9. MÍRAME Y DIME QUE NO SIENTES LO MISMO...Temprano por la mañana, Sarah sale de carrera para el trabajo porque va tarde, se monta en su carro, pero este no le enciende.—¡Chatarra! —exclama pegando la frente al volante.—No lo llevaste al mecánico —le dice Marcos, asomándose a la ventana del piloto.Sarah se sobresalta, no se había percatado que su vecino había salido con Simón para lavar el carro.Lleva esponja y jabón para autos en las manos y se ve graciosamente sexy con pantalón deportivo y un sueter que deja ver sus pectorales y brazos no excesivamente trabajados. Simón está entretenido estirando la manguera.—Hola. No, lo olvidé.—Lo revisaré —Marcos abre el capó y sale un espeso humo negro. Mira a Sarah, hace una mueca y niega con la cabeza—. Esta vez, no creo que pueda ayudarte.—No te preocupes, tomaré un taxi —dice ella bajándose del auto y agarrando su bolso.—No, yo te llevaré.—No, tranquilo, no te preocupes.—Insisto, espérame —Marcos corre a la casa a buscar las llave
10. ...VOY A DISFRUTAR CUÁNTO SEA POSIBLE, EL TENERTE.Los labios de Marcos saborean los de Sarah en una danza excitante, sus manos se apoderan de su cintura atrayéndola con anhelo a él.Desliza su boca por la mandíbula de ella y le recorre el cuello, lamiendo a su paso con su lengua, provocándole corrientes de placer que se evidencian por los jadeos melódicos que salen de su boca.Sus manos inquietas le masajean el cuerpo, mientras las de Sarah, viajan por su pecho sintiendo la dureza de su tórax.Marcos la levanta del suelo y la baja encima de la lavadora que está archivada en el sótano y arranca su blusa dejando sus pechos desnudos.Se saborea antes de meterlos a su boca y los chupa sin contemplación haciéndola retorcer de placer.De un momento a otro, Sarah, no sabe dónde quedaron sus bragas pues se haya sin ellas, al igual que la ropa de él que quién sabe dónde estará.El camino de la boca del hombre baja por su ombligo y va dejando chupones en el camino, hasta posicionarse en su
11. ERES... SORPRENDENTE.Marcos regresa de trabajar temprano, entra a su casa y nota que no hay nadie. Deja sus cosas y va directo a donde Sarah.Sube el porche y escucha una música salir de la casa de Sarah. Se asoma con curiosidad por la ventana lateral de la casa de su vecina, y ve a su pequeño Simón bailar con Sarah.La cabeza de ambos se mueve de un lado al otro al compás de la música e imitan tocar la guitarra.Se arrodillan en el suelo con el imaginario instrumento cuando la cancion está por finalizar. Ríen al unísono y se sientan en el sofá.Marcos es consciente de que esa bella chica ha traído felicidad a sus corazones.Toca el timbre y lo reciben ese par de sonrisas que llenan su mundo.—Papá, mira la maqueta que hicimos yo y Sarah —le muestra Simón, apenas el hombre entra.—Sarah y tú, mi amor. Se menciona primero a la otra persona —le corrige Marcos—. Y déjame decirte que quedó increíble. ¡Qué gran trabajo hicieron, hijo!... —Le frota el cabello y mira a Sarah—. Sarah, mu
12. ...NO QUISIERA VERTE SUFRIR, MI NIÑA.Sarah aturdida, logra levantarse y camina a la cocina, toma agua, mas al tragar, siente que su garganta le impide el paso al líquido y con una arcada bota lo poco que logró pasarle.Una fuerte presión en el pecho la hace doblarse y siente que algo oprime su rostro. Alcanza a verse los brazos y nota el sarpullido que cubre su piel.También logra ver su reflejo en una de las ollas de la cocina y cae en cuenta de lo que le está pasando.«Pero si no he comido nada con maní» piensa.Trastabillando y con la respiración pesada, camina al perchero de su cuarto en donde están todos sus bolsos, buscando una autoinyección de epinefrina que carga en uno de ellos, pero con el aturdimiento no recuerda en cuál, así que, en medio de la angustia por no poder respirar bien, tira el soporte haciendo caer todos los bolsos al suelo y se tira también a buscar.Simón escucha el ruido y los jadeos de Sarah por el poco aire que llega a sus pulmones y camina a donde est
13. NO, ELLA MERECE SER EL ÚNICO PLATO...Marcos mientras es atendido en la droguería, memoriza la información de la receta.Detalladamente, verifica que esté todo. Le pide un par de cosas más al farmacéutico y las pastillas para Lina.De regreso, le deja las pastillas a Lina para el dolor de cabeza que ahora de verdad va a necesitar, pues al nuevamente fallarle su plan, la rabia ha hecho que su mentira se haga realidad.Acercándose a casa de Sarah, la escucha toser y acelera el paso. Entra encontrándose con ella inclinada, Simón a su lado sosteniendo su mano y la anciana vecina dándole palmadas en la espalda.—¿Se puso de nuevo mal? —pregunta el Oficial angustiado.Sarah niega sin poder hablar.—Efectos secundarios de la anafilaxia —le comenta la anciana—. ¿Trajiste el inhalador?—Sí —con premura busca entre la bolsa donde trae los medicamentos. Abre la caja del broncodilatador y se lo extiende a la señora.La anciana lo sacude por unos segundos y se lo pasa a Sarah para que se lo col
14. CON BESOS...—Señora Jardon, usted quizás no entendería mi situación, pero créame que no tengo intenciones de lastimar a Sarah.—Pues espero que...—¿Pasa algo? —Se asoma Sarah, con Simón al lado y la anciana calla.—Nada, Sarita, ya me voy. Armando debe estar esperándome para hacerle el desayuno, ese viejo perezoso quién sabe que hará cuando yo ya no esté... —dice la anciana bajando el porche para ir a su casa.—¡Gracias, señora Jardon!—Cuídate mucho, mi niña —le dice volteando a mirarla y mirando con severidad a Marcos.—¿Qué fue eso? —le pregunta Sarah. Marcos niega restándole importancia.—Nada, mi bonita. ¿Cómo te sientes?—Ya me siento muy bien, gracias.—Me alegra tanto... —El claxon del transporte escolar los interrumpe—. Vamos, súper oruguita.—Súper oruguita ¿eh? —se agacha Sarah a despedirse de Simón.—Sí, soy súper origuita, Sarah, así me dijo mi papá.—Me encanta, mi amor. Ahora toca ir a la escuela porque los superhéroes necesitan estudiar para ser súper inteligentes
15. ...MI AMOR!Después de dar por terminada nuevamente la llamada, Sarah abre el sobre con los documentos y resopla leyéndolos.Aquella noche intenta dormir, pero no puede, se siente inquieta; le gustaría llamar a su mamá para contarle y sentirse mejor, pero es muy tarde.Da vueltas de un lado a otro en la cama y se rinde después de un rato de no lograr conciliar el sueño.Invadida de ansiedad, se abriga y sale al patio a mirar el cielo para relajarse.—¿Estás poniendo a prueba tus pulmones? —la voz de Marcos la sorprende, él también está en el patio de su casa.—¿Qué haces ahí?—La pregunta más bien es, ¿tú qué haces afuera con tanto frío y unos pulmones delicados? —ambos se acercan al muro que divide los patios.—El aire puro no me hace daño.—Pero el frío sí.—Pues digamos que ya me siento mejor de eso y de verdad necesitaba el aire. Y tú, ¿qué haces afuera?—Me gusta el silencio de la noche.—Sí, realmente es agradable, aunque es mucho mejor cuando es verano; el cielo está estrel
16. PUEDE SER PELIGROSO, MARCOS.Marcos por cuestiones del trabajo llega tarde y va directo por Simón, pues es hora de que el pequeño duerma.Toca el timbre de Sarah y ve la puerta ser abierta.—Hola, boni... ¡Señora Jardon, ¿cómo está?!—Hola, señor Jones.Sarah que está detrás de la anciana, se cubre la boca para no soltar una carcajada por la expresión de sorpresa de Marcos.Él la mira con una sonrisa de boca cerrada y ojos achinados, negando con la cabeza.—Hola, vecino —Sarah se acerca a la puerta y lo saluda.—Hola, Sarah.—¡Hola, papá! —aparece también el pequeño, quien es levantado en brazos por su progenitor. Marcos le llena la cara de besos y Sarah los mira sonriendo ante tan tierna escena.La chica solo aparta la mirada de padre e hijo cuando la señora Jardon voltea a mirarla para despedirse.—Bueno, Sarita, hasta mañana.—Hasta mañana, señora Jardon, muchas gracias otra vez.—Con gusto, mi niña —la anciana mira a sus otros dos vecinos—. Buenas noches, Simón, buenas noches,