Santiago estaba sentado en frente de su hermana Keidys, ella hablaba por teléfono sobre el escándalo que hubo por su desmayo, al parecer ya todo lo estaban arreglando y la prensa poco a poco apagaba el fuego.
Santiago dejó salir un suspiro, entró a la casa en busca de algo para comer.
—Alejandra… Que no lo he visto, lo más seguro es que está en su estúpido restaurante que acabó de abrir. A todas estas ¿para qué quieres hablar con él? —se escuchó la voz de Gera.
—Tengo un asunto pendiente con él, no vayas a pensar cosas malas ahora —esa era la voz de Alejandra.
—Claro que no, ni que fuera celosa —replicó Gera.
Las muchachas se sorprendieron cuando entraron en la cocina y encontraron a Santiago allí comiendo un pedazo de sandía.
—¿Qué? —inquirió el muchacho—, ¿quieren un pedazo?
—Cada vez que llego a esta casa te encuentro comiendo, ¿es que no sabes hacer otra cosa? —Gera hizo un gesto de desagrado.
—Es la casa de mi hermana, pue
Gera, Keidys, Alejandra y Claudia empezaron a organizar el apartamento, decoraron el comedor, el cuarto y cuando el reloj marcaba las seis de la tarde todo estaba terminado.—Ahora debes arreglarte, ah… y no se te olvide poner la música que te descargué, será perfecta para la noche —Alejandra le guiñó un ojo a Gera.Cuando las muchachas se fueron, Gera entró al baño para darse un buen baño muy alegre, después maquilló su rostro y arregló su cabello para verse muy bella y vaya que quedó hermosísima. En ese momento escuchó el timbre de la puerta, su corazón se estremeció, seguramente era Tomás quien llegó más temprano de lo habitual.Se puso los tacones altos y quitó algunas arrugas de su vestido, abrió la puerta con una gran sonrisa desplegada, pero la borró al ver que se trataba de Santiago q
Cuando Santiago salió del edificio se encontró con Tomás que estaba saliendo del parqueadero.—¿Qué pasó?, ¿está muy enojada? —le preguntó Tomás. Santiago respiró hondo y después le dio un puñetazo en la cara que envió a Tomás al suelo.—Por ser tan imbécil —Santiago se alejó rumbo al parqueadero.Tomás comenzó a levantarse del piso, con su lengua tocaba la herida en el labio superior, para que Santiago reaccionara de esa manera significaba que las cosas estaban bastante mal. Sintió que el tiempo que duró en el ascensor fue eterno.Abrió la puerta del apartamento y sus ojos se abrieron en gran manera al ver aquella decoración, solo pudo dar dos pasos cuando Gera salió del cuarto.—¿Qué haces aquí? —inquirió con bastante
—No es hora de echarme sermones —Tomás empezó a reincorporarse, estaba sudado y con moretones en todo su cuerpo, tragó saliva para poder aguantar la sed que tenía en ese momento—. Josef viene para acá y está enojado, vio la película de Keidys y dijo que allí ella sale en una parte totalmente desnuda y eso lo enfadó bastante, va a terminar todo con ella, pero conociendo a Josef y Keidys sé que va a ser de la peor manera posible, de seguro eso será una discusión horrible, sabes que ella está embarazada y eso es muy peligroso.Alejandra tapó su boca con las manos mientras empezaba a asustarse.—¿Qué vamos a hacer? —inquirió Alejandra—, si tan solo él supiera del estado de ella…En ese momento vieron un carro negro que se estaba estacionado frente a la casa.—Ay no… ¿Y ahor
Tomás tocó varias veces el timbre de la casa de Josef, en vista de que nadie habría, empezó a hacerlo desesperadamente. Sofía, la hermana de Josef (quien ya era toda una señorita), abrió el portón bastante fastidiada.—¿Qué tienes, por qué tocas así? Mis amigos están en la casa, no vayas a hacer ninguna locura con Josef —dijo la muchacha.—¿Dónde está Josef? —preguntó Tomás entrando a la casa.—Acabó de llegar, dijo que no quiere que lo molesten, pero sé que vas a entrar, ¿verdad? —la muchacha lo siguió cuando él subía las escaleras.Tomás entró al cuarto con un paso bastante enfadado.—¡Josef! —gritó.El muchacho se levantó de la cama de un golpe, sabía lo que se avecinaba. Tomás e
El rostro de Josef palideció, su cuerpo se erizó por completo y su mirada se paseaba por los ojos de sus dos amigos.—Es una broma ¿verdad? —fue lo único que alcanzó a decir.—¿Crees que yo bromearía con algo así? —inquirió Mateo mientras se sentaba en la cama.—Keidys al parecer te iba a decir cuando tú llegaste a la casa, pero con lo que dijiste lo más seguro es que por ella nunca te enterarías que vas a ser papá —contó Tomás.—No… Eso no puede ser cierto —dijo Josef sentándose en la cama.—Además… Los padres de Keidys acabaron de llegar a la casa de ella y se enteraron de todo, cuando digo todo hablo de la decisión de Keidys —empezó a contar Mateo. Josef lo miró fijamente—. Ella… se va a ir del país con toda su fami
Josef se despertó con un fuerte dolor de cabeza, abrió lentamente los ojos y vio a Tomás sentado en un sillón frente a él. —¿Has hablado con Keidys? —preguntó Josef. Se quitó la cánula de oxígeno que tenía puesta y se sentó en la cama.—Quédate quieto, ayer te complicaste mucho, Josef —pidió Tomás con una voz triste y un tanto melancólica.—No… Tengo que buscarla, pedirle perdón —dijo Josef empezando a alterarse.—Ella no está en la ciudad, pero va a volver, cuando lo haga la buscarás, mientras… debes recuperarte. Yo te ayudaré a convencerla, todos lo haremos, pero por ahora enfócate en descansar —Tomás reparó el rostro golpeado de Josef y sus grandes ojeras.—¿A dónde se fue? —inquirió Jos
Keidys se despertó y sus ojos se posaron en el mar azul que estaba frente a ella, el olor salado se impregnó en su nariz. Algunas gaviotas se escuchaban mescladas con el ruido de las olas. Se sentó en la cama mientras esperaba que su alma descansara al ver aquel paraíso tropical.Alejandra estaba en el pasillo hablando con Gabriel por celular:—¿Entonces está en la clínica?, ¿qué? ¿Cómo es eso que se enteró de todo? —interrogaba bastante asustada.—Sabes que ellos le iban a contar todo, me dijeron que Josef antes ya había estado internado en el hospital por un fuerte estrés que tuvo, al parecer algo anda mal con las empresas y por eso es que está viajando todo el tiempo, el llegar, discutir con Keidys y después enterarse que ella estaba embarazada, todo esto lo puso muy mal y casi se muere anoche —explicó Gabriel po
Santiago terminó de servir el desayuno en los platos, sus oídos escuchaban atentamente todo lo que la muchacha hablaba, le pasó dos platos a Alejandra para que los llevara al comedor.—Gabriel dice que no me engaña, que nunca sería capaz de hacer algo así… Pero una cosa es decirlo, otra muy diferente son sus acciones, me hace dudar mucho, ahora está haciendo ejercicio, nunca me contó algo respecto a eso, ¿puedes creerlo?, me está ocultando cosas. Yo ahora estoy gorda, ya no tengo el cuerpo de cuando tenía diecisiete, del que él se enamoró, ahora no faltan muchos años para que cumpla treinta y me he convertido en una escritora gorda que solo sabe tomar gaseosa con pizza frente a su computador y que a veces se le olvida bañarse —Alejandra se sentó en la mesa. Keidys se sentó frente a ella y Santiago al lado de la muchacha—. Lo má