—No quiero vivir más en ese apartamento, casi maté a alguien allí, quiero mudarme a otro lado. Hoy tuve una maldita pesadilla y me desperté muy temprano, no hago eso cuando la noche anterior estuve de fiesta. Mira las ojeras que tengo, me muero del sueño —le dijo Tomás a Josef. Su amigo dejó salir un suspiro.
—¿Tenías que decirme eso en mi día de descanso? No voy a ponerme a buscar un apartamento contigo hoy, domingo, ¡es un maldito domingo!, quería dormir hasta tarde, me despertaste Tomás —renegó Josef, seguía en pijama, se acomodó en el mueble subiendo sus piernas para así poder cruzarlas.
—Porque es por tu culpa que el apartamento de mis sueños ya no me gusta, no quiero estar ahí, solo, es horrible. Dame posada en tu casa hasta que consiga un nuevo lugar. Sabes lo exigente que soy con el tema de los apartam
—¿Tú fuiste quien le metió todas esas ideas a Keidys? —preguntó Tomás a Josef cuando iban en el auto.—¿Cuáles? —preguntó Josef.—Esa, de dejar el modelaje y la actuación.—¿De qué estás hablando? —inquirió Josef inocente del tema.—Nada, ¿de qué hablas? —soltó Tomás al ver que iba a meter la pata hasta el fondo.—¿Tú qué tienes hoy? —inquirió Josef confundido.—Ay, que nada, mira al frente, no quiero accidentarme, suficiente tengo con vivir en el apartamento del infierno —soltó.Llegaron a un edificio que conocía Tomás muy bien, era donde vivía Marisol.—No puede ser, qué coincidencia ¿o malestar? —se cruzó de brazos mientras observaba el edifici
—Por favor Tomás, disculpa, no quise que pensaras eso, pero entiéndeme, es mi mejor amiga y por más que seamos amigos, en ese aspecto debo de ser estricto, entiéndeme —pidió Gabriel. Tomás comenzó a meditar la situación.—Está bien, te prometo que nunca voy a enamorar a tu mejor amiga, de hecho, nunca lo había pensado, solo somos amigos y eso, porque sé que es tu amiga y necesitas protegerla, la pobre es muy inocente —dijo Tomás—. Solo vigilaré que nadie le haga daño y si pasa la defenderé y te avisaré si está en peligro. —Gracias —Gabriel desplegó una sonrisa—. Disculpa por lo de antes.—Tranquilo, te entiendo..—Yo siempre quise decorar mi apartamento de esta manera, todo es tan bonito, pero no, tenía que vivir con Gabriel —dijo Alejandra y de
Aquellas palabras fueron una flecha justo para el corazón de Marisol, algo que la hizo volar para después dejarla con un pensamiento totalmente diferente sobre la persona que caminaba a su lado.—Oye, ¿quieres probar mis tortillas?, sé que te van a encantar, así me haces un poco de compañía, no me gusta estar solo —Marisol solo sabía apreciar los labios de Tomás moverse al hablar—, ¿qué dices?—Claro que sí, me encantaría —respondió con una tierna sonrisa.Después, Marisol solo se vio en el apartamento de Tomás escuchándolo hablar sobre sus historias, a él que no le gustaba hablar (sarcasmo) se le ocurrían muchas historias que podía contarle.—¿Qué te parece si vemos la película? —preguntó Tomás con una gran sonrisa desplegada. Parecía
A Noelia le pareció bastante extraño ese grupo de amigos, pero, a la vez vio que eran muy agradables.—¿En realidad estás muy interesada en Tomás? —preguntó Josef.—Oh… Sí, por supuesto. Si no fuera así no hubiera aceptado esta cita, no crean, no es fácil que te estén haciendo un interrogatorio como este —Noelia dejó salir una pequeña carcajada que acompañaron los demás.Quedaron encantados con Noelia, era muy sencilla su personalidad, muy humilde y carismática. Prestaron atención a cada cosa que les contaba y cómo se había conocido con Tomás y el por qué tenían tiempo sin hablar. Al final, planearon un nuevo reencuentro que se viera casual del cual Tomás no sospechara absolutamente nada y quedaron que sería el día del cumpleaños de la señora Tatiana. N
Tomás comenzó a buscar a Marisol antes de que se sirviera la gran cena que se tenía preparada. La encontró en el patio de la casa sentada frente a una mesa tomando una copa de vino.—¿Qué haces aquí sola? —le preguntó. —Ah… Es que había recibido una llamada de mis padres y busqué un lugar con silencio para poder hablar tranquilamente con ellos —mintió.—Entiendo. Oye, quiero presentarte a alguien que debes de conocer, es un ángel en persona —dijo Tomás desplegando una sonrisa.—¿Quién? —Marisol desplegó una sonrisa, ya sabía muy bien que se trataba de aquella chica.En aquel momento se acercó Noelia con una sonrisa amable en su rostro.—Marisol, te presento a Noelia, es una gran amiga que no veía desde hace dos años —presentó
—Espera, ya estamos llegando —respondió el joven mientras comenzaban a subir una calle empinada.La noche estaba estrellada y se comenzaba a ver la ciudad con sus pequeños foquitos de luz que la adornaban. Al llegar a la punta de la calle encontraron una banca donde se podrían sentar y apreciar la hermosa vista. Marisol se dio vuelta para poder ver el paisaje, se sorprendió de lo hermoso que era.—¡Wao! —soltó Marisol mientras comenzaba a calmar su respiración.—Siempre me ha gustado este lugar, aquí vengo a despejar la mente. Pero nunca he traído a nadie, bueno, ahora sí —rodó la mirada a la chica y le mostró una sonrisa—. No sé quién es más afortunado de los dos, si tú por ser la primera en experimentar todo lo que antes hacía solo o yo por haber conocido a una mujer como tú —Tomás a
—Por favor Gabriel, Marisol no es una niña para que le estés prohibiendo con quién puede o no estar. Además, yo no pienso hacer nada malo con ella, me gusta y quiero una relación seria con Marisol, nada más —dijo Tomás, pero eso solo empeoró las cosas. Gabriel se encaminó a él y Josef tuvo que intervenir.—¡Gabriel, cálmate, nadie va a pelear aquí! —recalcó Josef.—No creo tanta maravilla, siempre tomas a las mujeres a juego y las tratas mal, por eso no quiero que estés cerca de Marisol, ¡yo sabía que ibas con esas intenciones! ¡Por eso hice que me lo prometieras! ¡No eres capaz ni de ser responsable con tus palabras!Tomás comenzó a enojarse con lo que decía Gabriel.—¡No, como tú tratas muy bien a Marisol! ¡Deberías ser tú el que deber&ia
Gabriel alcanzó a Marisol rápidamente, ella iba caminando con el llanto desatado, eso lo hirió bastante.—¡Marisol, espera! —gritó al bajarse del auto.—¡ALÉJATE DE MÍ MALDITA SEA! —gritó Marisol con fuerza.—Por favor, perdóname, no entendía bien la situación soy un estúpido, lo sé. ¡Perdón! —suplicó Gabriel.—¡No, no, no, no! —gritó Marisol y siguió su rumbo.—¡No sabía que tu relación con Tomás iba tan en serio, no lo había comprendido! ¡Pero entiéndeme, solo deseo protegerte, eres mi mejor amiga y te quiero, no dejaría que te hicieran daño! —gritó Gabriel mientras dejaba que sus lágrimas salieran a flote— ¡no debes alejarte de Tomás, te quiere, me di cuenta, n