Desde el nacimiento de su hijo, las cosas habían cambiado bastante, él y su novia apenas y tenían tiempo de salir como pareja, la casa era un desastre y siempre estaban agotados. No se quejaba, amaba al pequeño León, solo le faltaba como organizar mejor su vida. Aquella noche miraba el techo, Magnolia dormía, León, en su cuna, solo él no lograba conciliar el sueño ¿Qué podía hacer? No estaba cumpliendo con la promesa de cuidar a los dos amores de su vida. Se levantó de la cama tras darle un beso en la frente a Lía, miró el reloj, apenas eran las dos de la mañana. –Mamá, ¿Qué hago? –Se sentó en el sofá y pasó las manos por su cara, estaba frustrado. –Ayúdame, ¿Cómo puedo demostrarle a Lía que la amo y que me importa mi familia? –Sintió los pasos de su novia acercarse, lucía adorable con la camisa de su pijama puesta cubriéndole apenas los muslos.
-William ¿Sucede algo? –Despeinada se ace
¡Pues en este momento yo iniciaré con un breve discurso! Me encanta terminar las cosas con una explosión de emociones y "El Trato" no será la excepción. ¡Bienvenidos sean todos al BANG más BANG que he hecho! Así que, tomen sus palomitas de maíz, denle play a la canción en la cajita multimedia que es de mis favoritas y denle al repetir cada que se acabe y sigan leyendo. ¡Disfruten de este GRAN FINAL! (Literalmente grande. ¡Más de 11.000 palabras!)
NOTA PREVIA: Les comparto un capítulo del segundo libro de esta novela. Está llevado dieciséis años después pues el protagonista es el hijo de William y Magnolia, León. ¡Disfruten! *** Tenía dieciséis años. Sería su primer día en el bachillerato, dos años hasta su graduación para entrar en la universidad. Repasó su vida mientras veía el techo de su desordenada habitación. Desde pequeño soñaba con ser como su padre, William. Él, junto a sus tíos por título, Xander, Paul y Trek, tenían una gran banda y tocaron en shows por todo el país y Europa. Le habían bajado el ritmo en cuanto llegaron más niños. Para su suerte, contaba con su mejor amigo, Hans. Él compartía el sueño, las ganas de volverse locos y gritar “¡ROCK N’ ROLL!”. Pero no era todo. Era delantero en el equipo de soccer de los Red Falcons, su pasión por ese deporte también lo compartía con Hans. Sabía que era guapo. En años anteriores s
"INDEPENDENCIA". Magnolia por fin estaba logrando sus sueños. Había dejado Italia para estudiar en un prestigioso conservatorio en la agitada Londres. Sus padres no querían que se alejase tanto de casa, y, sin embargo, no lograron hacer que ella se quedara. Solo le faltaban dos años para graduarse con una licenciatura en música y había tenido suerte de obtener una plaza en elRoyal College of Musicen Inglaterra. Viajó luego de discutir con su madre presionándola para que no fuera. Era su sueño. Debía desobedecer.El vuelo estuvo ligero, llegó al aeropuerto internacional y se dirigió al campus a terminar de tramitar su papeleo. Sus planes iban viento en popa. La vida era perfecta.Quedó impresionada con lo enorm
Lunes.Primer día de clases.Aula 113 – B. Teoría de la Música.Magnolia se dirigía al aula lo más temprano que podía. No quería perderse nada. Ella fue la primera en llegar, se sentó en una de las butacas y esperó pacientemente mientras leía los primeros capítulos del libro. Uno a uno sus compañeros fueron entrando al salón y tomando sus asientos. Se cubrió con su libro al ver entrar al castaño y escuchar la ola de suspiros provenientes del género femenino.-Música. –Dijo el profesor luego de poner sus cosas en orden sobre el escritorio. –Esto ha de ser un paseo por el campo para todos ustedes. Siet
Ella le había llamado "vago bueno para nada". –Malcriada. –Susurró. Aquello sí que no podía pasárselo. ¿Cuántas veces no había oído aquella misma frase de labios de su padre? Era una frase que le dolía grandemente. –Y ahora me obligan a trabajar con ella. –Miró el calendario en su teléfono. –Seis meses. Son solo veinticuatro clases que debo ver y sobrevivir. Menos, ya vimos tres clases. Veintiún lunes más. Tú puedes Liam."Vago bueno para nada".Aquella frase le daba una cachetada en la cara. Aún recordaba la primera vez que Matthew se la había dicho. Tenía dieciséis, era joven, también bastante tonto. Se había enamorado y la chica le había roto el c
Aquella tarde llegaron a una breve tregua. Lía se sentía en campamento enemigo mientras estuvo sentada en el sofá de Liam. Él era talentoso con la guitarra. Mientras lo oía tocar, su mente divagaba en las nuevas reglas que habían puesto para sobrevivir el uno al otro.Las reglas para Magnolia1)Magnolia acepta no interferir los horarios de ensayo de la banda de Liam. Específicamente los lunes a la una de la tarde, miércoles a las cuatro y jueves a las tres. Fuera de esos horarios, puede molestar con tarea.2)Magnolia acepta que Liam está rodeado de fanáticas por su éxito y dejará de decirle mujeriego.
Luego de que Lía se fuera, Liam cayó en cuenta de lo que había dicho. Comenzó a sentirse como un idiota. Necesitaba de Lía para aprobar el semestre. –Diablos. ¡Diablos! –Volvió a la fiesta mucho más enojado que antes, fue directamente hasta donde estaban sus amigos y recogió su guitarra.-Hey bro. ¿Qué tienes? –Xander fue el primero en levantarse del sofá donde estaba con una chica morena hablando un rato. –Liam.-Me voy a dormir, hoy tuve bastante. –Los integrantes de la banda notaron el enojo de su líder y rápidamente lo sacaron de la fiesta. –Chicos, basta.- ¿Qué te sucede? –Preguntó Paul arriesgándose.
-Puede que sea necesario un abogado y un notario. –Bromeó Liam. Lía solo permaneció seria y él dejó de reír. –No entiendo por qué eres tan difícil.-Ya hablaste, ya vete. Lárgate de mi piso, no tengo porque soportarte más tiempo del necesario. Nueva regla para nuestro acuerdo. Que nuestras reuniones no se extiendan más de dos horas.-Eres verdaderamente una mujer imposible.-Per favore. –El acento italiano se escapó de sus labios en un tono de enojo. –Agh, ya puedes irte, sigo enojada contigo.-¿Por lo de tu ex o porque no le vi importancia a negar lo que me pediste?-Ambas, en serio, ya lárgate.
Con las vacaciones en diciembre y las fiestas, King's Revenge era contratado bastante seguido. Lía acompañaba a Kat a veces a algunos conciertos donde ella pudiera ver a Paul. Se seguía matando la cabeza como podía pagar el semestre en la universidad, y, aunque ofreció sus servicios como cellista, esa no era la onda de la mayoría. –Vamos, pareces peculiarmente molesta hoy ¿Por qué? –Ni siquiera notó que tenía el ceño fruncido.-Nada, K. Solo estoy muy cansada. –Mintió sonriendo. Miró al escenario y allí estaban los cuatro muchachos, los gritos que siguieron a su entrada la aturdieron un poco.- ¡SIII! –Gritó Kat lanzándole un beso a Paul. – ¡TE AMO PAUL MARTÍN! –Lía