Anthony presionó el móvil contra su frente, examinando todo lo ocurrido durante esas horas. Un sólo pensamiento surgió, ese malnacido era más listo de lo que imaginaban. —Hay más, señor— dijo Striker en la llamada siguiente. —Hay un cuerpo que fue identificado como Mateo Crown. Anthony sintió una hoguera en su pecho, una llama que se movió entre sus venas, más ardiente que la lava, más sofocante que el sol en su cenit. Era una furia en ascenso, un incendio devorando todo rastro de razón en su interior. Su respiración se volvió pesada, como si cada bocanada de aire avivara aún más las llamas que lo consumían. Sus dedos se crisparon, bajando el teléfono, aferrándose a la última bocanada de oxígeno, cómo si fuera la única cosa que podía contener el torbellino de emociones que lo atravesaba. Pero no había contención posible. —¿Llevamos el cuerpo hacia usted o viene usted a reconocerlo?— cuestionó con pesar. —Ninguna de las dos opciones— pasó saliva—. Ese cuerpo no es de Mateo. St
Los indicios eran claros, la muerte de Valente Bohemond era un hecho para muchos; todos los socios del clan portugués habían recibido la noticia, lo que obligó a convocar reuniones de emergencia para discutir un reemplazo inmediato, antes de que el caos se desatara por completo. Los esclavos, tanto nuevos como antiguos, se encontraban una vez más en el ojo del huracán, siendo atacados sin piedad. En otro frente, Anthony disponía de escasos minutos para intercambiar palabras con Génesis, su esposa y aliada en medio de aquella tormenta. Ella comprendía, sin necesidad de explicaciones excesivas, la determinación de buscar a Mateo en cada rincón de Europa si fuera preciso. La primera semana había transcurrido, y aunque la recuperación de los heridos avanzaba a un ritmo más lento de lo deseado, las estadísticas frías parecían ignorarlos. No habría más muertos entre ellos. Harper, se aferraba a la vida con una fuerza admirable, desafiando todas las probabilidades. Cada latido de su corazó
—Wild necesita analgésicos y antibióticos— destacó la mujer cruzando los brazos. Cuando se detuvo frente a su hijo, lo hizo sin apuro, con la precisión de quien no necesita apresurarse para imponer su presencia. Sus dedos, largos y esbeltos, tamborilearon apenas contra su codo, un tic minúsculo que delataba su falta de tolerancia hacia lo obvio. —Ahora vas a negarle eso a tu tío— añadió con un tono helado, casi desinteresado. —En ocasiones demostrarles un poco de compasión te hace ganar su lealtad. Valente apenas alzó la mirada, pero la sonrisa que le dedicó no tenía nada de afecto. —¿Cátedras de humanidad, mamá?— murmuró, ladeando ligeramente la cabeza—. Ahora los premios cambiaron de atención a medicamentos. Gran transformación. Zorina reparó su pierna. —No funciona conmigo. Optemos por ser auténticos, porque detesto la falsedad— fue directo. —Además, voy a suponer que no olvidas el lugar de cada quién. Presionó la muleta, sin dejar el semblante de su madre. —Sabes qué no
Con los días transcurriendo tan velozmente, Franzua pudo abrir los ojos, aunque su mirada estaba puesta en la puerta, esperando que lo último que vio al perder el conocimiento fuese mentira. Sin embargo, Ken no iba a regresar. No lo haría, aún cuándo más lo necesitara. Lo había perdido. No volvería cómo otras veces lo hizo. Aunque agradecía para siempre haberla salvado a ella. A la mujer que se metió hasta sus huesos. Fannie en otra habitación intentaba hablar para preguntar por sus amigos, por él, pero su voz fallaba. Cada intento era un susurro áspero, entrecortado, como si su garganta se negara a obedecerla. El disparo en la nuca no la mató, pero el daño estaba hecho. La bala no había atravesado su médula espinal, pero el impacto y la presión afectaron los nervios cercanos a sus cuerdas vocales. Los médicos habían dicho que si no se sometía a tratamiento, el daño podría volverse irreversible, robándole para siempre la voz. —¿Cuál es el diagnóstico? ¿Se puede usar la cura en el
—Demos inicio a todo. Que ese clan no tenga idea de dónde salen tantos golpes— ordenó Valente desde su silla. Mateo Crown estaba con la cabeza abajo, dejando saber su poco conocimiento sobre su entorno. —Interviene sus líneas. Qué cada uno de los peones hagan su tarea. —¿No crees que es muy pronto?— Zorina reparó el aspecto del prisionero. —Justo por eso lo haré ahora— retiró la primera capa de la cáscara de la mandarina en su mano, volvió su mirada hacia su hermana que se adelantara. —No tuviste a un inútil en tus entrañas, mamá. Se puso de pie y le pidió seguirlo. Podía estar inconsciente, pero el cerebro le seguía funcionando. —¿Has escuchado sobre la teoría de que en el mundo tenemos a 7 gemelos?— Zorina alzó una ceja, caminando detrás suyo. —No tuve gemelos y tu buscas a quién se vea idéntico a tí— bufó. —¿Te faltaron hermanos?—Tal vez— le ofreció algunos gajos de fruta. —Uno tú y uno yo, ¿te parece?—Tengo ideas más creativas con él— escuchó el cerrojo ser colocado en la
Cada uno de los médicos se enfocó en acelerar el proceso, atendiendo cada uno de los mandatos del médico a cargo. Debían asegurarse de que no habría consecuencias graves tras su despertar, especialmente considerando la gravedad de sus heridas.Los monitores registraban cada latido, cada cambio en su respiración, mientras el equipo revisaba meticulosamente su estado. El bazo había sido uno de los órganos comprometidos tras la lesión, y aunque habían logrado estabilizarlo en la cirugía, aún existía el riesgo de hemorragias internas o insuficiencia orgánica.Aunque a medida que fueron descartando cada una de ellas, Harper sólo pensaba en que Krysia hubiese recibido lo que Ken debía llevar. Necesitaba saber que sí. Rogaba porque hayan hecho todo, tal cual de planificó. Winifred, aún con el poco tiempo que tenía de verla de esa manera sabía leer ese tipo de miradas. Situación, que la tenía preocupada, porque si haber sepultado a la persona que la hacía reír aún con chistes amargos o sin g
Anthony se dedicó a la búsqueda por su cuenta, de una manera más centrada en la información que había pedido. —Realmente hay pocos lugares en los que se puede decir que los Bohemond no estén presentes, aún cuándo se trata de algo mínimo, como una casa, una empresa, hasta dominar una zona completa de edificios— Hermes leía el mapa que había logrado armar con todas las posesiones de los Bohemond. —Portugal es solo el inicio. Heredó territorio Croata por parte de su madre. Quién, en su cargo como única esposa con hijos de Lorcan, ayudó a su esposo a coleccionar una vasta cantidad de inversiones. Mateo dijo, cuándo decidió casarse, que eliminar a los Bohemond era una misión difícil. —Si es un lugar en donde no hay nada que les pertenezca, el norte es donde podemos empezar— indicó Anthony, pues estaba al tanto de que las uniones de clanes en esos países eran una total fuerza impenetrable para muchos. —Dile a todos que detengan las operaciones. El clan cayó. La simple y sencilla o
—Hace mucho frío— musitó Harper con el tiritar de su cuerpo siendo incontrolable. Winifred masajeó sus brazos tratando de darle alivio, pero no aminoraba. Parecía tener fiebre, aunque no era así. Su cuerpo temblaba, mientras no entendía de dónde surgía tal cosa, pues la temperatura había sido ajustada. Sus ojos estaban entreabiertos, aunque su mente tenía el rostro de una sola persona en ese instante. Siendo correspondida de la misma manera por dicho sujeto. Ya que, aún cuándo Mateo no encontraba la manera de salir del sitio en donde se hallaba, rendirse no estaba en su vocabulario. Las olas violentas del mar lo tenían con las manos moviéndose inestables, sus zapatos no le servirían de mucho, pues lo que debía tener la habilidad necesaria para escapar de la red que se había formado. Un helicóptero rondaba por esa zona, algunas embarcaciones pequeñas se movían también y él, con heridas en todo el cuerpo, se mantenía en su determinación de salir de ese lugar. Nadó aún con sus fuerza