Es un día más de clases sin él, y estoy sentada en mi sitio de siempre, mirando hacia la silla donde él solía sentarse, tratando de imaginarlo ahí, tan guapo como siempre, prestándole atención al maestro con su mirada seria, o la sonrisa que tenía cuando estaba conmigo, pero no…, él no está y quien sabe cuando voy a volver a verlo.Cristóbal se sienta en la silla de atrás todos los días y trata de animarme como siempre, con sus chistes malos, pero, lastimosamente, aún no me acostumbro a su ausencia en mi vida y me avergüenza admitir que lloro por las noches al no poder verlo. Decidí darle su propio espacio, pero siento que me estoy ahogando como si estuviera metida en un cubo, por no verlo.El maestro aún no empieza la clase y Cristóbal sigue haciéndome reír con las cosas que dice, pero de pronto comienzo a tener esa sensación de inquietud que es propia de cuando voy a verlo, y mis ojos se desvían cada dos segundos a la puerta, esperando que cruce el umbral. Mi pulso se acelera y mi r
AlexanderConduzco a mi apartamento luego de dejar a Abril en su casa, pensando en lo que pasó hoy y lo mucho que me avergoncé al tener que hacer lo que hice…El recuerdo de su cara asustada y sus mejillas sonrojadas por la vergüenza, me hace sonreír como un idiota. Su cara es tan bonita, su piel tan suave, y ni hablar de su trasero…; tiene glúteos redondos y bonitos, se nota que le han costado bastante trabajo en el gimnasio.Me sentí como un maldito afortunado, teniéndola ahí tan indefensa, dejándose curar la herida por mis manos, que no paraban de temblar mientras hacía mi trabajo.Si ella supiera todos los sentimientos y emociones que me provocó… Sé que no debo pensar de esa manera, pero me puso como ninguna otra… Por fortuna no se dio cuenta; sin embargo, alcancé a notar que el rubor en sus mejillas no era por el clima, y cuando estuvimos el uno frente al otro, tuve tantas ganas de besar esos labios…«Si supiera que cargué sus bragas en mi bolsillo todo el tiempo…»—¡Mierda!Me a
Despertar y no verlo en mi cama duele mucho más ahora que antes… Es un absoluto martirio lo que estoy viviendo ahora que no lo tengo y sueño que él está conmigo, pero no estoy dispuesta a soportarlo más… él tiene que ser mío de nuevo. A partir de hoy empieza de nuevo mi misión de conquista, en la que él ni siquiera va a darse cuenta de mis intenciones. Conozco a Alexander lo suficiente como para saber qué fue lo que lo enamoró de mí antes y esta vez no será diferente. Él va a ser mi esposo, cueste lo que me cueste…Me levanto de la cama decidida a cumplir mi objetivo; obviamente no me tomará un solo día hacer que me ame de nuevo, pero tengo tiempo suficiente para conseguirlo. El golpe que me di ayer en el culo fue lo mejor que pudo haberme pasado, porque él actuó como lo suponía siendo mi enfermero. Alexander es todo un héroe que está dispuesto a salvar chicas en aprietos, así que usaré eso como una ventaja para acercarme a él, o más bien para que él se acerque a mí; lo atraeré com
—Bien, tratemos la herida —dice Alex en cuanto nos quedamos solos.—En mi mochila hay alcohol y algodón, creo que traje un parchecito también.Me recuesto en el sofá sobre mi costado derecho, mientras él rebusca en mi mochila.—Sube tu vestido, por favor.Asiento y empiezo a subir lentamente mi vestido, mientras lo miro a los ojos y voy elevando mi trasero al mismo tiempo.Alex se aclara la garganta desviando su mirada de mis ojos a mis nalgas, y levanta las cejas al ver que esta vez traigo una tanga.—Vaya… —sonríe tímido—. Ya no hay necesidad de apartar tu ropa interior.—No me gusta llevar calzones cuando hay clase de gimnasia.—¿Y no te incomoda ese tipo de ropa íntima? —pregunta mientras se desinfecta las manos con un poco de alcohol.—Al principio sí y tenía que quitármelas —respondo clavando mi mirada en sus ojos, y noto que sus mejillas se empiezan a poner coloradas—, pero luego me acostumbré.—¿Quitártelas? —Su mirada se desvía a algún otro sitio de la habitación y cuando vue
Cuelgo la llamada sin esperar explicaciones y salgo de mi casa inmediatamente.Llego al conjunto y subo los escalones deteniéndome frente al portón. El portero se levanta de su silla al verme y me abre la puerta con una sonrisa.—Señorita Abril, ¡qué alegría verla!—Hola, Gabriel, es mutuo, me da mucho gusto verte.—Hace tiempo que no venía, ¿qué la trae de nuevo por aquí?Ni siquiera sé qué responderle. Hannah me asustó tanto que no esperé que me explicara lo que sucedía.—Debo ver a Alexander, nos vemos luego, que tengas un lindo día.—Claro, señorita Abril, siga.Corro al ascensor y cuando marco el cuarto piso, respiro profundo tratando de calmar mis nervios. La lentitud con la que se mueve el aparato me produce ansiedad y zapateo, dando pisotones fuertes, como si eso pudiera acelerar el tiempo o el movimiento del aparato.En cuanto las puertas se abren en el piso indicado, salgo disparada hacia el apartamento de Alex y toco el timbre presionando el botón con insistencia.Hannah ap
AlexanderPensé que Abril no lo diría nunca y tendría que pasar toda la noche en vela sabiendo que ella está en mi cama ahora.—¿Estás segura? —le pregunto como un imbécil.—Sí, ven aquí —contesta para mi maldita fortuna.No la voy a cagar por tercera vez, así que me levanto inmediatamente del sillón para ir hacia ella.Cuando me acuesto a su lado en la cama, tengo una sonrisa de idiota y ella sonríe hermosa, como siempre.—Tengo que monitorear tu temperatura —dice tratando de justificar su anhelo por tenerme cerca.—¿Esa es la única razón?—No, en realidad tan solo es una excusa —confiesa dejándome mudo.La verdad no creí que pudiera ser tan directa y ahora me sorprendo.—¿Entonces cuál es la verdadera razón? —Estoy jugando con ella porque sé el verdadero motivo, pero me muero de ganas por oírlo de su boca.—Te amo.Dos simples palabras que ponen a latir mi corazón desenfrenadamente. Eso no me lo esperaba...Creí que en el mejor de los casos diría: "porque estoy enamorada de ti", per
Despertar y ver a Alex a mi lado es como un sueño, solo tengo que pellizcarme para volver a la realidad de que él no me recuerda...Se ve tan guapo ahí dormido. Es domingo y no tengo nada que hacer, pero también tengo claro como debo comportarme y no me conviene quedarme, necesito que me extrañe.Por otro lado, tengo que ir a ver a mis hijos; desde que sucedió lo del secuestro, la zozobra no me ha abandonado y no me gusta dejarlos solos por mucho tiempo.Me pongo la chaqueta encima de la pijama, tomo mi ropa mojada y salgo del apartamento.—Señorita Abril, buenos días, ¿cómo sigue el señor Alexander? —pregunta Gabriel deteniéndome en la portería.—Hola Gabriel, ya está bien, gracias por preocuparte.—Cómo no voy a preocuparme, señorita; el señor Alexander ha sido muy bueno conmigo, no sé si él se lo dijo, pero gracias a él tengo este trabajo.—No, no me lo había dicho.—Hace más de un año me echaron de la empresa en la que trabajaba como obrero y un día que estaba buscando trabajo me
Abro la puerta de una patada y después de entrar, la cierro de la misma forma poniéndole el seguro.La asiática horripilante que estaba sentada de espaldas, retocándose el maquillaje, da un respingo y se gira al escuchar el golpe.—¿Te sorprende verme, ¡coreana de mierda!? —Me cruzo de brazos apoyándome en la puerta, mientras la fulmino con la mirada.—¿Qué haces aquí y por qué me llamas así?, ¿no te enseñaron a respetar a tus mayores?—¿Y a ti no te enseñaron a mantener las piernas cerradas? —Abre los ojos como platos, mirándome con condena—. El jueguito se acabó, ¡deja de hacerte la inocente!—Ja, ja, ja —suelta su asquerosa risa—. Hasta que por fin te diste cuenta, niña ingenua.—¡Habla de una puta vez y di qué pretendes!—No me equivoqué contigo, ¿de verdad pensaste que te dejaría el camino libre con Alexander? ¡Qué tonta eres! —levanta una ceja con burla—. ¡Mírate!, ya habías empezado a confiar en mí como una estúpida.—¿Confiar en ti? —me río divertida—. Si dejé que estuvieras c