Lo miro a los ojos, como si en ellos pudiera encontrar una explicación a lo que acabo de escuchar, y aunque su mirada lo dice todo, opto por preguntárselo, aunque balbuceando:—¿Q-qué dijiste?Sus ojos brillan con un amor infinito mientras se pone de rodillas sin dejar de mirarme...—Pequeña, ¿quieres ser mi esposa?Las lágrimas se escapan de mis ojos antes de que pueda controlarlas y mis labios permanecen entre abiertos mientras tiemblan casi imperceptiblemente, impidiéndome esta vez darle una respuesta tan rápida como la primera; sin embargo, escarbo en lo profundo de mi ser, hasta sacar fuerzas para mover mis labios y responderle:—¡Sí!, ¡claro que quiero ser tu esposa! —doblo mis rodillas para estar a su nivel—. Me casaría contigo aquí y ahora mismo.Lo beso mientras sonríe y los dos nos ponemos de pie para aferrarnos al otro en un abrazo.—Te amo, mi pequeña niña preciosa. Esta vez no voy a olvidarte nunca jamás.Las lágrimas continúan saliendo de mis ojos mientras voy entendiend
Subimos a la habitación y entramos justo antes de que Lucía nos vea al salir de la suya.Todo está demasiado oscuro y camino con precaución, seguida de Alex; palpando las paredes, hasta que encuentro el interruptor y me doy cuenta de que no hay luz.¡Paf!—¡Aggg!Un golpe sordo seguido del gruñido de Alex me hace pegar un brinco.Me doy la vuelta y veo su sombra, saltando en un pie hasta la cama.—¿Qué pasó mi amor? —me apresuro hacia él y enciendo la linterna de mi celular.—¡Demonios!, —se lamenta sujetándose un pie—. ¡Cómo duele!Acerco la linterna para mirar y me sorprendo.Su dedo meñique está sangrando.Las luces se encienden de repente y me apresuro a ir por el botiquín.—Ven, voy a curarte —me arrodillo frente a él.—¡Duele horrible, pequeña!Estoy segura de que en verdad le está doliendo. Nunca lo había visto quejarse así y empiezo a preocuparme de que sea grave.—Deberíamos llamar a un médico, me preocupa que te hayas roto el hueso.—No necesito médicos, nena —lo miro ponien
Llegamos a la casa y lo primero que hago al entrar al cuarto es quitarme los tacones y pisar placenteramente el suelo frío.Me desnudo rápidamente y entro al baño para darme una ducha. Abro la llave de la regadera, metiendo mi mano bajo el agua para tantear la temperatura del agua.Doy un paso al interior, pero una mano me envuelve por el abdomen y me obliga a retroceder.Antes de que pueda protestar, Alexander me pega a su cuerpo y se inclina a mi oído:—¿A dónde vas sin mí?, ¿no pensabas esperarme?—Amor, creí que tenías cosas que hacer —respondo en un susurro porque el acaloramiento ha aumentado.—Eres una chica independiente y me gusta, pero tendré que castigarte. —Sus labios se abren y la punta de su lengua acaricia mi cuello, dando besos lentos y salvajes que me obligan a cerrar los ojos.—Castígame.Sus labios recorren mi pabellón auricular derecho, dando suaves y delicados besos alrededor.Sus manos comienzan a subir por mi abdomen hasta llegar a mis pechos y comienza a acaric
Alexander«¡Qué bello amanecer y qué preciosas vistas!»¿Para qué una cortina?, si tengo ese par de preciosas nalgas frente a mi cara, cubriéndome de los rayos del sol que entran por la ventana.No puedo evitar darle una nalgada y ella se estremece. Con sus ojos chiquitos me mira ofendida, pero sé que también le gustó cuando le guiño un ojo y me sonríe.—Amor, ¡me asustaste!—Es hora de irnos nena.Un puchero se forma en su carita y la beso para consolarla.Parece que mis labios tienen el poder de revivirla, porque enseguida se levanta para meterse al baño; caminando por la habitación completamente desnuda. Mi amiguito no pide permiso para levantarse cuando mis ojos la recorren de arriba a abajo; sin embargo, debo guardarme las ganas de un mañanero y la espero paciente para poder darme una ducha de agua fría.Estoy extrañando como nunca a Shiro, Panqueque y el señor Clock; es como si no los hubiera visto en meses, aunque meses si han pasado varios desde que perdí la memoria.✍(◔◡◔)La
AlexanderAbril es la primera en asomarse por la puerta del cuarto justo cuando me levanto del sillón, y todos empiezan a salir de la habitación en fila india cubriéndose la nariz.—¡Amor! —me llama ella—. Te dejaron un regalito, ven a verlo.Me asomo a la habitación y me encuentro con un reguero de mierda de pollo en el suelo, cerca de la cama.—¡Mierda, qué asco! —me cubro la nariz haciendo una mueca como los demás—. Le falta educación.—Intenta educar a un gallo a ver si puedes, además no olvides que también es tu hijo.—Ahora entiendo por qué tu vecino se lo quería comer.Abril me enseña el dedo medio y enseguida la levanto y la tiro sobre la cama. Esquivando los parches de mierda en el camino, me apresuro a la puerta y la cierro detrás de mí, dejándola encerrada en el cuarto.—¡Eres un tramposo, ábreme la puerta! —vocea golpeando la madera con los puños.Me río y camino hacia el patio con la intención de buscar algo para limpiar el desastre que hizo el emplumado, cuando me topo
Estamos todos reunidos en el patio principal del instituto, esperando que el director más sexy dé un anuncio importante, para el cual convocó a todos y cada uno de los alumnos y maestros de la institución.—¿Qué se le ocurrió a Allen esta vez, Abril? —pregunta Cristóbal Colón, que se encuentra a mi izquierda. —No lo sé —respondo—. Ni me preguntes, no tengo la menor idea.—Tú debes saber, solo que no quieres decirme, porque eres una odiosa —objeta empujando mi hombro con el suyo—. Va a elegirme como el nuevo director, ¿verdad?—Ja, ja, ja, —me río devolviéndole el empujón—. No seas iluso.—Ustedes tienen que adelantarse de sus estudios; podrían dejarme a mí como director y Hannah puede ser mi administradora —agrega con una de sus sonrisas coquetas en el rostro.—Sigue soñando… Mejor cállate y ponle atención a Alex.—¡Pero si ni siquiera está hablando!—Pues entonces admíralo mientras tanto.—No sé qué le ven ustedes las mujeres a los hombres como él —comenta en forma de broma ajustánd
Nos acomodamos la ropa rápidamente y pronto estamos en el piso indicado.Alex toca la puerta y una voz femenina nos pide que pasemos desde el interior.Es una mujer de unos treinta años que está sentada en una enorme y larga mesa de madera brillante.—Señor Allen, señorita Abril, pensé que no vendrían —nos saluda con una sonrisa que poco puede disimular su molestia por nuestra impuntualidad.Voy a abrir la boca para explicarle el motivo de nuestra tardanza, pero Alex se me adelanta:—Buenos días, Amanda, disculpa que lleguemos a esta hora, pero nos quedamos encerrados en el ascensor por casi media hora.La mujer abre los ojos como platos y nos escruta de pies a cabeza una y otra vez, percatándose por fin de nuestro estado deplorable; notoriamente ambos nos vemos bastante mal, con la cara sudorosa, la ropa arrugada y sucia y el cabello desordenado, sin mencionar la expresión de recién follados que tenemos.«Espero que no se dé cuenta de esto último».— ¡Por Dios! ¿Cómo pasó? —Se levant
Es once de Abril, “el gran día”. Estoy en casa, acompañada de cinco hermosas mujeres que me ayudan a prepararme para mi matrimonio. Mi madre se encarga de unos pequeños retoques que necesita mi vestido, mientras que Eva y Samanta se entretienen con mi pelo, y Rachel, en compañía de Hannah, hacen una obra de arte en mi cara.Cuando terminan, me miro al espejo y contemplo el precioso maquillaje que hace lucir mi rostro natural y hermoso, junto con el peinado que va perfecto con mi personalidad. Optaron por dejar mi cabello suelto retocando mis ondas naturales con el encrespador; hicieron una media cola recogiendo un mechón de cada lado para unirlos justo debajo de la coronilla con un precioso moño blanco de rosas brillantes.Estoy tan feliz y emocionada con el resultado que quisiera lanzarme sobre ellas y llenarlas de besos y abrazos fuertes, pero me detienen adivinando mis pensamientos cuando advierten que podría arruinar su trabajo y ya no podrían presenciar la escena en la que Alex