Gera estaba sentada al lado de Tomás, el silencio reinaba entre los dos mientras miraban el mar debajo del cielo nubloso, hacía mucho frío, aunque eso parecía no importarles:
—Yo en un tiempo fui drogadicto, solo por unos meses, llegué a irme de la casa y casi muero en ese tiempo —llevó su mirada a Gera—, viví en ese barrio por unas cuantas semanas. Me trajo malos recuerdos el meterme en ese lugar a buscarte, lo que hice no se volverá a repetir.
—Lo siento. Aunque no estabas en la obligación de hacerlo.
—¿Estás loca? No iba a dejarte en ese lugar de mala muerte.
Los dos chicos se miraron fijamente. El mentón de Gera empezó a temblar, el llanto salió descontrolado y Tomás la abrazó:
—Lo siento, lo siento mucho —decía Gera.
—¿Por qué te disculpas? —pregunt&oac
Alejandra tragó en seco y en ese momento escuchó unos pasos que se acercaban a la sala:—Buenos días —dijo una voz de mujer. Alejandra llevó su mirada hasta el fondo de la sala. Una mujer de unos cuarenta años de edad apareció en la vista de la joven, era alta, rubia, ojos gateados y con un porte engalanado.—Buenos días —saludó Alejandra, su corazón empezó a latir con gran fuerza. La empleada se retiró, algo que no le gustó a la muchacha, no quería estar sola con esa mujer.—¿Vives cerca de aquí? —preguntó la señora sentándose frente a Alejandra.—A unas tres casas de aquí —respondió la muchacha, su boca estaba seca y no veía el momento para salir huyendo de allí.—Oh... vaya, así que eres nuestra vecina. Es un alivio para mí el
Keidys estaba frente a varias cámaras de televisión, Josef estaba a su lado explicando una pregunta que le había hecho la periodista. Aunque había grandes sonrisas ella sentía que faltaba algo. Por un lado sabía que estaba bien todo lo que hacía, de esa manera podría dispersar los rumores y así apagar el escándalo. Pero al ver a Josef hablando y de cierta manera mintiendo para que todo quedara perfecto... se dio cuenta que su noviazgo parecía falso, muy superficial.Al ya terminarse la entrevista y quedarse los dos solos la joven se veía algo confundida:—¿Qué sucede? —inquirió Josef sentándose a su lado en la sala.—¿Cuántos meses llevamos de novios? —preguntó ella sin dejar de mirar una mesa pequeña de cristal que estaba a su lado.—Ocho meses.—Josef... —
—Josef eso es muy peligroso, ¿y si te matan? —Keidys se acercó a él—, por eso no me querías contar, ¿verdad?—Yo mejor los dejo solos —Tomás salió del cuarto cerrando la puerta.—Keidys, por favor… —pidió Josef.—¡No quiero perderte Josef! —la joven soltó el llanto.El muchacho la abrazó, pudo sentir el temblor en el frágil cuerpo de Keidys, eso le destrozó el alma. Por eso no quería contarle, no quería verla así; prefería que fuera ignorante a toda esa realidad triste y llena de tensión que lo rodeaba a él. Era una vida llena de peligros, desde que murió su padre siempre sospechó que el asesino estaba en las empresas que su padre manejaba, cuando había aceptado la propuesta de su abuelo aquella incertidumbre lo atrapó tanto que infiltr&o
Al acabarse el momento se miraron fijamente, ella tenía mucha vergüenza y odiaba estar en situaciones así, porque su mente se nublaba y actuaba muy torpe.—Yo… —miró a todos lados—, dije que no me iba a demorar, ya es muy tarde. Además, tengo muchas cosas que hacer. Hablamos otro día —se levantó y se fue.Su rostro estaba completamente rojo, se había despedido de la peor forma con Gabriel, como si ella estuviera muy molesta con él. Gera la vio irse y quedó muy intrigada por ello, se veía como si le hubiera pasado algo muy malo.Entró en la biblioteca y vio a su hermano muy pensativo:—¿Qué le hiciste a Alejandra?, se veía mal —se sentó frente a él. El rostro de Gabriel estaba triste.—Lo dañé todo —soltó él, se levantó del sillón y sali&o
Alejandra quería morirse, Gera y Mateo no podían ser más imprudentes. Claudia se dio cuenta que su amiga estaba en un aprieto de esos que le había contado:—Oigan, me estoy muriendo del hambre, que los hombres inviten la cena —dijo rompiendo el momento incómodo.—Pero estaban en el cine ¿no?, ¿acaso no compraron combo? —preguntó Tomás inocente de la situación.—Bueno, pero eso fue hace rato… —replicó Claudia. Todos llevaron la mirada al vaso que sostenía Alejandra— esa es ella, yo tengo hambre.—Bueno, amiga, lo siento, pero no traigo nada. Mis padres me tienen castigado por no llegar a la casa —dijo Tomás.—No miente, fue por mi culpa —confirmó Gera haciendo un sí con su cabeza.—Alejandra me robó lo que tenía, así que ella ya te aliment&o
La joven empezaba a desesperarse, mas no quería formar un alboroto y que todos allí se enteraran de su adicción, tenía que calmarse y si el ejercicio como decía Tomás funcionaba en ella sería una gran ayuda. Bajó de la cama y puso sus manos en su cintura.—¿Qué hago? —inquirió.—Veinte sentadillas.Le parecía absurdo, su mente solo recorría el trayecto que debía hacer para poder comprar solo un poco, todo su cuerpo se lo pedía, la mente se le nublaba. En ese momento sintió el dolor en sus piernas al bajar para hacer las sentadillas:—Qué mierda, me duele mucho —soltó mientras su rostro se tornaba rojo. Eso la hizo despertar, una gran explosión en su cuerpo se desencadenó, quería hacer más ejercicio y que su mente volviera en sí, que no se dejara atrapar por pensamient
—Eso es un poco contradictorio, pero es cierto —soltó Claudia.—Como las personas se acostumbraron a vivir al lado de una persona que no las ama, pero aun así las trata bien, ellas se sienten satisfechas, están acostumbradas a ese trato y es muy difícil cambiar ese pensamiento —terminó de explicar Gabriel.En realidad, sus vidas eran muy parecidas, Claudia se sentía tan identificada con Gabriel:—Yo conocí a Mateo cuando llegué al colegio, siempre me pareció que era una linda persona y quería ser su amiga, pero se me hacía imposible, aunque cuando se dio la oportunidad hice todo por agradarle. Mateo nunca dejó de amar a Keidys, por más que la ve siendo feliz con su novio él… no deja de quererla. Es cierto lo que dices, es mejor buscar la felicidad en otra parte, un lugar donde te traten mejor —las lágrimas de Claudia
Cuando el auto en el que iba Keidys pasó por el parque vio que ella estaba hablando con Tomás:—No es más idiota porque no puede —masculló Keidys llenándose de una gran impotencia, quería bajarse y gritarle las verdades en su cara, ya saben, lo que hace toda buena amiga.Tomás estaba sentado al lado de Alejandra, estaba bebiendo el poco de agua que había en el pote:—¿Desde cuándo eres novio de Gera? —preguntó Alejandra.—No somos novios, solo que ella y yo… Bueno, somos bastante cercanos, pero no somos nada y nunca ha pasado algo —explicó Tomás.—Yo creía que tenían algo —dijo casi en susurro Alejandra.—Oye, Gabriel es una buena persona ¿por qué no lo aceptas? —Tomás hizo descansar sus brazos en el espaldar de la banca, dejaba llevar su mirada por to