capitulo 2

ELIZ la elegida

Punto de vista, Eliz...

Me quedé perpleja cuando ví a aquel guapo y varonil ángel, yo sabía que los angeles del cielo eran unos Adonis casi perfectos, pero no me imaginaba que tanto.

Anoche cuando lo ví, no se veía tan bien como hoy...

El idiota de mi hermano se me acercó.

El idiota de mi hermano se me acercó.

El idiota de mi hermano se me acercó.El idiota de mi hermano se me acercó.

Luego me susurro al oído — Limpiate la baba que se te sale Ja, ja, ja, ja —

Le di un golpe en un costado.

Luego le dije nerviosa — Cállate imbécil, ¿no ves que nos puede escuchar? —

Mi hermano me respondió con algo de fastidió — ¿Y que?, Sólo es un ángel más que envía el cielo para mantenernos bajo vigilancia, lo único que ellos quieren es que obedezcamos y no rompamos las reglas, que ellos mismos impusieron —

Aquel ángel se acercó junto con mi padre el Rey.

Me di la vuelta hacia mi hermano, lo miré de mala manera y coloque los ojos en blanco.

Yo aún no lograba entender, ¿Cómo diablos pretendían hacer del imbécil de mi hermano un buen futuro rey?

Si ese idiota a duras penas respetaba algunas reglas. Claro yo no era mejor que él en esa parte, pero por lo menos respetaba a la autoridad y sabía a la perfección que nadie, ni siquiera el ser más poderoso sobre la tierra sería capaz de desafiar al reino de los cielos.

Yo era un poco más precavida que este imbécil.

Solía ir al Inframundo a practicar con los monstruos que transitaban entre las almas de los no vivos.

Los asesinaba solo por placer, eso me ayudaba mucho en mi entrenamiento.

Aquel sujeto se acercó mucho a mí, casi que de manera invasiva.

Y por una extraña razón mi corazón empezó a palpitar como loco.

Fuera de que sentía un inmenso dolor en mi brazo y este había comenzado a sangrar sin previo aviso.

Aquel ángel me dio una sonrisa maliciosa mientras yo trate de retroceder a tal cercanía de su parte.

Mi hermano comenzó a reírse a carcajadas. No disimuló su burla hacia mí.

Mi padre lo miro con tal seriedad que podría partir una piedra a la mitad.

Él dio unos pequeños estornudos y trato de disimular.

Mi padre dijo con mucha seriedad — Este ángel será su nuevo instructor de filosofía angelical, fue enviado desde el cielo por una orden directa para educarlos a ustedes dos, deben de tratar de comportarse, sobre todo tu Claus —

Yo me sonroje un poco cuando trate de mirar fijamente a los ojos a aquel ángel.

Sus ojos eran de un azul penetrante.

Hacían que yo, la persona que jamás se dejaba intimidar por nadie, se sintiera incómoda y nerviosa.

El ángel dijo con toda tranquilidad — Mi nombre es Azrael, soy el ángel de la muerte, el que protege las tierras del Inframundo de visitantes no deseados — Él me miró con mucha firmeza.

Creo que él ya sabía que yo era la visitante no deseada o si no lo sabía, lo sospechaba.

No era para menos, mi uniforme era rojo como la sangre, pero de igual manera cualquiera con un olfato un tanto desarrollado sabría que mi brazo izquierdo sangraba y palpitaba de dolor.

Yo traté de mantener en total silencio, sabía que si decía alguna torpeza me descubrirían de inmediato.

Mi padre me miró fijamente con algo de sospecha sobre mí persona.

Luego dijo con calma — Vamos, pasemos a la biblioteca del castillo, ahí podrán encontrar un lugar un poco más acordé para que puedas impartir la clase, espero que puedas educar mejor que yo a este par de malcriados, ¿Cuéntame cuánto tiempo te enviaron para ser el instructor de este par? —

El dió un gran suspiro.

Comenzaron a caminar.

Nosotros íbamos detrás de ellos dos como fieles súbditos.

Luego comenzó a hablar con cierto recelo en sus palabras — Me enviaron de manera indefinida, últimamente han ocurrido muchos percances en el Inframundo, así que me pidieron que estuviera aquí en el castillo para apoyar por si se presentaba algún otro percance como el que tuve anoche con un visitante no deseado — Por lo visto el cielo tenía mucho más que ocultar que lo que estaban enviando a decir.

Su manera de responder a las preguntas de mi padre solo me hacían sospechar.

Llegamos a la biblioteca, mi padre se despidió y se fue.

Yo me senté en uno de los sillones más amplios pero cercanos a la pizarra en dónde el comenzó a escribir en Hebreo y arameo.

No era de extrañarse, son los idiomas más comunes en el reino de los cielos.

Mi hermano dió un suspiro de fastidió.

Se le notaba que lo último que deseaba. Era obedecer lo que nos había pedido nuestro padre que hiciéramos por el día de hoy.

Mi hermano le pregunto fastidiado — ¿Enserio debo quedarme aquí y ver esta clase?, ¿No puedo faltar por hoy? — Mi hermano casi que le hace ojitos de gato desvalido.

Él le respondió a mi hermano — No, no debes quedarte si no quieres, pero uno de los dos debe ver mi clase o ambos serán castigados por causa de inasistencia —

Continuó en su pizarra como si nada.

Mi hermano comenzó a caminar hacia la salida y luego grito — Lo siento hermanita, pero creo que hoy te tocará sacrificarte por el bienestar de ambos — Salió disparado como una bala por la puerta.

Yo me quedé tranquila, pero este hombre no.

Enseguida me presionó contra el sofá.

Haciendo que se acortará la distancia entre nosotros.

Pregunto con malicia — ¿Cómo puedes soportar el dolor del veneno que está en tu brazo?, las veces que he disparado esas flechas, mi enemigo solo dura con vida 10 minutos, pero tú ya llevas horas viva — Me tomo del cuello para hacer que lo mirará fijamente a los ojos.

Yo tenía miedo.

Haber, yo soy una niña comparada a él, los angeles tienen fuerza sobrenatural, tienen poderes o bueno dones que se les son concedidos por el cielo, son inmortales porque son seres de luz y pueden ver el futuro y el pasado.

Cuando menos imaginé, había comenzado a disfrutar de su mano en mi cuello.

Su agarre se había vuelto suave, podría decirse que hasta cierto punto cariñoso.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo