Mateo no dejaba de sobarse la mejilla, en ella había quedado la mano pintada de Keidys. No entendió lo que sucedió, solo quería hablar con ella, pero se comportó muy extraño, como si de la nada le desagradara estar a su lado.
—¿Será que tengo mal aliento? —llevó una mano a su boca y sopló en ella— no… me había comido una menta —soltó y volvió a sobarse la mejilla—, golpea duro.
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Alejandra estaba siguiendo a Josef, quería ver a donde iba en los momentos en los que no estaba a su lado, él la esquivaba mucho y no entendía el por qué si ya se habían aclarado las cosas con Tomás. Se escondió detrás de un árbol mientras veía que Josef caminaba a lo más profundo del colegio.
—¿Se irá a ver con la o
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Josef a un chico, le arrebató el celular y lo tiró al suelo—, ¿no te das cuenta que ella está muy enferma? Y tú solo pensando en hacerte fama con su situación —su voz sonó fuerte y ruda.Los demás estudiantes empezaron a regañar al estudiante. Alejandra ayudó a Keidys a salir del tumulto de estudiantes y con ayuda de otras compañeras la llevaron a la enfermería.Keidys estuvo muy pensante por lo que sucedió, le daba vueltas una y otra vez en la cabeza el que Josef fuera tan amable con ella cuando lo trataba tan mal.—Josef es una buena persona, se vio tan lindo cuando te defendió —decía Alejandra. Se ruborizaba en gran manera cuando hablaba del joven.—¿Desde cuándo te gusta tanto? Se supone que tenías un gran amor por Tomás
—Hoy es el día de descanso donde todos los estudiantes podrán pasear por el instituto sin tener que ingresar a clases, los profesores también podrán tomar el día para descansar. Es una nueva rutina que se creó en el colegio para hacer desaparecer el estrés una vez al mes, se formaron juegos para este día y hay hasta un salón que lo adecúan para tomarse fotos con los compañeros mientras se puede escuchar música —explicaba Alejandra mientras todos caminaban por el pasillo. Había un cierto ambiente divertido recorriendo el lugar.—Menos mal que hoy no se dio clase porque yo no había hecho la tarea —dijo Tomás y soltó una carcajada.—¿Qué vamos a hacer hoy? —preguntó Mateo.—Vamos a una competencia de comida que se va a hacer en el patio trasero —sugirió Josef.Al llegar, en
Josef buscaba a su amigo, había escuchado que tuvo una pelea por una joven, al parecer se había enterado que le era infiel, al menos ese era el rumor que corría.—Tomás siempre metiéndose en problemas por mujeres —refunfuñó Alejandra.—Él nada que cambia, parece un niño pequeño peleando por todo —la voz de Josef se escuchaba muy triste.Caminaban por un pasillo buscando a Tomás, aunque no lo encontraron. En aquel momento vieron a la joven que había estado involucrada en la pelea.—¿Dónde está Tomás? —le preguntó Alejandra.—¿Quién es Tomás? —inquirió Claudia.—Es el que peleó —explicó Josef, estaba algo confundido al darse cuenta que la chica no conocía el nombre del chico.—¿Ese patán? No t
—¿Qué te sucedió Tomás? Te estás comportando extraño —dijo Alejandra mientras sus mejillas se ruborizaban en gran manera.Él no respondió nada y lentamente se acercó para besarle, sus labios se entrelazaron lentamente y pronto aquel beso se volvió apasionado. Los brazos de Tomás apretujaron la cintura de Alejandra mientras ella se embriagaba con todos aquellos sentimientos revueltos.Una lágrima corrió por las mejillas de Alejandra ¿qué estaba haciendo? ¿Era tan mala como para serle infiel a Josef?—Eres la peor persona del mundo —le dijo a Tomás después que el beso se terminó, lo alejó de un empujón—, el mundo no gira a tu alrededor —salió del departamento mientras soltaba el llanto.¿Cómo miraría a Josef a la cara? Aunque en su memoria estaba imp
—¿Qué? —inquirió Josef mirando fijamente a Keidys.—Olvídalo. Me tengo que ir a mi casa —dijo Keidys. Caminó un poco y después Josef le siguió el paso.— No sé qué quisiste decir con eso, pero… —Josef rodó la mirada a la joven mientras apretaba con un poco de fuerza los cachos de su bicicleta— las cosas hubieran sido diferente si no fueras novia de Mateo.Keidys no supo a qué vino el comentario de Josef, la hizo sentir muy confundida, pero, su mente le enviaba pequeñas ideas de lo que quería decir el joven, aunque, decidió dejar esa conversación morir ahí. No deseaba complicar las cosas, ya estaban muy estropeadas..Alejandra estaba tirada en su cama llorando, Mateo se acostó a su lado y la acurrucó.—Lo dañé todo… —dec
Aquel lugar en ese momento estaba solitario. Es curioso, al momento en que necesitamos ayuda es cuando más solos estamos. Keidys se abalanzó a ellos para separarlos, sin embargo, Tomás accidentalmente le dio un golpe en la nariz de la muchacha e hizo que una gran cantidad de sangre empezara a salir de ella. Y fue cuando los muchachos se detuvieron.—¡Keidys! —gritó Josef. Ella se apartó y observó sus manos llenas de sangre.A la mañana siguiente estaba una foto de Keidys con el rostro lleno de sangre en primera plana de los periódicos y la gran pregunta ¿qué le sucedió a Keidys González?, no se dio esa respuesta a ninguno de los periodistas.—Lo único que sabemos fue que la foto se subió a las redes sociales donde se puede ver a dos jóvenes socorriendo a la muchacha, y suponemos que los chicos habían estado en una pelea ya que s
—¿Qué te hiciste? —preguntó Santiago.Josef desplegó una sonrisa de esas que mataban, Keidys sintió que su corazón latía con fuerza, era lo mismo que le había pasado con Mateo al principio, veía algo en él que le gustaba y su corazón quería salirse de su pecho. Tragó en seco y desvió la mirada.—Vaya, qué buen comienzo para la noche, te vez bastante guapo, Josef —soltó Alejandra llevando su mirada hasta lo infinito y más allá del cuerpo del joven.Así fue como los chicos llegaron a la fiesta, había mucha música que hacía retumbar las paredes, las luces no dejaban ver con claridad a las personas, pero solo bastó en la entrada para que muchas mujeres llevaran sus ojos a aquel joven que llevaba chaqueta de cuero.Mateo pudo observar que Keidys estaba extraña, trataba de
Keidys, siete años de edad.La pequeña niña apretaba con fuerza el regalo entre sus manos, frente a ella estaba Josef con una gran sonrisa.—Vamos Keidys, entrégale el regalo a Josef —ordenó la profesora entre una risita traviesa.Las mejillas regordetas de Keidys se ruborizaron en gran manera y estiró sus brazos mientras cerraba los ojos. Josef tomó la cajeta y después se dirigió hasta la niña y plantó un beso en su frente.—Gracias —susurró en su oído.Era costumbre para él ser cariñoso con todos. Su padre siempre se lo había enseñado y Keidys amaba aquella forma de ser.—¡Muy bien! —dijo la profesora empezando a aplaudir.Actualidad:"Cuando sea grande quiero casarme con Josef y vivir en una casa con un bello jardín, de