿Qué vamos a hacer? —inquirió Alejandra—, si tan solo él supiera del estado de ella…En ese momento vieron un carro negro que se estaba estacionado frente a la casa.—Ay no… ¿Y ahor
Tomás tocó varias veces el timbre de la casa de Josef, en vista de que nadie habría, empezó a hacerlo desesperadamente. Sofía, la hermana de Josef (quien ya era toda una señorita), abrió el portón bastante fastidiada.—¿Qué tienes, por qué tocas así? Mis amigos están en la casa, no vayas a hacer ninguna locura con Josef —dijo la muchacha.—¿Dónde está Josef? —preguntó Tomás entrando a la casa.—Acabó de llegar, dijo que no quiere que lo molesten, pero sé que vas a entrar, ¿verdad? —la muchacha lo siguió cuando él subía las escaleras.Tomás entró al cuarto con un paso bastante enfadado.—¡Josef! —gritó.El muchacho se levantó de la cama de un golpe, sabía lo que se avecinaba. Tomás e