Las palabras de Hannah hacen que millones de cuchillos se claven en mi pecho al mismo tiempo… es como si un huracán viniera y arrasara con lo poco que queda de mi alma y mis esperanzas. —¿A dónde se fue? —pregunto con temor a la respuesta. —No lo sé —responde Hannah—. Verificamos con Choi que hacen falta cosas suyas en el apartamento, y estoy casi segura de que se fue para Corea, pero su celular está apagado; Rachel y yo lo hemos llamado desde distintas líneas y nos envía siempre al buzón. —No puede ser… —musito sintiendo que estoy a punto de desmayarme—. Tiene que haber alguna manera de contactarlo, tiene que haberla. —Abril, tranquilízate, encontraremos una forma de saber dónde está, pero tú mantén la calma —dice Rachel. Me llevo las manos a la cara incapaz de aceptar lo que me dicen. Alexander no pudo haberse ido del país… Debe estar muy dolido para haber hecho algo así y ni siquiera puedo comunicarme con él para explicarle lo que pasó, entonces solamente se me ocurre una cosa
Nos levantamos del suelo y nos sacudimos la ropa luego de unos segundos en silencio; Christopher se dispone a revisar los cajones del escritorio mientras yo miro a través de la ventana que da al amplio jardín delantero, y veo que el director se sube a su auto y se aleja de la casa. Tengo los pelos de punta, pero esta es una misión que tenemos que llevar a cabo, aunque me cueste la voz; ese señor no se puede salir con la suya y necesito ver la grabación completa, ahí puede estar la prueba de mi inocencia… Mi mejor amigo rebusca en todas partes como el detective profesional que es, inspeccionando hasta el último rincón de cada cajón del enorme escritorio, hasta que: —¡Bingo! Una sonrisa se forma en mi rostro al ver que sostiene la cámara en sus manos, y lo abrazo con fuerza, agradecida. —¡Te amo! —Lo beso en la mejilla—. ¡Eres el mejor detective que conozco! —Afirmo, poniendo unos cuantos besos más en la áspera piel de su rostro—. ¡Auch!, tu barba de dos días sí que chuza. —Perdon
Todos vuelven a mirarme sorprendidos; es algo que no se esperaban. Tal vez creían que mi interés por ser psicóloga era demasiado importante para mí, y en verdad lo es, pero no quiero seguir estudiando en un instituto donde el director me odia, y seguramente se burlará de mí cada vez que me vea, por haber alejado a su hijo de mi lado.—¡¿Qué carajos has dicho?! —cuestiona Rachel, enfurecida.—Tal vez deberías pensarlo mejor, Abril —objeta Hannah.—Preciosa, las chicas tienen razón, ¿no crees que es una decisión un tanto precipitada?, ya casi completas el primer semestre de estudios, además es el mejor instituto de la ciudad.—Lo sé, en cualquier caso sería una estupidez, pero no en el mío, un día le dije a Alex que si su padre nos iba a hacer la vida imposible podríamos trasladarnos a otro instituto; hay muchos más en la ciudad que son muy buenos y no tienen un hombre malvado como director… Yo no quiero seguir cerca de ese señor y mucho menos obedeciendo sus reglas, si estudio en el in
Es Cristóbal, y espero que él no haya notado que esperaba ver a otra persona…—Hola, ¿cómo estás?, no te he visto estos días en el instituto y quería saber si todo anda bien.Suspiro con tristeza.—No, Cristóbal, no todo anda bien, de hecho, creo que todo está mal.—¿Por qué?, si quieres puedes contarme, soy tu amigo.—Está bien, vamos adentro.Sirvo café mientras él se acomoda en el sofá de la sala y vuelvo, sentándome a su lado:—Tuve un problema con Alexander y ahora él no está conmigo.—Con razón, él tampoco ha asistido a las clases.—No sé por dónde empezar…—Entonces empieza por el principio.Hago una pequeña pausa tratando de encontrar el comienzo de todo, y luego le relato los hechos a detalle.—Y eso fue lo que pasó, ahora él se fue del país y no sé dónde está.—¡Carajo! Es una situación realmente horrorosa y difícil, ¿has vuelto a intentar llamarlo?—Sí, mil veces, pero parece que cambió su número, nadie lo ha podido contactar hasta el momento.—Tiene que haber alguna manera
Alexander Ya perdí la cuenta de los días y no sé cuanto tiempo ha pasado desde que me mudé a Corea del sur nuevamente; uno o dos, supongo. Hoy es un día más sin ella, pero todavía no consigo sacarla de mi mente. El tiempo parece no ayudar en absoluto, y en las noches me cuesta más trabajo ignorar su recuerdo, porque sueño con ella siempre, y en mis sueños sigue siendo la misma chica inocente y tierna que conocí. La única felicidad presente en mi vida llega mientras duermo, pero cuando despierto, es como si volviera a morir todos los días porque vuelvo a la realidad. No sé nada de ella y no hay un día, una noche, un minuto, un segundo que no piense qué estará haciendo, ¿seguirá estudiando?, ¿seguirá cantando?, ¿qué habrá sido del señor Clock?, de nuestro perrito… Tal vez ya me olvidó… Quizás esté sonriendo justo en este momento… Es probable que ahora esté con ese chico y espero que sea feliz; ojalá él sepa quererla al menos un poco de lo que yo la quiero, y mi recuerdo no inter
La vida es demasiado dura y difícil; a veces, cuando estamos viviendo una etapa hermosa, nunca pensamos que en cualquier momento esa felicidad se puede acabar, pero así es mejor, los momentos alegres tienen que vivirse sin preocupaciones y sin pensar en el futuro para que se puedan disfrutar realmente. Yo disfruté mucho cada instante que pasé junto a él y sé que nunca podría volver a ser tan feliz… Es hora de aterrizar en este planeta y vivir la realidad.Al final, después de tanto pensármelo, decidí seguir estudiando en el instituto, al menos hasta que termine el semestre, y aunque me ha costado tener que ir a clases estos dos meses, lo he hecho poniéndole todo el empeño al estudio. Rachel ha estado conmigo, tratando de animarme para que olvide que Alex no está, al menos durante las clases; ella es mi mejor amiga y no quiere que deje el instituto, pero ya casi acaba el semestre y estoy convencida de que no quiero seguir ahí.👋ᕙ(`▿´)ᕗMe despierto un lunes con el sonido del despertad
Al principio solo escucho silencio, hasta que segundos después una voz responde en inglés, pero esta voz no es la de Alex:—Diga.—¿Con quién hablo?—Señorita, soy el DJ del bar, la persona con la que supongo quiere hablar me dio este teléfono.—¡Devuélvaselo, por favor, necesito hablar urgentemente con él!—Me temo que ya se fue.—¡Búsquelo se lo suplico, corra tras él!La desesperación en mi voz hace que el hombre corra a hacer lo que le pido, porque escucho sus pasos rápidos y ruidos sordos, pero luego de unos minutos vuelve a la línea con malas noticias:—Lo siento, señorita, el joven se marchó, ya no lo veo por ninguna parte, en la calle tampoco.—Disculpe, ¿dónde se encuentra?—En un bar de Seúl, en Corea del sur.—¿Cómo se llama ese lugar?—“Boogie Woogie”Busco rápidamente donde anotar.—Disculpa, ¿puedo pedirte otro favor?—Sí, claro.—Guarda este número, me estaré comunicando contigo, por favor, necesito tu ayuda.—No se preocupe, puede llamar cuando quiera.—¿Tu nombre?—Ju
AlexanderEn cuanto salgo del bar, paro un taxi y le doy la dirección de mi apartamento, que por alguna razón aún no he olvidado. Me siento tan mareado que todavía no capto bien lo que hice…«¡Carajo, Alexander!, debo estar completamente loco para haber hecho algo así.»La verdad es que sí, estoy loco, completamente loco de amor por ella… y aunque me engañó, yo sigo viéndola como la mejor chica del mundo; una que merece que le dedique canciones aun después de haberme fallado. Qué afortunado es Sebastián, ese mesero rubio de ojos verdes. Es un chico apuesto y además simpático; tengo que admitir que hasta hacen bonita pareja… Solamente espero que ese hombre con suerte la haga feliz como yo un día lo hice.Sé que fue feliz conmigo, no me cabe la menor duda, porque una sonrisa tan hermosa como la suya, solo la puede reflejar una mujer que es feliz, y ella me regaló varias… Quizás la razón de su engaño, fue porque se sintió confundida por los coqueteos de ese chico y se dejó llevar. Yo n