—¡Es lo mejor abuelo! ¡Mira lo que sucedió! —replicó Josef—, casi pierdo a mi esposa por esta pelea, mi amiga, está a punto de morir por mi culpa. Si esto no hubiera pasado… Ella no estaría en esta condición.
—Josef, no es tu culpa —recalcó el señor Sandoval.
—¡Claro que sí! Por mi culpa es que ellos están envueltos en todo esto, cuando… no tienen nada que ver —Josef dio dos pasos atrás y después comenzó a caminar a pasos afanados hacia la salida de la clínica.
Tomás vio caminar a Josef con paso afanado y con un rostro lleno de mucha tragedia.
—¡Josef, espera! —gritó Tomás.
—Ahora no Tomás —pidió Josef mientras dejaba salir las lágrimas. Salió de la clínica y fue en busca de su auto.
—No&h
—Si hablas de Gabriel… Entiendo que está pasando por un momento difícil, es entendible —dijo Marisol, después desplegó una sonrisa, algo que ni llegaba al caso. Al darse cuenta que era así la borró por completo—. Puedes dejarme aquí, tomaré un taxi, gracias.—¿Qué estás diciendo? Claro que no, ya está oscureciendo, será misión imposible que puedas tomar uno con esta lluvia y con lo lejos que vives… —replicó Tomás.—No, pero, tú también vives lejos, no… —se negaba.—¡Deja que te ayude, solo deja que lo haga! ¡Yo no te estoy tratando mal, imagina que esto es por lo mal que te trataron mis amigos ¿sí?! —soltó Tomás. Marisol tragó en seco. El joven sabía que sus palabras habían herido bastante a la muchacha.<
—Es lo mejor para ti Camilo, sabes todo lo que está pasando y el peligro que corres por estar conmigo. Mi mamá ya habló con el director del colegio, podrás terminar allá, lo bueno… es que has subido tus notas y pasarás el año —explicó Alejandra.—No, harás lo mismo que hacen mis padres, cuando tienen un problema me mandan a otro lado para deshacerse de mí —hizo un minuto de silencio mientras reflexionaba—, entiendo, lo que sucede es que… yo soy el problema.Alejandra al escuchar estas palabras se impresionó en gran manera. Camilo se levantó del mueble de la sala y comenzó a caminar a la salida del apartamento.—Eso no es cierto, ¡Camilo! ¡Espera! —comenzó a decir. Pero el joven se hizo de los oídos sordos.Alejandra se levantó del mueble y corrió a la puerta para alcanzar a su hermano.—¡Camilo, espera, no salgas, es peligroso! —gritaba..—¡Camilo! —se emocionó Sofía al escuchar la voz del joven desde el celular, miró a su lado donde
Gabriel estaba haciendo una sesión de fotos, frente a él estaba una modelo de curvas perfectas, sonriendo con el ego por las nubes. Alta, de cabello rubio, ojos grises, posando con gran elegancia, su nombre, o bueno, el apodo con el que todos la llamaban era Rossy.Rossy le gustaba revisar sus fotos al terminarse la sesión para subirse más el ego. Aunque fuera muy engreída, se llevaba bien con Gabriel, muchas veces conversaban sobre sus vidas.—Hoy mi novio me va a llevar a cenar al nuevo restaurante chino, tan lindo, siempre complaciéndome en todo —dijo Rossy.—Ah… El viejo —soltó Gabriel, no estaba de ánimos para escuchar sus historias.—Ay, sí, me llevará a Miami la otra semana, aunque me aburre, quería pasar mis vacaciones en Dubái, pero él dijo que viajaremos allí después, o sea, cuando pasemos dos semanas en M
Josef le vio una gran bofetada a Sofía:—¿Estás loca? —le preguntó en un gruñido. Comenzó a estremecerla— ¡Casi te matan!Sofía soltó el llanto mientras se abrazaba a sí misma, el cuarto de estudio cayó en un silencio absoluto.—Mi mamá casi le da algo cuando se enteró que te habías escapado. Mira como quedó Camilo, Alejandra estaba muriéndose de los nervios mientras lo buscaba por toda la ciudad. ¡¿En qué estaban pensando?! ¡Sabes que estamos en grave peligro ¿y se te ocurre hacer una de tus bobadas?!, ¡ahora hablan de nosotros en los noticieros! —Josef estaba muy furioso.La nariz del joven comenzó a sangrar, eso asustó a la chica.—Josef, cálmate —pidió su hermana.—¡Lárgate! —gruñó e
Así fue como la policía supo un poco sobre los puntos donde se escondían más trabajadores del narcotraficante, les hicieron una emboscada y así comenzaron a caer poco a poco. Algunos hablaron, pero lo hacían al enterarse que sus compañeros también hablaban y les daban protección. Así dieron con los lugares donde el escurridizo se escondía, pero al tratar de capturarlo él ya no estaba allí. Las amenazas seguían para Josef, recibía llamadas, panfletos, hasta quemaron uno de sus autos. Era una gran guerra entre dos bandos. El ganador sería el que mejor moviera las fichas.—Ya no se encuentra en la ciudad, tiene pensado salir del país el martes, no debemos permitirlo, es ahora o nunca —le dijo el señor Sandoval a Josef.—No creo que se vaya a ir así, nada más, con todo lo que nos ha hecho hasta ahora, segurament
Josef y Tomás se abalanzaron a ella, comenzaron a forcejear y se escuchó un disparo, pero nadie salió herido, aunque, una puerta de cristal de una estantería se rompió haciendo que muchos pedazos de vidrio quedaran regados en el piso y Josef se cortó su brazo izquierdo.En aquel momento entraron los guardaespaldas, uno de ellos tenía un brazo bañado en sangre, en aquel momento se escuchó una explosión y los vecinos comenzaron a salir de sus apartamentos.—¡Quieta! —gritó uno de los guardaespaldas a la empleada de servicio.Josef le quitó la peluca y se dio cuenta que era un disfraz, así fue como engañaron a los guardaespaldas, era un hombre.—¡¿Qué rayos?! —soltó uno de los guardias al entrar al apartamento.La policía entró y revisó el lugar, el atacante que se encontraba ti
—Lo siento Gabriel —Santiago siguió su camino, no estaba de muy buen ánimo como para conversar.Gabriel sintió un nudo en la garganta, entró a la habitación donde tenían a Gera, se le acercó y después soltó el llanto:—Por favor, abre los ojos, hermanita, no me dejes, no quiero que te mueras, debes de ser fuerte; lucha por tu vida, no puedes dejarnos ahora —tapó su boca con sus manos, no quería seguir viendo a su hermana en ese estado.Salió de la habitación y comenzó a caminar sin rumbo fijo, después se recostó a una pared blanca y dejó caer su cuerpo lentamente mientras soltaba el llanto. Alejandra lo vio a lo lejos y corrió hasta él muy asustada:—¿Qué sucede? —se agachó hasta poder mirarlo directamente a los ojos.Gabriel la abrazó con fuerza:
—¡Ah… Coshita hermosa! —gritó Gera cuando le pusieron el bebé de Claudia entre sus brazos—. Y saber qué no pude verlo antes por estar en esta cama… Es muy hermoso el Cristian, va a ser todo un galán.—Si vieras, el parto fue todo un espectáculo, hasta le jaló el cabello a Tomás —contó Keidys.—¡¿En serio?! —soltó Gera.—Nena, es que estaba muy asustada, imagínate, mi primer hijo —contó Claudia.—Keidys, ahora viene el tuyo —soltó Gera.—¡Ya sé, al ver a Claudia así me dio un miedo! —dijo Keidys mientras su piel se erizaba.Todas hablaban emocionadas en el cuarto de Gera, parecía la misma, aunque tuviera todo su cuerpo maltratado, se recuperaba rápido y ella, con aquel entusiasmo que la caracterizaba, ponía de