16. PUEDE SER PELIGROSO, MARCOS.Marcos por cuestiones del trabajo llega tarde y va directo por Simón, pues es hora de que el pequeño duerma.Toca el timbre de Sarah y ve la puerta ser abierta.—Hola, boni... ¡Señora Jardon, ¿cómo está?!—Hola, señor Jones.Sarah que está detrás de la anciana, se cubre la boca para no soltar una carcajada por la expresión de sorpresa de Marcos.Él la mira con una sonrisa de boca cerrada y ojos achinados, negando con la cabeza.—Hola, vecino —Sarah se acerca a la puerta y lo saluda.—Hola, Sarah.—¡Hola, papá! —aparece también el pequeño, quien es levantado en brazos por su progenitor. Marcos le llena la cara de besos y Sarah los mira sonriendo ante tan tierna escena.La chica solo aparta la mirada de padre e hijo cuando la señora Jardon voltea a mirarla para despedirse.—Bueno, Sarita, hasta mañana.—Hasta mañana, señora Jardon, muchas gracias otra vez.—Con gusto, mi niña —la anciana mira a sus otros dos vecinos—. Buenas noches, Simón, buenas noches,
17. TUYO. MARCOS.Sarah despierta al oír su alarma. Con los ojos pesados, quiere salir de la cama y vuelve a caer en ella.—Unos minutitos más —se comenta así misma.Mientras intenta despertar a su cerebro, comienza a recordar todo lo que hizo con Marcos.Sonríe al conectar sus neuronas, con su cuerpo felizmente agotado, se siente como si hubiera hecho ejercicios toda la noche. Todos sus músculos, especialmente los de sus piernas, duelen de una manera exquisita y siente su intimidad deliciosamente adolorida.Inhala el olor de la almohada donde Marcos estuvo y disfruta del particular olor masculino, mezclado con la colonia que él usa. «¡Humm!»Con pereza, se obliga a salir de la cama y al abrir la puerta siente el exquisito olor del café provenir de su casa.Va a la cocina y encuentra el café listo en la cafetera, con una nota sobre ella.FELIZ DÍA, BONITA.TUYO.MARCOS.—¿Mío? —Sarah sonríe con ironía.Se alista y se va a trabajar y mientras tiene oportunidad, descansa en alguna de las
18. QUIÉREME, NADA MÁS... Sarah se coloca los aretes que Marcos le llevó, antes de que el caballero, aparezca por la puerta del patio. «Son muy lindos, una muy buena imitación» Piensa, mirándose en el espejo. Marcos salta al patio de su vecina y la encuentra en la cocina, a punto de preparar chocolate caliente para los dos. Está completamente desnuda y con el cabello recogido en un moño alto que deja ver su regalo. —¡Hummm! —exclama Marcos con la boca hecha agua. —¿Qué tal se me ven? —le pregunta Sarah con voz seductora, mostrándole los pequeños y brillantes objetos en sus orejas. —Te lo diría, pero no logro concentrarme en ellos. Toda tú, los opaca. Sarah sonríe alagada y orgullosa de provocar esa reacción en él. —Haré chocolate para el frío, ¿gustas? Marcos niega con la cabeza acercándose a ella y asiéndose de su cintura, la levanta en el mesón de la cocina. —Yo me hago cargo del frío —agarra su cara entre sus manos y la besa. —¿De verdad no quieres chocolate? —le pregunta
19. ¿Y DE QUÉ SE ME ACUSA, OFICIAL? —¡Simón! —lo llama Sarah desde lejos levantando el brazo para hacerse ver. El pequeño reconociendo la voz, abre sus ojitos con emoción, gira buscándola y al ubicarla, corre hacia sus brazos. —¡Sarah! ¿Viniste a buscarme? —ella lo levanta en sus brazos. —Sí, mi oruguita. —Mira, Sarah, tengo los dientes más flojos —le muestra Simón sus dos dientes delanteros superiores que han ido aflojándose. —¡Wau! eso significa que te estás haciendo más grande y que pronto quedarás chimuelo... Marcos mirándolos, se pregunta en su interior qué le hace amar más a Sarah, ¿es lo que le hace sentir a él o es el amor con el que trata a su hijo? No se pudo contestar, porque es todo a la vez. —¡Señor Jones! —lo saluda la profesora de Simón y él se acerca a ella. —Maestra Suazo. —Qué feliz se ve Simón, ¿es su esposa? —No «ya quisiera». Ella es la persona especial de quien le hablé, la que ha iluminado la vida de mi hijo «y la mia». —¡Ah, ella es la famosa Sarah!
20. NADA DE TÍ ME DARÍA ASCO, BONITA.—Es mi período —le dice Sarah, queriendo que la tierra se la trague por la vergüenza.Marcos respira aliviado y se mete en la cama abrazándola.—¡Oh, mi amor! Pensé que había sido muy brusco y te había lastimado.—No, no lo has sido, todo ha sido fantástico. Pero, ¿no te da asco? —Ahora la preocupada es Sarah.—¡No!— Marcos mete una de sus piernas entre las de Sarah, la apriera más contra él y la besa en la frente—. En lo absoluto, nada de tí me daría asco, bonita.—¡Ay, Marcos! —exclama Sarah, enternecida con sus palabras—. Me da vergüenza contigo. No sabía que me vendría, tenía varios meses sin bajarme.—¿Vergüenza? ¡No! —la besa nuevamente en la frente—. Que nada te de vergüenza conmigo, mi amor —Sarah se acurruca en sus brazos, aliviada—. ¿Cómo que meses sin bajarte? ¿No debe ser mensual?—Debería ser así, pero soy bastante irregular con mi período.—¡Ah! ¿Y es normal?Sarah alza lo hombros.—Mi mamá era igual y por ello nunca he prestado atenc
21. ...TÚ, LE HAS DADO BRILLO A SIMÓN Y A MI VIDA...Un leve toque en la puerta de su cuarto, hace que Sarah se despierte. Está entre los brazos de Marcos y ve que el cuarto está iluminado por la luz del día.—Sarah —la voz de Simón la hace sacudirse del sueño.—Marcos —lo llama ella suavemente.—¿Ah? —pregunta adormecido, apretándola más a su cuerpo.—Cariño, es Simón. Está tocando la puerta —El hombre se frota la cara tratando de espantar el sueño y bosteza—. No hagas ruido. Iré a ver que quiere.Sarah se envuelve en un albornoz largo que cubre la sudadera de Marcos y sin abrir mucho la puerta sale del cuarto encontrándose de frente con Simón.—Buenos días, bonito.—Buenos días, Sarah.—¿Descansaste bien, mi oruguita?—Sí.—¿Quieres desayunar?—Sí, tengo hambre.—Yo también tengo hambre. Prepararé algo.—¿Sabes dónde está mi papá?—Ehhh, papá vendrá a desayunar con nosotros —le responde ella.—¿Puedo ver la tele?—Claro que sí, mi amor, ve.Sarah entra al cuarto y Marcos la mira desd
22. SOY TU COBARDE.A la mañana siguiente, Marcos despierta con Sarah en sus brazos, huele su cabello, la besa y la acomoda con cuidado para salir de la cama.Va a casa para alistar a Simón y recuerda nuevamente el registro.—¿Lina, tú tienes el registro de Simón? —le pregunta cuando se topa con la mujer recién levantada, saliendo del cuarto.—¿Yo? No, tú lo volviste a guardar en tu cuarto.—Estaba seguro que lo había vuelto a colocar debajo de la cama y no está.—¿Buscaste bien, querido?—Sí.—A veces, no vemos las cosas cuando las andamos buscando, ve y mira mejor.—Voy a revisar bien.Marcos levanta el colchón y busca entre los papeles que tiene debajo de la cama y se sorprende de encontrar el documento que la mañana anterior había buscado y no encontró.—¿Lo encontraste? —le pregunta Lina, recostada a la puerta.Confundido, mira a la mujer con el ceño fruncido, pero no tiene razones para pensar que Lina o alguien más lo haya colocado de nuevo ahí, ya que él deja siempre su cuarto b
23. ¡NO SÉ QUÉ MIE#%@ TIENES EN LA CABEZA...Esa noche, Sarah llega a su casa y entrando, encuentra a Marcos en el sofá esperándola con el formulario en las manos.—Hola, mi amor —lo saluda acercándose a él y lo besa.—Qué bonito suena eso en tus labios —él la sienta en su regazo y une nuevamente sus labios a ella—. ¿Qué tal el trabajo hoy?—Agotador. No tuve tiempo ni de cenar.—¡Oh, mi bonita! Te prepararé algo.—Te lo agradezco mucho, muero de hambre. Iré a bañándome para sacarme este olor a clínica, mientras tanto. Ya regreso.Sarah se baja de sus piernas y va al baño de su cuarto. Marcos va a la cocina y le prepara unos emparedados.La joven mujer se ducha con agua tibia y se siente más relajada.Queriendo sentirse sensual para Marcos, se coloca la sudadera vinotinto que ahora es de ella, va a la cocina y abraza por la espalda al hombre que está terminando de armar lo que prepara para ella.—De atún, qué rico, ¡gracias! —Se empina y lo besa en la mejilla.—Con gusto, mi amor.—¿Có